Ana Teresa Martínez: el brillo del norte sobre el escenario

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Desde pequeña, Ana Teresa Martínez convirtió su entorno en un escenario. Entre los muebles de su casa y los espejos del ballet, nació su pasión por el teatro.

“Recuerdo haber estado involucrada en actividades performáticas como el ballet, la danza y los shows escolares. Me sabía los diálogos de las películas de Disney y los decía al mismo tiempo que los personajes”, cuenta entre risas.

Aquellos juegos se convirtieron en su primera escuela actoral, una mezcla de imaginación, ritmo y valentía que más tarde se transformaría en vocación.

A los tres años y medio subió por primera vez a un escenario real. “No recuerdo lo que sentí en ese momento, pero cuando crecí y seguí presentándome con la academia de danza, recuerdo sentir mucha emoción y miedo a equivocarme. Era una one shot thing”.

Desde entonces, Ana Teresa entendió que el teatro, como la vida, no tiene ensayos eternos: hay que entregarse al instante.

Romper moldes desde el norte

Hacer teatro siendo mujer y coahuilense no ha sido un camino sencillo, pero sí uno profundamente formativo. “Ser del norte me ha enseñado a romper con expectativas ajenas y a dar mi 100% de concentración, esfuerzo y dedicación para llegar a los lugares donde he soñado estar”, afirma con firmeza.

En Saltillo, su talento encontró un punto de partida. “El teatro aquí me dio experiencias gratas y satisfactorias. Gracias a compañías como Cuarta Pared o Luz del Norte, pude desarrollarme actoralmente y descubrir mi voz escénica.”

Su carrera dio un salto con Waitress, obra que marcó un antes y un después. “Aprendí muchísimo de mis compañeros y establecí mis propios métodos de aprendizaje. Fue un gran reto y un enorme aprendizaje.”

Una voz para las nuevas generaciones

Para Ana Teresa, el arte no sólo se actúa, se entrena. “Les diría a los jóvenes que estudien, que aprovechen cada clase y taller. Hay que preparar al cuerpo y a la mente para cuando llegue la oportunidad.”

Su proceso creativo es casi ritual: cuidar el cuerpo, memorizar con la voz, trazar mapas visuales, escribir acordeones de acciones.

Todo para estar lista cuando se levanta el telón. Y si tuviera que invitar a su público a una sola obra, no duda: “¡Definitivamente Waitress! Quedan pocas semanas en cartelera, así que vayan a verla.”

Ana Teresa Martínez no sólo actúa: inspira. Su historia demuestra que desde cualquier rincón del norte se puede brillar con fuerza propia.

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