1. No cabe duda de que un servicio de transporte público de calidad hace falta en Torreón. Una queja constante contra los camiones y taxis de la ciudad es el mal trato de sus chóferes, la falta de aseo de las unidades, el estado físico de algunos de ellos, la música a todo volúmen, la impericia o falta de precaución al manejar de los conductores, las imágenes de la Santa Muerte, etcétera. Al menos en ese sentido parece que Uber puede contribuir para darle a los usuarios una mejor opción.
2. Nuestra ciudad debe estar a la vanguardia de las tendencias tecnológicas que inciden cada vez más en la vida pública de las sociedades, rezagarse no es una cuestión de moda. La base del mundo globalizado es la interacción social a través de redes informáticas. Resulta imprescindible además, para la atracción de empresas e inversiones extranjeras, contar con las herramientas digitales disponibles en las grandes ciudades para quienes ven en La Laguna una oportunidad económica.
3. Uber no es una beneficiencia. Es una empresa tecnológica capitalista y busca ganancias. Bajo el argumento (con el que se blindan también ante la crítica de ser un servicio público) de que son un servicio privado de transporte que se presta entre particulares (y dado que la ley no ha regulado este tipo de esquema), se guían bajo el principio de que lo que no está prohibido, está permitido. Tampoco tienen un marco legal que seguir para el pago de impuestos. La realidad es que quienes facturan son los socios, ellos sí pagan impuestos, y los ingresos del 25% de Uber se van a sus cuentas en Europa, lejos de Dolores y Lolita.
4. Vale la pena citar a Wikipedia, otra gran herramienta digital del mundo moderno, respecto al significado de la competencia desleal: “La competencia desleal, también llamada comportamiento anticompetitivo, son las prácticas en teoría contrarias a los usos honestos en materia de industria y de comercio. Se refiere a todas aquellas actividades de dudosa honestidad (sin necesariamente cometer un delito de fraude) que puede realizar un fabricante o vendedor para aumentar su cuota de mercado, eliminar competencia, etc. Es decir, significa saltarse las reglas y dejar al lado la honestidad en una competición”. Aprovechar las lagunas legales sobre la prestación de servicios, explotando el auge de las tecnologías de la información contra un servicio limitado legalmente y que no paga los mismos impuestos, suena mucho a competencia desleal.
5. En una zona gris se encuentra la seguridad. Si a lo mejor en otras partes del mundo la comodidad ha sido la ventaja competitiva de Uber, en México debe ser la seguridad. En la Ciudad de México era un peligro para las mujeres ocupar un taxi solas por el riesgo de ser blanco de ataques y acoso sexual. En Gómez Palacio nacieron las líneas moradas que satisfacían la necesidad de un servicio seguro para ellas. Hace poco en Torreón surgió el programa “Taxi seguro para las mujeres”, aunque con muchos asegunes. En los tiempos más violentos, desde los taxis se ejecutaban asaltos, secuestros exprés y atentados contra las fuerzas de seguridad, en especial contra la Policía Federal, en un lapso muy específico. Pero si bien Uber pide una certificación (que hasta donde sabemos no la avala ninguna instancia de Gobierno), exige un seguro de cobertura amplia comercial, y ha colaborado con información cuando algún chofer comete un delito estando en línea. Uber jamás acepta la responsabilidad de ningún ilícito porque sencillamente los vehículos no son de su propiedad, y su participación se limita a conectar la oferta con la demanda.
6. Ajeno a la mano firme con la que se ha conducido en otros temas como el Paseo Morelos, el Ayuntamiento de Torreón no ha fijado una postura sobre la llegada de Uber, y el conflicto entre taxistas y la aplicación crece al margen del tibio discurso de “apertura sin complacencia”. Si el Ayuntamiento no se ha decidido a no permitir su llegada por falta de información legal al respecto, podrían ser tachados de incompetentes; por otro lado, si no lo han hecho por estar a favor podrían legitimar una actividad deshonesta. En el primer caso, no hay excusa, el 15 de julio de 2015, hace más de un año, escribí para Noticieros GREM “Servicios de Uber y Cabify son ilegales en Torreón” donde reporto la aparición de servicios similares en La Laguna y le planteo la posibilidad de la llegada de Uber a la autoridad. En un año no ha habido ni iniciativas en el Cabildo ni en el Congreso para legislar al respecto. De mucho hubiera servido ahora contar con una ley y un reglamento. Si nuestras autoridades siguen siendo reactivas y no preventivas, me temo que seguirá habiendo un desgaste social y económico en cada nueva actividad que surja. De antemano les sugiero que vayan pensando en revisar el uso de drones.
7. Es importante que sirva de experiencia el caso de Uber, sea cual sea el resultado, para meter bisturí al tema del transporte. Se presume la instalación de un Metrobús, pero no se ha dado respuesta a las inquietudes de los transportistas, no se logró que este medio fuera completamente metropolitano, las unidades Torreón-Gómez-Lerdo siguen en pésimas condiciones, no se han regularizado a los cinqueros ni se ha podido dar respuesta al pirataje en la ruta centro.