No hay tiempo más maravilloso que cuando los aspirantes a algún cargo de elección popular están en contienda: te dan obsequios, te invitan a comilonas, reparten productos de necesidad cotidiana y más.
El ciudadano de a pie, aquel que todos los días tiene que tomar dos camiones y caminar más de tres cuadras para llegar al trabajo, es tratado como Rey, se le toma en cuenta y es apapachado por aquel personaje que necesita su voto a como de lugar para llegar a un curul, alcaldía, gubernatura o presidencia de la República.
¡Que belleza esos días! Ni llueve, el sol es radiante y los regalitos vuelan por doquier, todos los días deberían ser “de campaña”. Aquel que nunca es escuchado tiene la voz mas fuerte; las opiniones y aportaciones para hacer un mundo mejor llueven como comentarios positivos; en fin, solo pasa tres meses cada dos o cinco años.
Solo esos días, prometer es una actividad del diario y la fe de la ciudadanía es tan grande que casi se puede sentir.
Qué lástima que llegando a la silla deseada, las promesas son solo cosa del pasado, los ciudadanos clase-medieros somos nada más que espectadores y aquellos, los más necesitados siguen siendo de ese grupo tan extenso: los más necesitados.
No digo que no hagan su trabajo aquellos políticos, lo que menciono es que, como ciudadana promedio, me gustaría que las cosas tan ordinarias y sencillas se pudieran resolver con la misma facilidad que como se prometieron.
Es desastroso circular por una ciudad donde las avenidas principales parecen campos minados por los tremendos hoyos que tienen. Es deprimente ver como aquellos titulares gozan de recursos y herramientas que son para el beneficio del pueblo y los utilizan como articulo propio.
Es detestable que, quienes se abanderan como “la autoridad”, infrinjan la ley, solo por eso, por que los castigadores no pueden ser castigados. O ¿en su colonia detienen a los narcomenudistas a la brevedad, tal y como lo denunció? Aquellos que son los “drogadictos de siempre”, los popularmente conocidos y que no es posible que sea la misma autoridad la que los desconozca.
Es inaceptable que no podamos visitar a nuestras familias en “colonias riesgosas”, entonces ¿vamos a abandonar esas colonias porque son de alta peligrosidad? No lo creo.
Ojalá y las campañas políticas sean ya con hechos, como pavimentación de calles, gestión de recursos, asignación de apoyos y más, para así tener un poco de certeza que cuando ese personaje llegue a la silla prometida, el dinero y las obras seguirán fluyendo. Imagine, si como un ciudadano más logró tanto beneficio del pueblo ¿qué no podrá hacer con un cargo?
Pero como soñar tampoco causa impuestos, seguiremos soñando con representantes del pueblo a beneficio del pueblo, y no para los bolsillos de los políticos en el poder.
Ojalá siempre estuviéramos en campaña, así siempre seriamos importantes para nuestros gobernantes y no escucharíamos “no se puede”, “eso a mi no me toca”, “esta fuera de mi jurisdicción” o el tan conocido “espere su turno, hay muchos en la fila”.
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