Por Rodrigo Pérez Rembao
LA TRAVESÍA EN EL CHEPE
En 2019, antes de que la pandemia cambiara el sentido de las estadísticas, los municipios de Bocoyna y Urique –donde se ubican Creel, El Divisadero y Cerocahui, las localidades con alojamiento en la Sierra Tarahumara– recibieron más de 6.5 millones de visitantes. La mayoría llegó por carretera, pero otros lo hicieron en tren, y son quienes más disfrutaron el camino. Con una tradición de más de 60 años, el ferrocarril Chihuahua-Pacífi co es el único de pasajeros que aún opera en el país. No sólo eso: apenas en 2018 se renovó el servicio y mejoró su oferta, dando origen al nuevo Chepe Express. Así, a las imponentes vistas naturales que ofrece la ruta se sumó un equipamiento de lujo.
Entre Creel, Chihuahua, y Los Mochis, Sinaloa, hay alrededor de 350 kilómetros. En aproximadamente nueve horas, los pasajeros atraviesan 86 túneles, pasan por 37 puentes y guardan en su memoria un sinfín de estampas para conservar de por vida. Pero hacer la ruta completa en un episodio no es la única opción. Hay tantos atractivos en los puntos intermedios, que resulta muy conveniente hacer el trayecto por partes.
AL LÍMITE
Su extensión de 2,554 metros la convierte en una de las tirolesas más largas del mundo. También es una de las más veloces –puedes alcanzar hasta 135 km por hora–. Además, los barrancos que sobrevuelas están a una profundidad de 1,500 metros… hablamos de la tirolesa estilo Ziprider del Parque de Aventura Barrancas del Cobre, en Chihuahua.
Y, claro, a las altas dosis de adrenalina hay que sumar el paisaje de cuento que ofrece la Sierra Madre Occidental; en específico, el que se aprecia desde este sitio, ubicado en la localidad de Areponapuchi, municipio de Urique. La pregunta es: ¿te atreverías a vivir esta experiencia?
RUMBO A LAS BARRANCAS DEL COBRE
Ver aparecer el tren es una experiencia en sí misma. La imagen remite a otra época. El atuendo de los sobrecargos y sus deferencias reafirman la sensación de haber viajado en el tiempo. Abordar el vagón es una vuelta al presente.
El espectáculo empieza con el tren ya en marcha. Conforme avanza, es muy notorio cómo cambia el escenario afuera: los valles que caracterizan el trayecto de Los Mochis a El Fuerte, primera estación en el camino, dan paso a un paisaje semidesértico que se caracteriza por sus altas temperaturas y poca vegetación, compuesta principalmente por palmeras y cactáceas.
Aproximadamente a 150 kilómetros de Los Mochis, todavía en Sinaloa, está el puente Agua Caliente, que pasa por encima del Río Fuerte, y es el más largo de la ruta, con una extensión de casi 500 metros. Luego viene un tramo de selva baja, más o menos hasta llegar a la presa Huites, un embalse rodeado de montañas. Las vistas son cada vez más espectaculares.
En este punto de la ruta, las llanuras han quedado atrás. Con las montañas y el aumento de la vegetación cambia la temperatura y aparece la Sierra Madre con toda su mística. A más de 1,400 metros sobre el nivel del mar se puede apreciar la belleza del paisaje que rodea a la estación Témoris, poco antes de llegar a Bahuichivo, ya en el estado de Chihuahua.
Es de los puntos más espectaculares de la ruta, aunque aún restan más de tres horas de imponentes paisajes hasta Creel. Bahuichivo es la segunda estación y está a 18 kilómetros de Cerocahui, que ofrece buenas opciones de hospedaje. El bosque, con su clima templado, invita a caminar o montar un caballo para ir a visitar los viñedos del Hotel Misión, a dejar caer la tarde disfrutando uno de los vinos que ahí se producen. A menos de una hora de Cerocahui, en la cúspide del cañón de Urique, está el Mirador del Gallego, que ofrece una de las mejores vistas de las Barrancas del Cobre. Vale la pena levantarse temprano para ir a disfrutar del amanecer a 1,900 metros de altura. El viaje reinicia a las 14:25, hora en que sale el tren rumbo a la estación Divisadero.
FIN DE LA RUTA, NO DE LA AVENTURA
En menos de dos horas podrás estar en el Parque de Aventura Barrancas del Cobre, con su desafiante tirolesa. Ahí mismo encontrarás también la opción de hacer rappel, un “bosque aéreo” para recorrer a través de 12 puentes colgantes y un teleférico, si no quieres altas dosis de adrenalina. En un trayecto de tres kilómetros, y alrededor de 45 minutos, el teleférico ofrece una vista panorámica de tres barrancos que se unen en un punto: del Cobre, Tararecua y Urique, una atracción que no puedes despreciar. Si aún tienes energía y no se ha ido el sol, puedes terminar el día rentando una cuatrimoto para adentrarte en el bosque montañoso con un guía que sabrá llevarte por una buena ruta.
El trayecto de Divisadero a Creel es apenas de una hora y media. Y aunque aquí finaliza la ruta del Chepe, hay muchas más cosas que puedes hacer en este sitio, ya que es un muy buen punto de partida para conocer varios atractivos alrededor: cerca de ahí están el lago de Arareco, la Cascada de Cusárare y las aguas termales de Recowata, por ejemplo. También puedes rentar una bicicleta de montaña, hacer rapel… las posibilidades son infinitas en un lugar con tantos atractivos naturales como este.