El aumento en el precio de la carne de res en Nuevo León podría registrarse debido a la reciente baja en el estatus sanitario por tuberculosis bovina impuesta por Estados Unidos en junio.
Los ganaderos han advertido que este cambio tendrá un impacto significativo, estimando un incremento del 10 por ciento en el costo de la carne en la región.
A partir del 1 de agosto, se verá afectada la exportación de ganado en pie hacia Estados Unidos, a menos que Nuevo León y sus ganaderos lleguen a un acuerdo con las autoridades estadounidenses para cumplir con los protocolos exigidos.
Según los ganaderos, el encarecimiento de la carne de res en Nuevo León se debe a la respuesta de la Secretaría de Desarrollo Regional y Agropecuario (SEDRA) del estado a las demandas de Estados Unidos.
Hasta ahora, se han clausurado nueve engordas de reses, las cuales representan el 10 por ciento de toda la producción de carne generada por las 30 empresas pecuarias en Nuevo León.
Las nueve engordas clausuradas son San Juan y El Chaparral en Montemorelos, GM Agroproductora en Ciénega de Flores, Santa Teresita en Zuazua, RRR en Cadereyta, Ganadería Vica en Salinas Victoria, El Quemado en Hidalgo, Gloria del Sur en Vallecillo y 7 Comas de Cerralvo, según informes oficiales.
Fuentes de la industria revelaron que estas nueve empresas sancionadas tienen alrededor de 22,000 reses en proceso de engorda, de las cuales aproximadamente 170 deben ser sacrificadas diariamente.
Sin embargo, debido a las clausuras, estas reses no pueden ser movilizadas para el sacrificio, lo cual está generando un costo adicional para los propietarios en términos de alimentación, con un promedio diario de entre 70 y 80 pesos por cabeza.
Se informó que la clausura de estos nueve corrales de engorda se derivó de irregularidades y reincidencias en el incumplimiento de los protocolos establecidos por el Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas (APHIS, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Un equipo de revisión estadounidense descubrió que el estado no estaba aplicando medidas para la identificación de animales ni imponiendo sanciones por infecciones, además de que la industria alimentadora de ganado incumplía las regulaciones federales y estatales.
También se señaló que la mayoría de los movimientos de ganado de engorda en Nuevo León carecían de la documentación necesaria que certificara su inocuidad en relación a la tuberculosis bovina, la brucelosis y otras anomalías.