La transición de año trajo consigo el cambio de Gobierno en Torreón y la llegada de Jorge Zermeño a la alcaldía. El reloj político comenzó a correr, y el tiempo para el presidente municipal deberá ser un aliado para sus aspiraciones personales, aunque tendrá que tener cuidado de que no se convierta en un cruel enemigo.
Zermeño Infante llega a la alcaldía con la pesada encomienda de cambiar lo que muchos les hicieron creer que la administración anterior hizo mal, y castigar la presunta corrupción que endosa al hoy gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme. Pero a su vez, el alcalde, que fue electo solo por un año, ha manifestado su interés de permanecer en el poder por tres años más.
Si bien su equipo de transición trabajó exhaustivamente en el proceso de entrega recepción, en caso de que llegarán a encontrar irregularidades como se ha sembrado en el colectivo imaginario, es poco probable que se generen acciones concretas antes del arranque de campañas; peor aún, si los procesos legales y administrativos no se hicieran rigurosamente, se correría el riesgo de que no se hiciera justicia por mero tecnicismo.
El camino fácil sería una política de Gobierno de impactos: verbenas populares, entrega de patrullas con la nueva imagen de Gobierno los primeros días, gastos excesivos en eventos protocolarios como tomas de protesta ciudadanas en teatros u otros recintos… Sin embargo, esa ruta solo evidenciaría que sin importar el color de la camiseta, los políticos se basan en lo que pareciera ser un manual del gobernante popular, y caería en las prácticas que tanto se le criticaron a sus antecesores.
¿Qué hará entonces el equipo de Jorge Zermeño, que tuvo tiempo para armar una verbena popular, pero no para presentar un paquete de incentivos para los contribuyentes que acuden desde el 2 de enero a pagar su impuesto predial? ¿Qué hará para contrarrestar las comparaciones con el Gobierno de Saltillo, cuyo alcalde tiene las mismas aspiraciones, y que ante la inclemencia climática de la capital salió a trabajar desde el minuto uno?
En el papel, “Ciudad en Equipo” suena a las mismas estrategias de marketing político de quienes idearon “Hagámoslo Juntos”. Pero solo el tiempo y los ciudadanos juzgarán si el objetivo principal de esta administración de un año es construir una mejor ciudad, o bien, solo trabajar para durar tres años más.