Por Paola Lazo Corvera
Asesora de Género
Facebook: @fundacionmarisa
Instagram: @fundacionmarisa
Twitter: @fundacionmarisa
Construir espacios de igualdad requiere analizar la situación de los derechos humanos y las condiciones de vida de las niñas, jóvenes y mujeres en el mundo. Vivimos rodeados de verdades a medias, que envuelven la realidad en un velo imperceptible que dificulta mirar los datos, historias y voces que expresan la desigualdad.
Desde este velo de la igualdad, se piensa que las mujeres que no han tenido acceso a oportunidades de trabajo y educación o no están en puestos de liderazgo y éxito, es porque no se esforzaron lo suficiente o por alguna incapacidad intrínseca que les impide alcanzar sus metas. Este velo dificulta reconocer que la mayoría de las mujeres se topan, a lo largo de su vida, con un techo de cristal (invisible, pero bien instalado) que entorpece la conquista de espacios y posibilidades de desarrollo, así como un piso pegajoso que hace mucho más complicado su andar. Descubrir estas limitantes históricas (que persisten todavía) requiere una mirada nueva para identificar las distintas formas en que se expresa la desigualdad de género y encontrar alternativas para cambiar las relaciones de poder entre hombres y mujeres, de manera que cada persona pueda ser y vivir en libertad, sin un destino marcado por el sexo con el que ha nacido.
Pensar y actuar desde una ética de la igualdad que impacte nuestra experiencia personal y comunitaria. Hacer del mundo un territorio posible para la igualdad requiere forjar relaciones solidarias, de cooperación, no jerárquicas, de trabajo colectivo y de responsabilidad individual, asegurando que todas las personas accedan a los recursos necesarios para la vida y el desarrollo de capacidades de una forma justa y democrática.
Paola Lazo Corvera