El Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) cumplió año y medio de su implementación y ha traído consigo nuevas oportunidades, pero también nuevos desafíos en la relación trilateral. Ejemplo de ello es que durante 2021, México se afianzó como el primer socio comercial de Estados Unidos, y de enero a octubre, el intercambio comercial entre ambos países alcanzó una cifra de 545 mil 471 millones de dólares, según datos de la Oficina del Censo Estadounidense.
De acuerdo con Larry Rubin, miembro del consejo directivo de la Asociación de Empresarios Mexicanos (AEM), el balance del T-MEC a la fecha es positivo. El especialista consideró que el comercio entre México y Estados Unidos seguirá creciendo en los próximos años, aunque recalcó que la percepción que los empresarios e inversionistas tienen del país ha cambiado de forma negativa y que este aspecto puede afectar los flujos de inversión.
“Uno de los retos es que los inversionistas sigan considerando a México para sus planes de inversión. Ese es el reto principal dadas las condiciones que se han presentado y dados los ejemplos de violaciones contractuales y el clima de negocios que ha habido. Estas situaciones le dan a pensar al inversionista que México no es lo suficientemente serio para cuidar a los inversores que le apuestan, arriesgan sus patrimonios y crean fuentes de empleo en el país”, señala Larry Rubin.
Los retos del T-MEC en 2022
En 2022 se avizora un contexto complicado para la relación trilateral, principalmente en los acuerdos entre México y Estados Unidos, debido a discusiones como la reforma energética en el país, la crisis migratoria, el estímulo fiscal para autos eléctricos en Estados Unidos y las quejas de sindicatos estadounidenses contra el tratado.
Además hay que sumar otros aspectos como el impacto financiero de la inflación y el origen de nuevas cepas de coronavirus.
Para el miembro del consejo directivo de la AEM, la “contrarreforma energética” afecta a las personas, a las empresas y a los gobiernos federal, estatales y municipales. “Esto abona a que haya incertidumbre y desconfianza de lo que está sucediendo en México”, indica Rubin.
Añade que los efectos inflacionarios en estos dos países no afectan el T-MEC por sí mismo, “pero definitivamente van a afectar a las empresas y esto, a su vez, puede dañar la inversión”.
Sobre el surgimiento de nuevas variantes de Covid-19, como Ómicron, Larry Rubin afirma que la incertidumbre derivada de estas nuevas amenazas impide que las empresas puedan planificar y tener bien definido el rumbo que quieren tomar, lo cual limita su crecimiento y desarrollo. En este contexto, el cierre de la frontera México- Estados Unidos ha tenido un efecto negativo para ambas economías.
“El cierre de la frontera afectó gravemente a los negocios, particularmente del sur de Texas. Y ahí nos preocupó muchísimo porque los negocios del sur de Texas dependen y siempre han dependido del turismo mexicano. Al prohibirle a los mexicanos viajar y cruzar la frontera, esto ha hecho que muchísimos micro y pequeños empresarios tuvieran que cerrar”.
Las oportunidades del T-MEC en 2022
De acuerdo con Rubin, es imprescindible que tanto gobiernos como empresarios se esmeren en crear una percepción del país diferente a la que actualmente se tiene para atraer mayor inversión. “Una percepción no es fácil de modificar y ahí es donde se torna complicado llevar a cabo acciones que favorezcan a la inversión”.
El empresario advierte que desde Estados Unidos se estará vigilando con cuidado las reformas que emanen del Congreso de la Unión, específicamente la reforma energética, pues estas modificaciones podrían tener consecuencias importantes al considerarse violaciones al T-MEC.
El tratado, afirma Rubin, fue diseñado con el objetivo de incentivar la inversión y las relaciones comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá y que el documento abre la posibilidad para que empresarios mexicanos inviertan en estos países.
A diferencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el T-MEC, permite que empresarios mexicanos puedan venderle al Gobierno Federal de Estados Unidos, lo que es una “oportunidad de oro”, resalta.
“El T-MEC tiene en sus incisos varias oportunidades diferentes para vender al sector público y operar en el sector privado. El T-MEC no es sólo para empresas norteamericanas que desean estar en México, sino que en gran medida les sirve a muchos de los empresarios mexicanos para poder operar y crecer en Estados Unidos y Canadá también”, finaliza Larry Rubin.