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noviembre 26, 2024

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Francisco Javier Moro

Pasión por Dos Bodegas

Por

Sin duda alguna, México ha mantenido un crecimiento constante de consumo de vino en los últimos 10 años. Sin embargo, actualmente el 70% del consumo nacional proviene de España, Francia, Chile, Argentina y Estados Unidos. El Consejo Mexicano Vitivinícola pretende crecer de 7,000 a 20,000 hectáreas de uva de vino los próximos diez años en nuestro país.
   Nos sentamos con Francisco Javier Moro, Director Comercial de las bodegas Emilio Moro y Cepa 21, y conversamos sobre algunos datos interesantes acerca del origen del viñedo y sus futuros proyectos. Francisco Javier  se considera una persona alegre, honesta, humilde, que le gusta hacer bien su trabajo, y es muy respetuoso con el vino, porque entiende que vender vino bueno es más fácil que vender vino malo.
“Nosotros estamos acostumbrados a hacer las cosas siempre bien entonces creemos mucho en el producto”, nos compartió.
El proyecto
Nacimos en el pueblo donde tenemos ubicada la bodega, pueblecito pequeño en el que vivimos antes de cambiarnos a la ciudad. Somos cuatro hermanos: Mi hermano José Moro es el presidente, mi hermana Rubí Moro se encarga de la parte de administración, mi hermana Fabiola Moro está en el departamento de Enoturismo y yo llevo la parte comercial.
“De alguna manera nos han salido los dientes en el mundo del vino. Es una cosa intrínseca que va adentro de uno, es una forma de vivir.”
Somos tres generaciones elaborando vinos:
1891: Primera generación, Nacimiento Emilio Moro
1932: Segunda generación, Nacimiento Emilio Moro
1989: Tercera generación, Salida al mercado del primer vino etiquetado.
1998: Salida al mercado Melleolus y cambio de filosofía
Nuestros Vinos : Dos Bodegas
Bodega Emilio Moro
Bodega Cepa 21
¿Cómo les surgió la idea?
Mi abuelo siempre ha sido viticultor y siempre ha creído y le ha gustado mucho el vino y la viticultura y todo el tema de viñedos. Es una cosa que viene de familia. Pesquera del Duero es una zona muy especial que debido a la climatología que tenemos en pesquera del Duero, de primaveras lluviosas y frescas y veranos calurosos y secos, es propia para hacer la variedad de tinta fina más conocida como tempranillo. En nuestra zona le decimos tinta fina, porque el tempranillo es muy genérico.
   Aquí, un clon que trajo mi abuelo hace más de 100 años que es de la familia del tempranillo le llamamos tinta fina, la variedad que se dice tempranillo es una variedad temprana de siclos cortos (4 meses). Ésta zona se adapta perfectamente en función de la altitud, los años del viñedo, las condiciones de la orientación y perfilamos cada estilo de vino de los 6 que elaboramos.
¿Cuáles fueron los primeros pasos para iniciarlo?
El viñedo ya lo teníamos pero no lo habíamos puesto en marcha. Para nosotros ha sido muy fácil porque lo importante es el viñedo, la esencia del viñedo. Es una continua promoción y una manera de vivir.
¿Cuándo llegaron a México?
Empezamos a distribuir en México hace 17 años, y luego empecé a trabajar en Vinoteca.
“Con esta forma de vida me identifico muchísimo porque es muy bonito ver mis vinos en México y verme reflejado ahora que ya tengo 54 años.”
¿Qué retos ha implicado convertirlo en realidad?
Todos. Nuestro reto es posicionar esta bodega internacionalmente y para eso hay que trabajar mucho y pasar muchas horas afuera de casa. En España tienes mucha competencia pero cuando sales fuera del mundo tienes que competir con americanos, australianos, chilenos, argentinos incluso los españoles. Hay que trabajar mucho y hacer muchas presentaciones y estar muy bien ubicado para hacer una marca internacional que cuesta muchos años y mucho esfuerzo.
Los proyectos más recientes
Ésta es una bodega generacional, a partir de la 3 generación que somos nosotros decidimos hacer un proyecto también en la Rivera del Duero pero cambiando la orientación. Si seguimos el curso del Duero, Emilio Moro está del lado derecho en la orientación norte y Cepa 21 está del lado izquierdo en la orientación sur. Entre las dos bodegas habrá unos 16 o 17 kilómetros pero los suelos de ambas son muy distintos. En Emilio Moro está muy definido lo que es el suelo y en la zona de Cepa 21 es una mezcla de dos, son tierras distintas pero tienen otra orientación.
   Decidimos partir de cero, lo primero fue plantar el viñedo clonado con nuestra variedad, con la variedad tinta fina. En el año 97 inauguramos la bodega e hicimos una bodega minimalista y  moderna.
“Cepa” significa “arraigado al suelo” y “21” es “el siglo 21”. Teníamos la tradición de un lado, y la innovación del otro lado. Todo lo embotellamos en botellas borgoñesas y son vinos con un carácter muy amplio y más bebible, para esa gente joven que está empezando a beber.
  Ahora también vamos a inaugurar como último proyecto en una zona de España. En febrero vamos a presentar el primer vino blanco, estamos desarrollando el proyecto en otra zona de la variedad Godello y estamos muy emocionados.
¿Cuáles son sus clientes principales?
Estados Unidos por volumen y luego México son los clientes principales en esta parte del mundo. Aunque estamos representados en Centro América y en las islas, México representa y va a representar un importante en cuestión. Hoy en día exportamos a más de 60 países, desde Canadá.
¿Por qué a tu cliente le gusta tu producto?
Hacemos vinos gustosos y fáciles, golosos. Son vinos que te atrapan, la variedad tinta fina es una variedad de melosidad, notas aterciopeladas, es un vino sensible a la hora de beber. Creo que hacemos vinos de verdad y eso el consumidor lo capta. Lo bonito de un vino, aunque uno no sepa hablar del vino, es cuando el cliente abre el vino y que te diga “uy que rico está”, con esa palabra ya lo tienes ganado.
¿En qué estatus se encuentra el proyecto de acuerdo a tus expectativas?
Nos queda un punto más, yo creo que estamos en un buen momento, elaborando los vinos que nos gustan y estamos muy contentos pero nos falta un pequeño proyecto porque ha habido una corriente muy intensa que en la zona se está poniendo mucho de moda, hay mucho turismo y nos falta un proyecto que vamos a definir en unos años para focalizar y atrapar todo ese campo de gente que quiere aprender, que haga catas que haga vendimias. Ese es el último proyecto que va a tener Emilio Moro y lo haremos en estos próximos años. Estamos haciendo lo que queremos y estamos muy bien posicionados con buenas puntuaciones internacionales.
¿Cuál es la meta máxima que aspiras alcanzar?
Ser una bodega internacionalmente reconocida, es algo que a lo mejor no se hace en una vida pero yo quiero que nos reconozcan a nivel internacional por lo bien que estamos haciendo las cosas. No te puedes quedar relajado, la clave es seguir innovando. Nuestros pilares de actuación son tradición, innovación y responsabilidad social empresarial.
   Tenemos una fundación que se llama fundación Emilio Moro en la cual encausamos nuestra responsabilidad social y empresarial. Nuestro slogan es “El vino ayuda al agua”. Todos los años, el dinero que recaudamos con la venta del vino de Emilio va destinado a la fundación mas otras cosas que hacemos para conseguir recursos para la fundación. Todos los años abarcamos un proyecto relacionado con el agua en países donde hay escasez de agua. Hemos estado en Perú, en Guatemala, en la India, y este año en la zona de Chiapas.

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