Para Roberta Barrera recibir la presidencia del Club del Ballet de Monterrey por los próximos dos años es un honor que afrontará con gran ánimo como lo es su personalidad entusiasta. Su experiencia dentro de esta disciplina la ha llevado a desarrollar empatía con los bailarines, ya que desde los tres años empezó a practicar danza.
“Es un honor que me hayan elegido. Por otro lado es un reto muy grande por el momento en el que lo estoy recibiendo, con la pandemia encima es difícil realizar actividades a las que estábamos acostumbrados, por eso nos estamos reinventando en la forma de hacer las cosas. Tenemos todavía pendiente la celebración del 30 aniversario, que los cumplimos el año pasado (2020), esta gala esperemos la reprogramemos pronto para celebrar con un teatro lleno”, detalló Roberta.
Hace seis años Roberta empezó a participar dentro del Club apoyando a la presidenta en turno, Gabriela Elizondo de García y fue en 2019 que se integró como Consejera del Patronato. “En ese momento sentí que se me abrió un abanico de opciones para trabajar. Es increíble cada junta que asistía salía enriquecida por todo lo que aprendía; hay personas que tienen ya 30 años trabajando con el Ballet y de todas ellas yo aprendí demasiado y cada vez me fui involucrando más”, recordó.
El inicio del año llegó con el pie derecho, aseguró Roberta, que en comparación con el 2020 donde todo cerró por completo y no se generaron recursos para el Ballet, este año pinta con un arranque de éxitos. “Antes de tomar la presidencia dije, tengo que empezar a hacer cosas, necesitamos dinero para que el Ballet siga vivo y en enero se hizo una fusión a través de un proyecto ciudadano con la preparatoria del Tecnológico de Monterrey, Santa Catarina y Laura Cantú Joyería. Los chavos lanzaron una campaña para apoyar la venta de pulseras que diseñó Laura y en tres horas ya habíamos vendido el primer stock; ya salió otro paquete de pulseras que también se vendió con mucho éxito y estoy por recibir el tercer pedido”, señaló.
Además, la presidenta, dio un adelanto del evento de recaudación que tienen programado para el Día de las Madres. “Debido a la pandemia las mamás y abuelitas han estado encerradas y traemos una idea de consentirlas y apapacharlas, acercándoles el ballet a sus hogares”, dijo.
Dentro de su estrategia de difusión para el Ballet, creó una cuenta de Instagram @robyartedanza, por medio de la cual busca difundir el trabajo de los bailarines, contar sus historias, y dar a conocer todo el trabajo que se hace tras bambalinas. “A través de esta cuenta que ha tenido mucha aceptación, quiero que la gente vea cómo se confeccionan los vestuarios, quienes están detrás de estas creaciones y cuánto tiempo se tardan; así como cuántas zapatillas gastan al año. Contar la historia de los bailarines de la compañía. También subir videos que me mandan los bailarines de cómo están ensayando desde su casa, muchos de ellos adecuaron el área y cada quien se las ingenió con el espacio que tenían para hacer sus saltos y sus giros”, explicó Roberta.
“Ahora ya podemos estar llevando a la sede a 8 bailarines por salón que es muy poquito, pero hay que ser muy respetuoso con la Secretaria de Salud y el resto trabaja por Zoom. Al finalizar el ensayo tratamos de hacer un mini convivio y se llevan una sorpresa muy grata, lo hacemos con el fin de que se sientan valorados y apapachados”, dijo.
