El aroma a romero y lavanda invade al sentido del olfato desde el primer instante que entramos a las instalaciones de la empresa, desde ahí y durante todo el recorrido, el delicioso olor se hizo más notorio conforme nos adentramos al corazón de la producción de Made by Nature y Blooms & Blends, marcas dirigidas por María José Hernández Saro.
María José comenta que su oficina tiene la mejor vista. Desde su escritorio, se pueden observar a las químicas, todas mujeres, trabajando los aceites e infusiones resultas de primeras prensas y procesos de destilación por arrastre que garantizan la optimización de los ingredientes 100% naturales.
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La pasión de la emprendedora por el mundo cosmetológico proviene de una línea familiar de farmacéuticos y desarrolladores de productos para el cuidado y la salud corporal. “Mi abuelo era farmacéutico y mi mamá, Milagros Saro Boardman, es licenciada en química industrial y maestra en formulación de productos orgánicos, ella es la encargada del área de investigación y desarrollo”.
Siguiendo sus sueños y el antecedente familiar, María José se traslada a Austin para estudiar la licenciatura en cosmetología, posteriormente y luego de mucha meditación, se establece en Ciudad de México para realizar su segunda licenciatura, ahora en administración de empresas.
“En ese tiempo yo ya empezaba a desarrollar lo que fueron mis primeros productos, hacía agua de rosas y mascarillas, tenía clientas a las que les atendía problemas específicos, así fue que nació la idea global de lo que es hoy la empresa”.
La mancuerna perfecta
A su regreso a Ramos Arizpe, María José le expone la idea de negocio a su futura socia, su madre, quien decidió apoyarla en el área de desarrollo y quien es, desde entonces, su mano derecha en la realización de sus productos.
“Decidimos empezar a hacer productos que fueran naturales pero que tuvieran más durabilidad. En ese tiempo yo iba y venía cada tres meses de Ciudad de México y empezamos a hacer lotes grandes de exfoliantes, mascarillas, jabones y cremas de Natural Blend, la primera marca que comercializamos y de la cual nacieron las demás”.
La especialista en belleza comenta que incluso rechazó la oferta laboral de una financiera pues consideraba que por su lado tendría mejor proyección profesional. “Mi mamá tenía el ‘know how’ y yo todas las ganas de emprender, fue así que creamos Made by Nature Lab con cuatro clientes, entre los que estaba Natural Blends que después se transformó en lo que es actualmente Blooms & Blends”.
Planes en marcha
Después de dar el primer paso, las expertas en estética comenzaron a desarrollar productos enfocados en problemas específicos como el envejecimiento, el acné, la hidratación y más.
“Aquí fue donde se hizo un monstruo, comenzaron a salirnos clientes en Estados Unidos, en Querétaro, en Monterrey, que tenían pequeños negocios pero querían sus propias líneas de ‘skincare’ en volúmenes bajos, de menos de 20 mil piezas al mes”.
Por un lado, Made by Nature Lab desarrolla productos para submarcas y por el otro, Blooms & Blends Lab es la marca propia del laboratorio. Este modelo de negocio garantiza el continuo crecimiento y desarrollo de productos nuevos, como la de ‘skincare’, la línea para bebés y mamás, e incluso, suplementos alimenticios, productos orgánicos para la limpieza del hogar y otras líneas de artículos orgánicos que cuentan con la firma del laboratorio.
“Nos apasiona poder demostrar que la naturaleza tiene las respuestas a la mayoría de las condiciones de la piel que padecemos y por eso buscamos potencializar sus beneficios”.
De procesos y calidad
María José menciona lo importante que ha sido el cuidar los desarrollos del laboratorio, incluso, están certificados por la Organización Internacional de Normalización y cada lote es analizado por un ‘3rd party tested’, lo que comprueba y asegura la calidad en todos sus productos.
“Para nosotros, el proceso es lo principal, incluso, es 95% manual. Trabajamos con ingredientes naturales y cuidamos que estos no pierdan ningún nutriente en su elaboración”.
La necesidad de garantizar productos frescos y de alta calidad llevaron a las fundadoras a tomar la decisión de construir su propio invernadero en el cual se cultivan algunos de sus principales ingredientes.
“El reto ha sido educar al consumidor en lo natural, por ejemplo, las variaciones en colores en la fabricación, no es lo mismo la caléndula en verano que en el invierno, o el aceite de aguacate a veces llega fosforescente y otras veces muy claro. Ese es el reto, los clientes están acostumbrados a lo sintético”.
