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noviembre 22, 2024

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¿Qué deben cuidar los candidatos al hacer campaña?

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Empiezo por decir que, fundamentalmente, un rasgo importante es conectar con las emociones de la gente y conocer el sentir de los ciudadanos. Dentro de los secretos para hacer mejor política está el saber qué se busca de un candidato en México, ya que mientras no se tenga claro que la apreciación de los políticos por parte de la ciudadanía está en franca devaluación, y que la gente cree menos en sí misma y en su capacidad de decidir, no por incapaz o incompetente, sino por su incredulidad en los políticos, en la democracia, que aunque simulada, se da tanto al interior como en el exterior de los partidos y que puede haberla, aunque no nos gusten las condiciones en las que se da. Es debatible.

La degradación de los asuntos políticos, ocasionada en gran parte por la pérdida de confianza en los candidatos, es un asunto crítico que se demuestra con la gran cantidad de indecisos, pues ve en aquellos a personas desconectadas de la sociedad, de las comunidades, de las ciudades, pues no hablan en lo profundo de la seguridad, del trabajo, de la salud, del crecimiento económico, etc.

Ahora bien, ante este escenario ¿qué hacer si no es a través de la política que se puede hacer algo? Entonces, ¿cómo?

Comento que, desde la apreciación de expertos en comunicación política, a raíz de la celebración de la Cumbre Mundial de Comunicación Política, en la Ciudad de México, en su edición 12 el pasado mes de febrero de 2018, el ambiente electoral está impregnado de ira, enojo, decepción; de dos idiomas diferentes (política y sociedad) que no coinciden. Se dirigen a los millennials por las redes sociales, usando y abusando de dichos medios, por medio de los que se puede percibir descontento y hartazgo de la era de escándalos, expresiones políticamente incorrectas, que se ha vuelto norma en la vida política, y por tanto causando aún más, degradación política.

Por lo tanto, aquellos que aspiran a un puesto público, por elección, deben saber que hay un sector interesante en el momento de las votaciones al cual voltear, que son las mujeres y los jóvenes, los grandes influyentes en la decisión de la votación.

 

¿Qué deben cuidar los candidatos?

Su confiabilidad, su credibilidad, ya que la gente tiene ganas de creer, y aquí aparece un fenómeno negativo que son las fake news, las noticias falsas que la gente está creyendo y que afortunadamente se está conteniendo a través de instrumentos diversos.

¿Qué debe tener en cuenta el votante?

Concientizarse, informarse, equilibrar la información, convertirse en un contralor infociudadano, conocer las herramientas de confirmación de veracidad de noticias publicadas, no fiarse ni dejarse manipular per se.

El candidato que quiere ir más allá debe apoyar al electorado con información confiable pues los votantes están en un proceso de maduración de las distintas ofertas ya no de los partidos sino de las personas, de los candidatos y, aunque esta jornada electoral apunta a que se va a dar entre dos candidatos, que a veces pareciera de tres, entre los electores se sigue teniendo la percepción de que todos son corruptos estando en la carrera de ¿quién es más?

En este escenario todos debemos preguntarnos si la democracia puede darse sin partidos políticos o, si puede ser ésta sin aquellos. Se dice que democracia sin partidos serían decisiones unilaterales.

¿Cómo activar entonces la democracia?

¡Con el voto, con la participación ciudadana, mínimo!

El voto tiende a ser emocional, de reacción, en función de la satisfacción o insatisfacción de un proyecto. Sirve de catalizador de esa emoción. Le da salida al enojo, respondiendo a esa emoción, a esa serie de emociones que se construyen a lo largo del tiempo.

¿Y el voto duro? Este cada vez es menor, por la defraudación, y lo muestran las cifras donde en las pasadas elecciones presidenciales vota aproximadamente el 50% del listado nominal y de ese el 35% elije al actual presidente de la república. Se lee desproporcionado y se expresa que una minoría decidió por tal opción, generando un problema de gobernabilidad.

Ante tantas campañas en paralelo, la imagen de los candidatos desempeña un papel crucial, sobre todo por la confianza que proyecten, su carisma, su manejo de imagen en redes, en tierra, en la votación, que es donde se gana realmente y un mal trabajo les puede echar a perder la campaña.

Los comportamientos de los candidatos ante los ataques despiertan sentimientos y, lo que se observa, es que se echa mano de recursos como el humor, la conexión y convivencia con la gente, los acercamientos con los potenciales electores. Es aquí donde deben estar, con la gente, no autoengañarse con los “me gusta”. Ser auténticos, genuinos, breves, con propuestas cortas, viables, con una comunicación política robusta, que respete audiencias, que hablen claro, con datos verídicos, donde los protagonistas sean los ciudadanos con más comunicación y menos publicidad.

Es responsabilidad de todos. Lo bueno o malo que se dé es lo que nos corresponde decidir o asumir, sobre todo, ejercer conciencia de no creer todo lo que se ve, se escucha o se lee.

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