Zaareth García es una mujer que, movida por un profundo amor y empatía, ha dedicado su vida a mejorar el bienestar de los más vulnerables. Empresaria en el sector médico junto a sus hermanos, encontró en su trabajo los recursos necesarios para materializar lo que sería su más grande legado: la fundación Curitas de Amor.
Esta iniciativa nace de su convicción de que no se puede ser indiferente ante las necesidades de los demás, especialmente cuando se trata de los niños. “Soy una mujer que busca el bienestar de quienes me rodean. Al darme cuenta de las necesidades de la niñez, no pude quedarme con los brazos cruzados”, menciona Zaareth, refiriéndose a la inspiración que la llevó a fundar esta organización que ahora es un pilar en el apoyo a infancias de Nuevo León.
Misión llena de esperanza
La fundación se enfoca en entregar apoyos económicos y en especie para garantizar el funcionamiento y sustento de tres Casas Hogar fijas, así como a las familias de las redes de apoyo. Pero su labor no termina allí. En los últimos años, han beneficiando a más de mil 200 niños con su programa de mochilas y útiles escolares “Back to School”, y han brindado cenas navideñas a más de 100 familias en su programa Dona Esperanza en Navidad. Además, más de 200 familias han sido apoyadas con despensa mensual y más de 100 niños han recibido atención médica, medicamentos y equipos especializados.
Zaareth cuenta que, aunque los recursos no siempre son suficientes, la fundación sigue evolucionando de manera constante, adaptándose a las necesidades de los niños que siempre son cambiantes. “Aunque los recursos no lleguen, siempre encuentro la forma de que ningún niño que pide la ayuda de Curitas de Amor se quede sin recibirla”, afirma con esa determinación que es la base de su trabajo incansable.
“Hoy más que nunca, es fundamental apoyar a los niños, quienes representan el futuro de la sociedad. Ver por ellos, por su educación, salud y bienestar es asegurar un futuro más esperanzador para todos”.
Labor incansable
Los retos a los que se ha enfrentado Zaareth y su fundación no han sido pocos. Desde la dificultad de alcanzar a más personas generosas que deseen contribuir, hasta las críticas que reciben aquellos proyectos destinados a mejorar el futuro de las nuevas generaciones. Pero su mensaje es claro: “No podemos cambiar el mundo de todas las personas vulnerables, pero sí podemos cambiarle el mundo a una persona, y eso es maravilloso”. En su visión, el futuro no tiene límites.
“Queremos llegar tan lejos como podamos. El límite es el cielo”, asegura Zaareth, quien sigue con la esperanza de expandir su impacto más allá de Nuevo León. “Hoy más que nunca, es fundamental apoyar a los niños, quienes representan el futuro de la sociedad. Ver por ellos, por su educación, salud y bienestar, es asegurar un futuro más esperanzador para todos”. Como bien dice Zaareth, “lo importante no es cuánto das, sino el amor que pones al dar”. Este es el legado de Curitas de Amor: un mundo más justo, lleno de esperanza y generosidad, donde cada niño tenga la oportunidad de crecer con amor y dignidad.
Entérate de la noble labor de Curitas de amor, a través de sus redes sociales:
I./ @curitasdeamormx
F./ curitasdeamormx
