Estamos de manteles largos, una vez más podemos volver a disfrazarnos de “inditos”, usar sombreros de paja y bigotes postizos. Las mujeres pueden usar sus faldas de manta con listones tricolores y hacerse trenzas “estilo India María” sin que nadie se atreva a decirnos nada. Porque estamos festejando lo que se supone y nos han enseñado, es de las cosas más importantes de nuestra vida. La lucha que hace 203 años hizo posible que seamos un país libre y soberano.
Me parece que independientemente de la trinchera desde la que se quiera ver el tema, la idea del festejo es “perse” al mexicano, por lo tanto es y será siempre válido ir a reventarse este fin de semana y gritar que ¡Viva México! Pero también es sin duda, una oportunidad invaluable de reflexionar un poco sobre este tema tan trillado, repetido, hablado, escrito, y pocas veces demostrado qué demonios significa ser mexicano y mejor aún, ser un mexicano libre, como nos lo dijeron en los libros de la primaria.
Pidiendo prestado para éste artículo el título de un libro publicado por el Maestro Eduardo del Río (a) “RIUS” me permito la reflexión simple y llana: ¿Somos en verdad un país libre? 203 años después de que el Cura Hidalgo se la rifara para que éste fuera un país libre y soberano ¿Lo hemos logrado?.
Vayamos por pasos: para ser un país libre se necesita mucho más que un gran héroe, se necesita un pueblo que se lo crea y sea partícipe activo de este pensamiento y sentimiento de libertad. Libertad que conlleva además una responsabilidad inmensa.
Hablemos de México, el país que nos interesa, en donde nacimos, crecimos y vivimos, el que nos duele ver durante 203 años en lucha. Tal vez porque así somos, un pueblo destinado a ser conquistado una y otra vez, y ya se nos hizo costumbre estar en lucha constante, buscando héroes de donde podamos.
Primero llegaron los españoles con la historia que ya todos conocemos (bueno, casi todos). Vino el Cura Hidalgo y sus cuates y armaron la gorda y lo lograron, dieron clase de casta y de valor e hicieron historia, y ¡pum! éramos un país libre y soberano. Que si el pípila existió o no, y que si Doña Josefa era traidora o no, y que si en Dolores Hidalgo se fraguó la patria. y todo lo demás que nadie se acuerda al momento de brindar, ya es hilo de otro telar. Desafortunadamente no nos duró el Cura Hidalgo, ni Allende, ni Doña Josefa para seguirle en las conquistas por venir.
Los españoles empezaron, pero la lista de los que quisieron y quieren conquistar a este gran país siguen aún. Los errores de un pueblo que gobernó sin saber gobernar, las tiranías de un dictador, la Iglesia Católica, una revolución fallida, el poder por el poder, el PRI, Los amigos del señor Presidente, la corrupción, el hambre, la ignorancia, la pobreza, los partidos políticos, el PAN, los gringos compra mota y vende armas, la Coca Cola y el McDonalds, la desnutrición, la frontera norte, las guerrillas fallidas, los chavos banda, los subcomandantes, la doble moral, PROVIDA, la poca educación de quienes se dedican a educar, los plantones en el zócalo, las manifestaciones, el “Ahí disculpe; nos equivocamos”, el río tula, el PRD, la selección de futbol, “El que no tranza no avanza”, los medios de comunicación, la reforma fiscal, las telenovelas, los monopolios, los sindicatos, los favores por pagar, la piratería, el alcoholismo, la obesidad, el gasolinazo, la contaminación,el Chapo, el Chepo y el chupe, la inseguridad, el narco, los zetas, el miedo.
203 años y todos los que han querido seguir conquistando a un país noble y rico como México, y por lo mismo se convierte en un lugar ideal para ser conquistado. Hemos librado más de una batalla de independencia, hemos luchado y seguimos luchando por encontrar eso llamado libertad.
Deberíamos de celebrar no solo esta vez, sino durante los próximos 100 años al menos cada una de las batallas libradas y las que se sumen, y cada día del año, no solo el 15 de septiembre.
Deberíamos de volver a iluminar La Catedral, el Expiatorio, La Alhondiga y todo edificio que nos recuerde que la lucha por la independencia aún no acaba. Deberíamos dejar la victoria alada de la expo bicentenario y el coloso del DF (total, ya los hicieron y ya los pagamos) en un lugar donde todos los podamos ver, para recordarnos que ya llevamos 203 años y seguimos luchando. Deberíamos de celebrar diario, al menos así, tal vez cada más gente se pregunte ¿Por qué lo hacemos?