Su viaje empresarial comenzó con una semilla plantada por su padre en el rancho familiar, un simple acto que floreció en lo que hoy conocemos como Casa Trece Lunas.
A los 34 años, Eloisa Boardman Lopez es más que una abogada y sommelier; es una visionaria con una pasión ardiente por la calidad y la autenticidad.
Eloisa Boardman y el camino hacia Casa Trece Lunas
El nombre, evocador y místico, surge de las raíces de la producción: los olivos que fueron el punto de partida. “Trece Lunas” honra las 13 fases lunares que marcan el ciclo de vida de la aceituna, desde su gestación hasta la cosecha.
Con el tiempo, la tierra dio paso a viñedos, y la pasión de Eloisa por las artesanías agregó un toque de singularidad a su oferta, convirtiendo a Casa Trece Lunas en un destino integral para los amantes del buen vivir.
El camino al éxito no estuvo exento de desafíos. El mayor obstáculo, según Eloisa, fue encontrar un mercado dispuesto a valorar la excelencia del aceite de oliva local en un mundo saturado de opciones extranjeras.
Sin embargo, su determinación y enfoque la llevaron a superar este desafío y a establecer una base de clientes leales que aprecian la calidad por encima de todo.
La voz de la experiencia
Su consejo para otras mujeres emprendedoras es simple pero poderoso: rodearse de apoyo y persistir ante la adversidad.
Es un recordatorio de que, aunque las puertas puedan cerrarse, siempre hay nuevas oportunidades esperando ser descubiertas.
Para Eloisa, encontrar equilibrio entre lo personal y lo profesional es fundamental. La flexibilidad de administrar su tiempo le permite nutrir tanto su negocio como su vida personal, manteniendo armonía y bienestar en ambos aspectos.
Proceso de creación y futuro; como arte bien curado
Detrás de cada botella de aceite de oliva de Casa Trece Lunas hay un proceso meticuloso que garantiza calidad y pureza.
Desde la recolección de la aceituna hasta el embotellado, cada paso se ejecuta con precisión para preservar los matices naturales y la frescura del producto.
Y aunque no producen aceites orgánicos, Eloisa enfatiza la importancia de educar a los consumidores sobre la diferencia entre los aceites de oliva virgen extra y los refinados, asegurando que aquellos que eligen Casa Trece Lunas obtengan lo mejor de la naturaleza.
El futuro se vislumbra brillante para Casa Trece Lunas. Con la expansión de la producción de aceite de oliva y vino, y la incursión en nuevas plataformas de venta, Eloisa y su equipo están listos para conquistar nuevos horizontes sin perder de vista su compromiso con la calidad y la autenticidad que los define.
En un mundo donde la excelencia es escasa, Casa Trece Lunas brilla como un faro de calidad y pasión por lo auténtico.