No había presenciado polémica más grande en el PRI (desde la ya célebre Roqueseñal) que con la propuesta de reforma fiscal enviada por el ejecutivo, pues ni su partido la apoya.
El PRI intenta regresar a las misceláneas fiscales populistas, lo cierto es que ya lleva varios años hincándole el diente a la clase media y el crecimiento ha dejado mucho que desear. El país tiene años en recesión, el promedio de crecimiento es muy bajo, y al parecer las reformas llegan tarde y no impulsan la economía como lo hubieran hecho años atrás. Han creado impuestos que se sacan de la chistera para que el siguiente año desaparezcan, como el caso de la eliminación del IETU, aun cuando había sido el impuesto más creativo de la era PAN, con la promesa de que el ISR desaparecería en 2014.
Según mi punto de vista, el impuesto más justo que existe es al consumo, si desaparecieran los impuestos al salario, la gente tendría más dinero para consumir y pagar los impuestos por lo que consume. ¿Por qué si todo es tan claro se siguen complicando tanto?
La propuesta no se aprobará así como fue presentada. Se enmendará y se sacará una al vapor para salir del paso, y seguiremos añorando una verdadera reforma fiscal que motive el crecimiento y ayude al Gobierno a saber en qué gastar su dinero. Los Estados recibirían más recursos económicos, que al final gastarán en promoción, por ejemplo, cuatro de ellos usaron 15 mil millones de pesos para destacar la imagen de sus respectivos gobernadores.
El impuesto a la vivienda es el menos apoyado, solo el Infonavit se salva, pero el Fovissste y la construcción por parte de los Estados no. Ahora las casas pagarán IVA, esto significa que de la noche a la mañana una casa o un departamento costarán 16% más que antes. Los intereses de los créditos hipotecarios también pagarán este impuesto; así que para la gente que acaba de comprar una vivienda o se encuentra en los primeros años de su crédito hipotecario, se traducirá en un incremento inmediato en su mensualidad de 16%, lo cual muchos no podrán soportar. Estos dos puntos significan que si una persona está por comprar una casa o departamento y requiere hacerlo con un crédito hipotecario, le va a costar por lo menos 30% más.
Otro punto polémico es el que propone eliminar la exención en el IVA a los servicios de educación. Esta medida se plantea considerando que 39% del gasto corriente monetario en educación de los hogares, se concentra en 10% de los de mayores ingresos, mientras que solo 1.5% corresponde a 10% de los de menores ingresos.
Mi previsión es que no sucederá mucho, el Gobierno actual adolece de creatividad, como otros muchos del pasado. El impulso inicial se agota, igual que el tiempo. ¿Será el desgaste de la clase política? Lo veremos en los próximos años.