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mayo 17, 2024

Familia Cárdenas Cantú: La pasión por el sabor

Seis décadas de trayectoria gastronómica, seis hermanos y un gran ejemplo de entrega, trabajo y perseverancia. Una vida llena de olores, sabores y anécdotas. Miles de clientes y un sinfín de platillos: esta es la historia de la familia Cárdenas Cantú

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Era una mañana soleada de domingo cuando los hermanos Juan Ramón, Eduardo y Braulio Cárdenas llegaron a La Casa de Arriba, acompañados de su madre, Lilia Amparo Cantú de Cárdenas. El propósito: contar la historia detrás del restaurante más emblemático de Saltillo, El Principal, y de su fundador, Braulio Cárdenas Cantú, quien pasó a mejor vida y dejó a sus hijos el amor por la cocina y el trabajo como herencia.

Lilia Amparo Cantú de Cárdenas, mejor conocida como doña Lilia, tiene 84 años y una memoria y lucidez impecables. Recordar su niñez la remonta a Ciénega de la Purísima, Nuevo León. “Mis papás eran gente de pueblo, sencillos pero estrictos. Nos enseñaron el respeto y el valor del trabajo”, recuerda.

La segunda de nueve hermanos, dice que aprendió a coser a los diez años, que bailaba con sus hermanos en el patio y que la radio siempre estaba prendida en la cocina de su casa. “Somos una familia muy alegre, hasta la fecha. Aunque estamos en diferentes lugares, nos mantenemos unidos, tenemos un chat de WhatsApp”, dice.

Narra que fue en una boda, en diciembre de 1946, cuando conoció al amor de su vida, Braulio Cárdenas Cantú, quien tenía 23 años en aquel entonces, y trabajaba en Estados Unidos. “Me lo trajo Santa Claus. Yo tenía 16 años cuando nos conocimos”, comenta.

La pareja se mantuvo muy unida desde aquel día. A pesar de la distancia que se interponía entre ellos, encontraron la manera de sobrellevarlo, y a principios de 1950, finalmente, se casaron en Ciénega, lugar en el que ambos nacieron.

EL ORIGEN

Doña Lilia comenta que durante los siguientes años ella vivió en Monterrey, mientras que don Braulio se mantenía yendo y viniendo de México a Estados Unidos. Sin embargo, se les presentó la oportunidad de asociarse con un primo suyo en un restaurante en Saltillo, y después de unos años la pareja decidió adquirir el comedor.

“En aquel entonces, el restaurante no era lo que es hoy. Yo ya tenía a dos de mis hijos, y entre mi esposo y yo concluimos que era mejor que yo me mudara aquí para estar cerca del proyecto”, expresa.

Comenta que el comienzo no fue sencillo pero la pareja supo manejarse e hicieron las cosas “como en Estados Unidos”: remodelaron los baños del lugar, comparon lozas nuevas y se pusieron a cocinar las recetas de sus familias, entre ellas, la fritada. “Esta ciudad fue la tierra prometida para nosotros; desde que llegamos nos la pasamos trabajando y ese trabajo nos abrió las puertas”, dice con orgullo.

DE SABOR Y FAMILIA

Mucho se habla sobre el origen del cabrito, y para doña Lilia el cabrito es del norte. Dice que comenzaron a hacer las recetas cotidianas de sus casas: el arroz, la fritada, las verduras, las tortillas y la salsa no podían faltar.

“Yo hacía platillos y tortillas de harina en mi casa. Comenzaba desde muy temprano, en la mañana, porque al mediodía pasaban por ellos. Asaba tomates, chile y ajo, y en un molcajete grande molía todo. Luego los meseros fueron aprendiendo a hacer nuestras recetas”, dice.

“Braulio, Lilia, Miriam, Juan Ramón, Patricia y Eduardo crecieron en la cocina. Recuerdo a Juan Ramón, todavía en el andador, pidiéndome un pedacito de cabrito. Tengo muy buenos hijos, desde chiquitos les enseñamos a involucrarse en el restaurante”, comenta.

EL SEGUNDO PRINCIPAL

Luego de 14 años dando servicio, El Principal del centro de Saltillo se había consolidado como uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Doña Lilia recuerda que fue su hijo Braulio quien les planteó a su padre la idea de crecer. Así, en 1988, la familia adquirió el terreno en el que se construyó El Mesón del Principal, en el bulevar Venustiano Carranza.

“Él estaba muy orgulloso de lo que habíamos logrado. Hace poco leí una columna de un renombrado periodista saltillense y me llenó de orgullo lo que escribió sobre mi esposo y sobre mí. Dijo: ‘Don Braulio y su señora’, y así nos recuerdo, como un equipo, y así será siempre”, platica.

“Tenemos empleados que trabajan con nosotros desde muy chicos y han crecido con el restaurante. Les agradecemos todos sus servicios, no hubiera sido posible ser lo que ahora somos sin el gran equipo de trabajo detrás de nuestros restaurantes”

PASIÓN POR LA COMIDA

Hace 37 años, Juan Ramón Cárdenas abrió su primer puesto de comida: Tacos el Chema. Hoy es el dueño de Don Artemio y Villa Ferré, uno de los grupos restauranteros más reconocidos e importantes de la región.

El ingeniero en industrias alimenticias y cuenta con un expertise de 30 años en el parea de banquetes y comenta con soltura que su familia hace cabrito desde que él tiene memoria. “Mi abuelo le enseñó a mi papá, mi papá a mí”, dice.

LA ANÉCDOTA 

Juan Ramón recuerda que cuando estaba en secundaria pasaba sus tardes en el restaurante. Un día su padre le comentó que iba a ir a tomarse una cerveza en una cantina llamada Mi Oficina, localizada a unas cuadras de El Principal.

“Recuerdo que llegó un proveedor con cabritos y mi papá no estaba. Corrí a avisarle y entré a la cantina. El cantinero acababa de sacar una botella con muchas hojitas dentro, y mi papá me dijo: ‘Es hojasen, hijo, es un remedio’.

Luego supe que es una hierba del desierto y sirve para calmar la cruda. Esa historia se me quedó en la cabeza. Luego, muchos años después, estaba con un biólogo buscando ingredientes en el desierto y la encontré, así que recordé aquella historia. Tomé algunas ramas y empecé a hacer infusiones para revivir ese momento. Hoy tenemos esta maravillosa bebida en Don Artemio”, asegura.

El cuarto de los seis hermanos recuerda a don Braulio como un gran maestro y un buen comerciante. Está casado con Beatriz Garza y es padre de Beatriz, Ana Sofía, Rodrigo, María Gabriela y Andrés Marcelo. Además, cuenta con Don Artemio Mexican Heritage, restaurante ubicado en Fort Worth, Texas, en donde Rodrigo es el chef principal.

“Es un honor para nosotros ser galardonados con este premio, representa una obligación con la ciudad y un compromiso de trabajo. Todo el sector restaurantero forma parte de la infraestructura de servicios que hace más competitivo a Saltillo, y eso se debe de decir fuerte”, menciona sobre el premio a la trayectoria Players’ Restaurant’s Choice.

Este artículo forma parte de la Revista PLAYERS of Life Saltillo. Consulta más contenidos de la edición impresa en la revista digital.

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