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febrero 20, 2025

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Alfonso Diego Rosas López: De la piel al lienzo

Alfonso Rosas, diseñador gráfico de profesión y artista del tatuaje por pasión, ha dejado una marca imborrable en la comunidad artística.

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El artista, que con cada línea trazada escribe una historia, narró su trayectoria, su nueva obra y su pensar sobre el tatuaje como forma de arte, pues como él mismo dice, cada historia merece ser inmortalizada

Por 20 años, Alfonso Diego Rosas López, diseñador gráfico de profesión y artista del tatuaje por pasión, ha dejado una marca imborrable en la comunidad artística.

Nacido hace 47 años en Hermosillo, Alfonso lleva consigo las formas esenciales del desierto, un minimalismo cargado de misticismo y magia, elementos que impregnan cada trazo de su obra, ya sea en un lienzo o en la piel.

“El gusto por el arte nació a muy temprana edad”, aseguró el artista. Desde niño, Alfonso descubrió que podía expresar su mundo interior a través de dibujos.

Su curiosidad lo llevó a experimentar con técnicas diversas, desde el óleo y el acrílico hasta el muralismo.

Pero fue en el tatuaje donde encontró una forma de expresión que trasciende el tiempo y el espacio:

“El tatuaje es una forma de arte única. A diferencia de otras disciplinas, se realiza sobre un lienzo vivo que respira, siente y cambia. Es arte que se lleva consigo, parte de la identidad de quien lo porta”, mencionó.

Egresado de la Universidad del Valle de México con una licenciatura en Diseño Gráfico, Alfonso describe su formación como un proceso híbrido entre lo académico y lo autodidacta.

“Al no tener la estructura de un artista de academia, nunca tuve limitantes en cuanto a técnicas o materiales. Siempre ha sido el deseo de experimentar lo que me ha llevado a donde estoy”, explicó.

Su enfoque libre le permitió mezclar tradiciones con innovaciones, forjando un estilo personal que combina realismo y simbolismo, con un énfasis en los detalles y la conexión emocional.

Alfonso Rosas: Un trazo que perdura

En su estudio, ROHO arte, diseño y tatuaje, Alfonso ha tatuado a más de 2,300 personas a lo largo de 12 años. Cada cliente trae consigo una historia que el artista transforma en arte vivo.

“Es un honor poder plasmar imágenes que representan triunfos personales, como superar el cáncer, o homenajes a seres queridos. Es una responsabilidad que tomo con mucho respeto”, afirmó.

“Me encantaría que mis piezas sean recordadas no solo por su detalle o técnica, sino por el impacto emocional que tuvieron en quienes las llevan”, también aseguró.

El artista profundizó en su proceso creativo, mencionando que lo primero que hace es estudiar la anatomía del cliente para ver cómo se adaptará el diseño a su cuerpo, luego, piensa en el flujo del dibujo y en la proporción, lo que le da una idea de la interacción que tendrán los movimientos de la persona.

“Uso bocetos a mano para conceptualizar ideas y trabajo en estrecha colaboración con el cliente, asegurándome de que el resultado sea una extensión de su identidad”, comentó.

Para el artista, la empatía ha sido una de las claves de su éxito pues se lo toma como un proceso introspectivo y único.

“Comienzo investigando símbolos, mitologías y emociones relacionadas con el tema. Luego, desarrollo bocetos para visualizar las ideas y poder escoger la técnica a ejecutar dependiendo el resultado deseado.

En ambos casos, el objetivo es el mismo: crear algo que resuene, que tenga significado y que sea visualmente atractivo. Ya sea en la piel de alguien o en un lienzo, cada pieza cuenta una historia, y para mí, ese es el corazón de mi trabajo”, dijo.

Arte y mensaje

Alfonso encuentra inspiración en las raíces culturales de México. Su última exposición, El Mensajero, giró en torno al colibrí, símbolo de espiritualidad y conexión en la cosmovisión maya.

“El colibrí actúa como un puente entre lo terrenal y lo trascendental. Es un símbolo de esperanza, movimiento constante y la capacidad de trascender nuestras propias limitaciones”, expresó.

En esta serie, que se expusó en el restaurante Don Artemio en diciembre, el colibrí dialoga con otros arquetipos animales, invitando al espectador a reflexionar sobre su esencia interior.

El impacto del tatuaje como forma de arte legítima es algo que Alfonso celebra.

“Por mucho tiempo estuvo estigmatizado, pero hoy es reconocido como una disciplina que combina técnica, creatividad y conexión humana. Cada diseño cuenta una historia y eso lo hace único”, aseguró.

Entre planes, Alfonso piensa llevar su arte a nuevas fronteras, desde murales hasta un libro que combine su pasión por la narrativa visual y el simbolismo.

Para él, el legado artístico ideal sería ser recordado como alguien que llevó el tatuaje más allá de los estereotipos, elevándolo al nivel del arte.

“Quiero que mi trabajo sea un ancla emocional, una conexión con lo que somos y lo que trasciende”, concluyó.

“Quiero invitar a las personas a reflexionar sobre su esencia y sobre las historias que queremos que hablen por nosotros, ya sea en un cuadro o en su propia piel”

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