Sofía de la Garza estudió Derecho, aunque su verdadera vocación siempre estuvo en la cocina. “Nada que ver”, dice entre risas, recordando cómo su camino profesional tomó un giro inesperado. Desde pequeña disfrutaba cocinar y jugar a los restaurantes con sus amigas, sin imaginar que años después ese juego se convertiría en su proyecto de vida.
“Durante toda la carrera estuve haciendo cursos y diplomados de cocina”, cuenta. Aunque ejerció el Derecho por un tiempo, su pasión por la gastronomía y la nutrición terminó guiándola hacia otro destino. “Siempre supe que quería un restaurante, solo no sabía cuándo ni cómo”, admite.

Jasper; el nacimiento de un concepto
La idea de Jasper comenzó a tomar forma en 2019. Sofía se sentía atraída por el tema de la nutrición y por demostrar que comer saludable no tiene por qué ser aburrido.
“Quería que la gente entendiera que puedes comer saludable y que no esté castigado”, explica. En su casa empezó a experimentar con ingredientes, sustituyendo lácteos por cremas hechas con nueces de la India o usando aceite de aguacate.

Entre pruebas y errores, fue moldeando su propuesta: un restaurante de desayunos donde el sabor, la frescura y el bienestar se unen.
“Amo desayunar”, confiesa. “Por eso supe que Jasper debía ofrecer desayunos, pero también opciones más ligeras, como ensaladas. Poco a poco el concepto fue creciendo.”
Emprender con propósito y paciencia; el sendero de una emprendedora
Antes de lanzarse por completo, Sofía pensó en adquirir una franquicia. “Sentía que no tenía idea de lo que estaba haciendo”, recuerda. Pero un consejo de su padre la cambió todo: “Me dijo, ‘hazlo tú’. Y fue el empujón que necesitaba.”
Así nació Jasper, oficialmente el 23 de abril, y desde entonces ha crecido hasta convertirse en un punto de encuentro para los amantes de los desayunos y la comida balanceada.

Sin embargo, el camino no ha sido fácil. “Lo más difícil es vencer el miedo y tener paciencia. Un restaurante exige mucho. A veces te agobias porque no puedes abarcar todo”, dice.
Con el tiempo, descubrió que la constancia es tan importante como la pasión. “Cuando la gente ve que te entusiasma lo que haces, también lo siente. Si estás ahí, pendiente, el proyecto empieza a reflejar tu energía.”
El alma detrás de Jasper
Más allá del menú saludable y los ingredientes cuidadosamente seleccionados, Sofía buscó crear un espacio que transmitiera armonía. “El bienestar no solo viene de lo que comes, también del lugar en el que estás. Quería que Jasper fuera un espacio donde la gente se desconectara un ratito”, cuenta.
Esa calidez se refleja tanto en el ambiente como en la relación con los clientes. “Queremos que se sientan en casa, que nos vean como una pequeña familia. Tenemos muchos clientes constantes y eso me llena de orgullo.”
Incluso los detalles más pequeños, como una encuesta o un mensaje después del aniversario, significan mucho. “Recibir comentarios de que les encantó el lugar o las plantas… son cosas bobas, pero te hacen decir ‘yes’”, ríe.

Aprender a soltar para seguir creciendo
Sofía confiesa que una de las lecciones más valiosas ha sido aprender a delegar. “Al principio quería hacerlo todo. Pero soltar no significa que no te importe, sino que administras mejor tu tiempo.”
También ha aprendido a confiar en su propio criterio. “Antes era muy catastrófica: ‘¿y si no funciona?’, ‘¿y si tengo que cerrar?’”, recuerda. “Ahora confío más en mí y en el proyecto. Si confías y eres paciente, al final da resultado.”
Una comunidad, no solo un restaurante
Jasper se distingue por su ambiente cercano y su comunidad. “Nos vemos mucho tiempo, muchos días, así que el ambiente debe ser cómodo. Prefiero que me platiquen algo a que se queden callados y se vayan”, dice sobre su equipo.
Esa apertura también se extiende a los clientes. “Nos gusta preguntarles qué platillos les gustaría ver o cómo les fue con lo que probaron. Queremos que sepan que los escuchamos.”
Hoy, con dos años cumplidos y una nueva sucursal en Tapanco, Sofía celebra no solo el crecimiento de su restaurante, sino también su propia evolución. “Me doy cuenta de todo lo que he avanzado. Al principio no sabía muchas cosas, y ahora disfruto ver cómo todo va tomando forma.”

Pasión, propósito y constancia
Sofía reconoce que hay días difíciles, pero la pasión siempre la mantiene firme. “Si no haces lo que te gusta, no se puede. Ya hubiera tirado la toalla mil veces. Pero porque me gusta y confío en lo que hago, sigo aquí.”
Y mientras sigue comprando pinzas para la cocina o pensando en cómo conservar mejor la lechuga, Sofía sonríe. Jasper no es solo un restaurante: es su manera de compartir amor, armonía y sabor con cada plato.
