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noviembre 24, 2024

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Ante el desarrollo, la comunidad por Rita E. Fishburn Olson

"Cuánto bien podemos hacer con un simple saludo para sentirnos todos mejor en nuestra comunidad", en la pluma de Rita Fishburn

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Cuando mi familia llegó a Saltillo en 1960, la población no llegaba a los 100 mil habitantes. He visto a mi ciudad adoptiva crecer en todos los sentidos.

Ya no es necesario ir de compras a Monterrey o a la frontera, pues ya se encuentra casi todo en Saltillo. La oferta educativa y de trabajo ya es extensa y hay para casi todos.

Me sigo juntando con mis amigas de la primaria y siempre es muy agradable convivir con personas tan queridas de antaño y traer al presente tan bonitos recuerdos de todos nuestros años juntos.

Me acuerdo de la tienda de la esquina de Bravo y De la Fuente, en donde me fiaban cuando era recién casada y la satisfacción del “borrón y cuenta nueva”. Todos nos conocíamos de alguna manera.

También el programa “Saltillo limpio” que en algún momento tuvimos por iniciativa de un presidente municipal, promoviendo que mantuviéramos nuestras calles limpias. Recuerdo de jovencita, a mis vecinas barriendo la banqueta afuera de su casa y que pasaban a barrer la de la vecina enferma.

Cuando llegamos a vivir a una privada en el centro en 1969, que aún no llegaba el camión de mudanza con nuestros muebles, los vecinos nos prestaron muebles básicos mientras tanto, y nos acababan de conocer.

Ese Saltillo ha crecido un 1000% desde que llegué, casas del centro en donde vivía fulana o zutano, ya están tristemente demolidas, abandonadas o en necesidad de un cariñito.

Al viajar a ciudades coloniales del centro de México, admiro como han cuidado orgullosamente su centro histórico. Me dio muchísimo gusto ver la reacción del pueblo saltillense al defender el nogal de la calle “del árbol” entre las colonias Los Ángeles y Jardín en julio, que en una semana alcanzara 12, 500 firmas para que se proteja. Ese sentido de comunidad, o sea “unidad en común”, de proteger algo tan sagrado como un árbol y todos los recuerdos que trae esa calle, es maravilloso.

¿Cómo podemos preservar ese espíritu de comunidad para que todos nos sintamos bienvenidos, vistos y con ese sentido de hogar en nuestro Saltillo, especialmente ahora que estamos viviendo un crecimiento industrial y poblacional tan acelerado? 

Sin duda el auge económico puede representar algunas oportunidades para mejorar nuestra calidad de vida, pero solo será posible si cuidamos y seguimos nutriendo el sentido de solidaridad, amabilidad y apoyo mutuo que ha existido en nuestro Saltillo a través de los años. Hay evidencia de que el homo sapiens ha sobrevivido gracias a la amabilidad y bondad de sus compañeros.

Los antropólogos han encontrado esqueletos prehistóricos de hace miles de años en los que se observa que alguien ayudó a la persona a sanar un hueso roto.

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El hacer pequeños actos de bondad diariamente con todas las personas, aunque sean desconocidas, como saludar con una sonrisa, preguntarles su nombre cuando nos están atendiendo, o preguntar cómo están, claramente abona a que sigamos cuidándonos el uno al otro y, con ello, seguir forjando nuestro sentido de comunidad. 

Al caminar por una calle en Boston un tres de enero, vi a una señora quitando la nieve de su banqueta, la saludé con un ¡Feliz Año Nuevo! Y me contestó que era la primera persona que se lo deseaba, le pregunté si la podía abrazar, y en ese abrazo le salieron lágrimas.

Cuánto bien podemos hacer con un simple saludo para sentirnos todos mejor en nuestra comunidad.

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