El ejecutivo estatal siempre se regocija de mencionar en su discurso como preciada herencia: “¡Porque Guanajuato está en los ojos del mundo!” y viene una ola de aplausos y regocijo.
No siempre es bueno, ni siempre es malo, que el Estado esté en los ojos o boca del mundo. Después de un fin largo, la noticia abrazó los corazones más débiles, el periódico mas influyente del mundo reconoció a Guanajuato como una esperanza para la baja de migración con su clúster automotriz.
¡Albricias! Pues es uno de los Estados con mayor exportación de jornaleros hacia los Estados Unidos; la no tan buena noticia es que el periódico Milenio publicó que si es un gran generador de empleos, pero para gente que no es de Guanajuato, lo que recae en el mismo problema, ¿dónde trabajaran los guanajuatenses sin educación profesional?.
En fin, dicen los que saben que ya se están especializando en temas de contratación de regionales y algunos candados más, lo cual, si no funciona, lleavár a las grandes empresas transnacionales a justificarse con “los lugareños no cuentan con educación suficiente para laborar en nuestras empresas, por lo que contratamos gente foránea”.
Ahora, hay que reconocer que de todos lados hace aire, en días pasados comentábamos que Mission Hills ya no era igual de competitiva para trabajar, pues los sueldos y prestaciones han ido disminuyendo desde que se instaló la chocolatera Ferrero en el mismo municipio: San José Iturbide. En palabras de quienes habitan aquel municipio del noreste, hay una gran población de fuera porque el lugareño es un tanto incumplido con sus labores; un ejemplo es en tiempos de fiestas del pueblo, donde los empleados prefieren faltar que perderse un día del jolgorio, así ¿cómo vamos a garantizar estabilidad laboral?
Como sabemos, la novedad es la droga de todos los consumistas, y ahora la novedad en el noreste es trabajar para Ferrero; y quienes pierden su empleo en Mission Hills y no lograron entrar a la chocolatera ¿vivirán del campo?, ¿se irán a Celaya o Salamanca a una armadora? , o ¿recurrirán al viejo y conocido truco de “me voy de mojado”?
El mundo no puede ser perfecto, porque quienes lo habitamos no lo somos, pero recordemos que “el que quiere puede” ¿será que los guanajuatenses no quieren? O ¿están esperando a que un milagro divino toque la puerta de su casa, le ofrezca terminar sus estudios básicos para que tome un TSU y pueda trabajar en una armadora de motores que le dará a ganar entre seis y ocho mil pesos mensuales como empleado de bajo rango?
Eso nadie lo sabremos, lo que sí, es que hay que poner candados a los reclutamientos de empresas establecidas en Guanajuato, para que quienes se queden, sean del Estado y no aventureros laborales.
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