Irving Cepeda Ramos, mejor conocido como Lobo Grill, tiene 29 años, es saltillense y hasta hace poco se dedicaba a la venta de seguros. Pero algo dentro de él pedía fuego, humo y sazón.
“Siempre he sido muy inquieto”, confiesa. Después de casi una década explorando distintos giros de negocio, finalmente halló algo que no solo le apasiona, sino que también le permite mostrarse tal como es: la parrilla y el contenido digital.
Siempre ‘El Lobo’, el cosplay a la carne asada
Irving no es nuevo en las redes. En plena pandemia, alcanzó más de 1.4 millones de seguidores en TikTok con su personaje “Lobo Negro“, un tipo de cosplay militar. Sin embargo, ese éxito vino acompañado de una sensación de desconexión.
“Era un personaje, no era yo”, recuerda. Cerró esa cuenta y se enfocó en algo más auténtico. El 7 de enero de este año, subió su primer video como Lobo Grill, desde un rincón que él mismo construyó: La Cueva del Lobo. Hoy ya supera los 126 mil seguidores en TikTok y más de 22 mil en Instagram.
La chispa que encendió todo
Desde los 15 años, Irving prefería la carne asada con amigos antes que las fiestas de 15 años. En su familia, la tradición del carbón siempre estuvo presente: tíos, primos y su hermano mayor compartían el gusto por el fuego y los sabores ahumados.
“A mí me gustaba el olor, ver cómo lo hacían, aunque no me metía al asador”, dice. Pero la semilla ya estaba sembrada.
La chispa definitiva llegó tras el nacimiento de su hijo. “Sabía que ya no iba a salir como antes. Quería un espacio propio, y lo construí desde los cimientos.”
Ahí, con un amigo y muchas ideas, surgió la posibilidad de grabar recetas. El amigo decidió no aparecer en cámara, pero Irving continuó. Su primer video alcanzó 70 mil vistas. El segundo también funcionó.
“Dije, pues de más sí que le damos”, cuenta entre risas.
Más que fuego, familia
Aunque no tenía experiencia previa en recetas elaboradas, Irving se ha lanzado a experimentar. “Yo no hacía aderezos ni salsas molcajeteadas. Pero me considero alguien que aprende rápido”.
Su esposa, excelente cocinera, se encarga de los platillos en casa, mientras él domina la parrilla.
“Nunca había hecho ninguna receta. Pero aprendo rápido, y me gusta”. Desde grabar con el celular hasta editar los videos con ayuda de su esposa, cada paso ha sido casero, pero con corazón.
Detrás del personaje, está Irving, un hombre profundamente familiar. “Mi esposa y mi hijo son mi motor. Mis papás, mis hermanos, mi suegra, mi tía abuela… somos una red muy unida”, afirma.
Entre semana se da tiempo para comer con su familia, cenar con la suegra o invitar a primos a La Cueva. “Sí, me gusta la artisteada, pero también soy muy de casa, leal, familiar. Me interesa conservar eso”.
El fuego apenas comienza
Con humildad, fe y sazón, Irving ve con ilusión el camino que tiene por delante. “Sé que si esto no llega a funcionar, tengo otras visiones. Pero ahorita le tengo mucha fe. Y que sea lo que Dios quiera”.
Lo dice con los pies en la tierra, rodeado del cariño de su familia y el apoyo de una comunidad que crece cada día.
Lobo Grill no es solo un creador de contenido: es un hombre que encontró en la carne al asador su forma de compartir amor, sabor y autenticidad. Desde la cueva en Saltillo para el mundo, el fuego apenas comienza.
