Una carrera contra el tiempo
Cuando un paciente llega a urgencias con dolor en el pecho, el equipo médico de TecSalud sabe que cada minuto importa. El Código SICA —acrónimo de Síndrome Isquémico Coronario Agudo— se activa de inmediato para coordinar especialistas, estudios y procedimientos de forma sincronizada.
“El tiempo es músculo: mientras más rápido actuemos, mayor es la posibilidad de salvar la vida y preservar la función del corazón”, explica el Dr. Alexis Barrera, líder del programa.
Gracias a este sistema, quienes atraviesan un infarto pueden recuperarse de manera óptima, evitando daños permanentes y retomando su vida con normalidad.
Tecnología, talento y precisión
El protocolo incluye la realización inmediata de un electrocardiograma y, en caso necesario, un cateterismo para liberar las arterias obstruidas. Con ayuda de un stent, los médicos restablecen el flujo sanguíneo y previenen un daño irreversible al músculo cardíaco.
Este nivel de atención solo es posible gracias a un equipo multidisciplinario liderado por especialistas en cardiología intervencionista y medicina interna, que trabajan coordinados todos los días con un mismo propósito: salvar vidas.
La importancia de reconocer señales
El dolor intenso en el pecho es el síntoma más común de un infarto, pero no el único. Existen señales menos evidentes, como sudor frío, náuseas, vómito o dificultad para respirar. En mujeres y adultos mayores los síntomas pueden ser atípicos: desmayos, dolor abdominal o incluso confusión.
“Ante cualquier duda, lo mejor es acudir de inmediato a urgencias para realizar un electrocardiograma. Ese simple estudio puede marcar la diferencia”, subraya el Dr. Barrera.
6 claves para prevenir un infarto cardiaco:
• Mantenerse en un peso saludable
• Hacer ejercicio de manera regular
• No fumar
• Controlar los niveles de glucosa (debajo de 100)
• Mantener colesterol en parámetros normales (menor a 200)
• Vigilar la presión arterial (120/80)
La transformación de la práctica clínica en México
El Código SICA no solo es un protocolo, es un cambio de paradigma en la atención cardiovascular en nuestro país. Representa la capacidad de coordinar equipos, tecnología y procesos bajo un mismo objetivo: actuar con precisión en los momentos más críticos.
Su implementación abre camino a una práctica clínica más estandarizada, basada en la evidencia y orientada a salvar vidas con rapidez. Iniciativas como esta muestran que en México es posible reducir la mortalidad por infartos, mejorar la recuperación de los pacientes y, sobre todo, construir un sistema de salud más preparado para los retos del futuro.
Porque cuando se trata del corazón, no se trata solo de latidos: se trata de transformar la manera en que cuidamos la vida.
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