Por David H. López
Nóvament – Consultor Senior de Comunicación
En estas semanas de contingencia de salud, algo ha quedado claro: la comunicación es una herramienta indispensable de unión social y coordinación humana.
Estamos atentos, día a día y hora por hora, a cada nueva noticia e indicación de las autoridades sanitarias y gobiernos.
Hemos recibido una cantidad importante de mensajes donde algunos amigos y clientes empresarios preguntan qué hacer en estos tiempos en que por disposición sanitaria deben enviar a sus empleados a trabajar desde casa.
En especial un amigo ejecutivo me recordó la contingencia por influenza AH1N1 hace 11 años, “paramos entre tres y cinco días; fueron prácticamente unas ‘vacaciones’ y nos resultó complicado regresar a todos a su carril cuando volvimos; yo estaba en mandos medios y era responsable de poco más de 20 personas”, hoy contrasta, “ahora estoy a cargo de más personas y con ellas del ambiente de trabajo y del compromiso individual y colectivo, ¿cómo no perderlos ante una dispersión tan prolongada?”
La respuesta es: invertir en comunicación. Van unas recomendaciones para empresas y organizaciones en tiempos en que el home office no solo es un hecho sino puede ser prolongado.
1. Comunicar con transparencia. En situaciones como esta “no decir nada” o “decir lo menos posible” dañará a la organización. Los empleados deben tener claridad en los pasos que seguirá la empresa para salir adelante en esta contingencia.
2. Contrario a comunicar menos, es crucial comunicar más, enfatizar historias e información que confirman los vínculos psicológicos de la empresa con el trabajador, buscando conexión emocional. No se trata de saturar a las personas con más mails engorrosos sino con mensajes que, además, establezcan conexión.
3. Cultivar el compromiso de la persona con el objetivo estratégico de la empresa y reafirmar la idea de que, contribuyendo a su misión, el colaborador consigue su propio propósito profesional y personal. La parte más retadora de esto es que debe ser cierta.
4. Deberemos cambiar un principio arraigado por generaciones: la idea de que las empresas son lugares. Algunos epidemiólogos no descartan que esta sea parte de una serie de pandemias cada vez menos espaciadas en tiempo. Ante eso, ¿Qué le depara a nuestra civilización? ¿Cómo sobrevivirán nuestras empresas? ¿Qué haremos cuarentena tras cuarentena? Comencemos por entender que iniciará una era en que la empresa no es un lugar, son personas. Conceptualmente suena hasta obvio, aplicarlo en la práctica será labor titánica.
Nunca como ahora las empresas que le dan importancia a la comunicación y a la cultura organizacional y las abordan estratégicamente, tendrán mayores posibilidades de salir fortalecidas de contingencias como esta.