Hay veces que la pasión por crear es tanta, que no es posible elegir un solo camino. Ser empresario es también una habilidad que se pule día con día, a través del trabajo duro, intentos y fracasos para llegar al éxito.
Del talento para materializar sueños no se habla mucho, pero es una habilidad muy peculiar que se nutre de un espíritu positivo, resiliencia e ímpetu. Y esa es justo una virtud para Alfonso Lozano Morales, o “Poncho”, como prefiere que lo llamen, un empresario con una sed insaciable de crear y de vestir mil sombreros.
Hoy nos cuenta un poco sobre su historia y lo que lo mueve.
Adaptabilidad que es clave
El camino al mundo de los negocios inició formalmente para Poncho en la universidad, cuando emprendió su primer negocio como consultoría para temas de comercio exterior, en sus últimos semestres de la licenciatura en Relaciones Internacionales.
Las vicisitudes de este proyecto le dejaron mucho aprendizaje y entereza que le servirían años más tarde para afrontar los retos del mundo laboral en el sector público. Por siete años, Poncho formó parte de Agua y Drenaje de Monterrey, donde colaboraba en la coordinación del padrón de descargas.
Fue ahí, durante la tempestad del huracán “Alex” en el 2010, que aprendió una de las lecciones más importantes para un empresario, pues en ocasiones el trabajo implica un esfuerzo extraordinario y monitoreo 24/7 para cumplir con el deber.
“Dormimos toda la semana en la oficina (…) estuvimos llenando pipas y enviándolas a toda la ciudad porque la gente no tenía agua. Eso me dejó mucho aprendizaje”, recuerda.
Todo suma
Más tarde en la vida, vino otra oportunidad que puso a Poncho en las puertas de la industria, pues en conjunto con algunos socios, comenzó a brindar soluciones a una empresa internacional de juguetería con diversos proyectos. “Vimos un área de oportunidad con el cartón, la empresa consumía mucho y comenzamos por ahí. Fue laprimera parte de LOMOC, les hacíamos las cajas máster”, relata.
Las situaciones del mercado fueron variando a raíz de sucesos mundiales como la pandemia por Covid-19, por lo cual se fueron adaptando. A partir de ese momento, el enfoque transitó por completo al área de logística, en la que más tenía experiencia Lozano Morales.
Esta gallardía para iniciar nuevos proyectos en terrenos desconocidos le ha dado a Poncho grandes aprendizajes que, lejos de frenar su vuelo, lo impulsan. “Hay que arriesgarse con proyectos, hay buenos y malos, pero siempre te dejan una enseñanza” comenta el fundador de LOMOC.
La fórmula para soñar
Poncho tiene el enfoque resolutivo bien plantado en su ADN, y siempre con templanza hace frente a los retos de su industria, pues le apasiona la búsqueda de nuevas avenidas y soluciones. Y para lograrlo, tiene muy presente que hay que mantener su vida en balance y con salud.
“El empresario moderno desarrolla proyectos, diversifica sus inversiones, hace ejercicio y va a terapia”, comenta.
Este balance también incluye a sus círculos sociales, pues su familia es también muy importante para él. Aunque esté en medio de una coordinación de embarque o en espera de llegada a frontera, él siempre encuentra tiempo para sus seres queridos, y otra de sus pasiones: el béisbol.
Con esa versatilidad que lo caracteriza, Poncho siempre está a la caza de nuevos proyectos y maneras de crear. “Estamos haciendo otros negocios para entrar al sector de restaurantes, una marca de tequila que está ya por salir, y en planes está lanzar una cerveza artesanal”, apunta.
Poncho se despide de nosotros, pues el deber llama y LOMOC no descansa. Con humor y resiliencia, este empresario tiene camino libre para crear, soñar y hacer realidad sus ambiciones. Incluso, en su lista de objetivos está incursionar en el panorama político en el mediano plazo.
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