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noviembre 22, 2024

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PUROS CUENTOS

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El 24 de marzo de 2011, 700 medios del país suscribieron un acuerdo para crear un órgano ciudadano de observación integrado por académicos y periodistas para reportar periódicamente cómo se comportan los medios en cuanto a la cobertura de la violencia: el Observatorio del Acuerdo de Medios.
     El informe de diciembre a febrero de 2013 dado a conocer la semana pasada, revela que los llamados “medios nacionales”, es decir los que se producen en y desde el D.F., han reportado una disminución notoria en la “cobertura informativa asociada al crimen organizado”, desde el primero de diciembre de 2012 y han modificado la narrativa, esto es, la perspectiva de la agenda nacional.
      Desde la llegada del gobierno de Peña Nieto, la cobertura de hechos violentos relacionada con el crimen organizado disminuyó en un 50%, en la televisión el uso de la expresión “crimen organizado” se redujo en un 70%, la palabra “narcotráfico” disminuyó un 44% en su frecuencia de empleo y el mismo fenómeno se observó en la televisión pagada.
      Los medios del resto del país han continuado su cobertura sobre los incidentes relacionados con la violencia, el crimen organizado y el narcotráfico, y las propias estadísticas oficiales sostienen casi los mismos niveles de violencia del último año del gobierno calderonista, sin embargo la “narrativa” de lo que acontece de relevancia en el país de acuerdo con los medios “nacionales” ha cambiado. Los temas  prioritarios han sido el presupuesto federal, el Pacto por México, la reforma educativa y la detención de la lideresa Elba esther Gordillo; la antigua guerra, para esos medios, ha quedado en segundo plano o ha desaparecido.
      En pocas palabras, el cuento, la historia, la “narrativa” de lo que pasa en el país hoy se pretende transformarla para dar la impresión de que también el país se ha transformado, cuando los números puros y duros nos dicen que no es así. Se pone la carreta delante de los bueyes. De esta forma los medios “nacionales” nos cuentan puros cuentos y nosotros, se supone, los debemos creer y dormir tranquilos.

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