Coco Santos y la playlist del éxito

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En un restaurante, la música es mucho más que un fondo sonoro: es el ingrediente que puede transformar una comida en una experiencia inolvidable. Ese talento para definir ambientes, crear conexiones y potenciar emociones es la especialidad de Coco Santos. 

En el 2017, junto con Stefanía Kirnbauer, el también integrante del dueto Clubz fundó Turista Universal, agencia creativa que ha cambiado la forma en que restaurantes como Bread, Benell, Grupo Pangea, Gallo 71, Bodegón de Rosas, Milk y Vernáculo, en Monterrey; Georgina, en Tijuana, y Contramar, en Ciudad de México, conciben su atmósfera sonora.

Para Coco, cada espacio tiene su propia personalidad que merece ser reflejada en su playlist, porque sabe que el sonido adecuado puede elevar desde la sobremesa hasta la sensación general del comensal. 

“Un sonido exitoso comienza cuando hay coherencia en todo lo que rodea al restaurante. Sabemos que los gustos son subjetivos, pero es fundamental que exista una armonía entre el diseño interior, el menú, los aromas y la energía del personal”, explica.

Y añade que, cuando una marca cuida todos esos elementos y los alinea, la música puede integrarse de forma natural y potenciar la experiencia.

Con esa visión, Turista Universal también ha llevado su curaduría musical a proyectos con Coca-Cola, Barcel, Tajín, Apple TV Plus y Netflix, entre muchas otras marcas, demostrando que la música bien pensada es un factor clave del éxito para un programa, producto o campaña.

Laboratorio de emociones

Lo suyo no es un estudio de audio más: es un laboratorio donde se experimenta con sensaciones y narrativa musical. Turista Universal ha definido una estética propia: sofisticada, sin pretensiones, anclada en el gusto más que en fórmulas.

Su formación autodidacta, apoyada por un maestro en mezcla, lo llevó a perfeccionar ese oído que hoy define el “sonido” de lugares y marcas.

Para Coco, este trabajo requiere más que solo buen gusto: además es un ejercicio de balance. “Confías en tu sensibilidad para saber qué está muy fuerte, qué está muy bajito, cómo ecualizar cada espacio. Esa es la clave”, explica Coco.

Pero la curaduría musical que ofrece va más allá de playlists genéricas; es una mezcla cuidadosa que construye de la mano del cliente y considera el lugar, el público y la energía que se quiere transmitir.

“Para mí, aprender de personas que son artistas, aunque no necesariamente en la música, como en el caso de la cocina, es algo muy bonito e interesante. Poder ver y entender su visión a través de lo que hacen en la cocina me enriquece mucho”, asegura.

Talacha y desveladas

Coco, de 36 años, ha trabajado en la mezcla de álbumes para Disco Bahía, Ximena Sariñana, Vanessa Zamora y Technicolor Fabrics, además de todo el catálogo de Clubz, cuya música, por cierto, ha aparecido en producciones de cine, como “Cindy La Regia”, y en videojuegos, como “Forza Horizon”.

Comenzó su carrera musical cuando era adolescente. Luego estudió mercadotecnia en el Tecnológico de Monterrey, disciplina que hizo un match perfecto con su vocación artística, llevándola al terreno de los negocios.

Sin embargo, ser músico y empresario no es un camino sencillo ni siempre lleno de glamour. “Hay talacha, desveladas, momentos complicados”, comenta. Pero para él, la satisfacción viene del resultado final: ver cómo un proyecto cobra vida y se convierte en un golazo.

De vuelta a lo ‘básico’

En un mundo hiperconectado, donde lo inmediato abruma y las redes sociales han convertido el ocio en una extensión del trabajo, la música vuelve a tomar su lugar como refugio. Coco lo nota en tendencias como el regreso del iPod y los viniles.

Esa búsqueda de calma —de momentos íntimos dentro del caos digital— es también lo que muchas marcas están tratando de ofrecer, y ahí es donde entra la curaduría: como una herramienta para diseñar estados de ánimo.

Para Coco, el futuro no está solo en crear música, sino en entender cómo se vive. En un panorama saturado de estímulos, saber elegir lo que suena en un lugar puede transformar por completo la percepción de una marca o de un momento cotidiano. 

Por eso, más que seguir tendencias, su apuesta está en afinar la sensibilidad: “Se trata de confiar en el oído, en lo que sientes cuando escuchas algo que te mueve”, dice. 

Esa intuición —combinada con técnica, experiencia y visión— es lo que ha convertido a su trabajo en un nuevo estándar dentro de la experiencia de marca. Porque si antes el éxito se veía, ahora también se escucha.

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