Ash Ayala: Cuando la honestidad se convierte en refugio digital

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Lo que hoy es una comunidad sólida en redes sociales, comenzó como un acto íntimo y casi silencioso. Ashley Azael Ayala Gómez, creador de contenido de 24 años, nunca pensó que un ejercicio de terapia terminaría abriendo un espacio de acompañamiento emocional para miles de personas. 

Era 2020, tenía 19 años y una necesidad urgente de decir lo que dolía. Sin producción, sin estrategia y sin filtros, publicó un video en TikTok que conectó justo por eso: por su verdad.

“Era una tarea de terapia, literalmente. Solo quería exteriorizar algo que me estaba pesando”, recuerda. La respuesta fue inmediata y reveladora. 

Ese primer video se volvió viral, no por su forma, sino por su fondo. Ahí comenzó un camino que, con el tiempo, se transformaría en una voz reconocible dentro del bienestar emocional en redes.

Al inicio, su contenido nacía de la intuición y de lo que iba viviendo día a día. “Mucho venía de experiencias personales, de libros o películas”, explica. 

Hoy, varios años después, Ashley reconoce una evolución clara: “He vivido más, he entendido más, y eso se nota. Ahora me encuentro en cada video que escribo y grabo; es como dejar una parte de mí en cada contenido”.

Para él, conectar no tiene que ver con números. El verdadero impacto ocurre cuando un mensaje alcanza a alguien en el momento justo. 

“A veces basta con una sola persona. Si logras cambiarle un momento o una decisión, ahí ya existe una conexión real”, afirma.

Con el tiempo, Ashley entendió que hablar de bienestar emocional también era una forma de acompañar. “Las palabras también pueden abrazar”, dice, convencido de que la empatía genera cadenas invisibles de apoyo. 

“Un acto sincero de bondad siempre provoca otro”, agrega, describiendo cómo, sin planearlo, se fue formando una comunidad donde las personas se sostienen entre sí.

Vivir en Saltillo también ha marcado su forma de comunicar. Desde ahí, reconoce una realidad importante: no todos tienen acceso a terapia o a atención profesional. 

La salud emocional muchas veces es un privilegio”, señala.

Por eso, su contenido busca ser un apoyo, nunca un sustituto. Un primer espacio de escucha para quienes hoy no tienen otra opción.

En los mensajes que recibe se repite una constante: el dolor de los procesos. Historias de duelo, rupturas, ansiedad o cansancio emocional. Pero también llegan otros relatos, igual de valiosos.

“Me cuentan cómo avanzaron, cómo sanaron, cómo lograron salir adelante. Eso me da mucha esperanza”, comparte.

Crear en un entorno digital tan acelerado no es sencillo, y Ashley lo sabe. Para cuidar su propio equilibrio ha puesto límites claros.

“Terapia. Terapia. Y más terapia”, dice sin rodeos. Además, evita el consumo excesivo de redes: crea, pero no se sumerge en el ruido constante.

Si su contenido pudiera dejar una sola idea, Ashley lo tiene claro. Una frase que resume su filosofía y su forma de estar en el mundo:

Ten la sabiduría para aceptar las cosas que no puedes cambiar, el valor para cambiar las que sí puedes, y la inteligencia para saber la diferencia”.

Desde la honestidad y la cercanía, Ashley Azael Ayala Gómez demuestra que, incluso en una pantalla, la empatía puede convertirse en un verdadero acto de acompañamiento.

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