En medio de la incertidumbre de la pandemia en 2020, María López Benavides, de 25 años y egresada de Diseño de Interiores en la UDEM, decidió que su tiempo valía más que simplemente esperar.
“No tenía nada que hacer, quería sacarle provecho al tiempo y dije: ‘Voy a hacer dulces’“, recuerda María con una sonrisa.
Así nació Enchílate, un emprendimiento lleno de sabor, esfuerzo y pasión. Desde su casa en Saltillo, María comenzó a experimentar en su cocina con recetas de gomitas enchiladas, haciendo pruebas una y otra vez hasta perfeccionar el sabor que ahora conquista paladares.
“Siempre fui dulcera”: El amor por las gomitas de María López Benavides
Desde niña, María sintió un amor especial por los dulces. “Siempre he probado dulces, soy dulcera desde chiquita, me encantan las gomitas”, comparte.
Este amor genuino se convirtió en el motor de su emprendimiento. Con la aprobación de su familia —sus primeros catadores— decidió formalizar su pasión.
“Mi familia me decía: ‘Deberías de darle de probar a la gente.’ Y gracias a eso me animé.”
La chispa creativa: El nacimiento de Enchilate
¿El nombre? Surgió de manera tan natural como sus recetas. “Le pedí ayuda a mi familia y amigos, pero como quería sacarlo rápido, dije: ‘Enchilate‘… y así se quedó”, recuerda entre risas.
El impulso inicial fue tan grande que, en solo tres días, ya tenía su primer logo, empaques sencillos y su página de Instagram activa.
“Fuimos a comprar todo, mi hermana me ayudó con el branding, y en tres días ya estaba vendiendo”, cuenta.
Un salto de fe: De casa a todo México
Tras una pausa temporal por su tesis universitaria, María volvió con más fuerza. Formalizó el negocio con una página web y, más adelante, instaló su primera vending machine en Plaza Cocoa.
“Me tardé muchísimos meses en ponerla. Fue un gran reto, pero uno de los pasos más importantes”, reconoce.
Hoy, María ya realiza envíos nacionales, ha ampliado su equipo de trabajo y sueña con expandirse a otras ciudades de México con más máquinas expendedoras.
Dulces que cuentan su propia historia
Cada tipo de dulce en Enchílate tiene su propio proceso especial. “Cada dulce se hace diferente”, explica. “Algunos llevan más chamoy, otros menos, para que no estén ni muy jugosos ni muy secos. Así es como me gustan a mí.”
Actualmente, Enchilate ofrece nueve sabores diferentes más un mix, todos basados en gomitas —mexicanas y americanas—, y está por lanzar un nuevo sabor muy esperado por sus clientes.
Emprender sola: El mayor reto y la mejor lección
Iniciar un negocio sin experiencia previa fue una montaña rusa para María.
“No sabía ni usar Excel”, admite. “Mi papá me tuvo que dar una junta para enseñarme todo.”
Aunque ha contado con el apoyo de su familia y su pareja, María reconoce que emprender sola le enseñó valiosas lecciones.
“Los mayores retos me los he puesto yo sola, como lanzar nuevos sabores o instalar la vending machine”, comparte.
Ahora, trabaja con un equipo de marketing que la ayuda a llevar su marca al siguiente nivel. “Formalizar todo y rodearme de gente que me apoya ha sido clave”, asegura.
Más que dulces, una pasión que contagia
Para María, lo mejor de este viaje ha sido ver la respuesta de sus clientes. “Me encanta que la gente me diga: ‘Soy adicta a tus dulces.’ Eso me motiva a seguir creciendo”, afirma emocionada.
En retrospectiva, se siente orgullosa de haber apostado por su pasión. “Nunca pensé que iba a tener mi propio negocio, y menos de dulces enchilados. Pero aquí estoy, pensando en grande”, concluye.
Enchilate: El futuro pica sabroso
María no planea detenerse. Aunque prefiere mantener sus futuros planes discretos (“no me gusta decir todo porque luego se seba”, confiesa riendo), sí sueña con llevar Enchílate a más rincones de México.
“Pensar lejos ayuda a seguir creciendo”, afirma convencida.
Con su sabor auténtico, su energía imparable y su pasión por los dulces, no hay duda de que Enchilate seguirá conquistando corazones (¡y antojitos!) por todo el país.
