Luego de sufrir la amputación de ambas piernas, “Martín” (nombre ficticio) fue abandonado por su esposa, quien le dejó los cuatro hijos de ambos. Imposibilitado para hacerse cargo de ellos, parecía que estaban destinados a ir al DIF Capullos.
Afortunadamente, Padrinos de Nuevo León intervino para garantizar la alimentación y educación de los pequeños, que hoy continúan al cobijo de su padre.
Esta breve historia con final feliz es uno de los casos de éxito de la asociación, que desde el 2005 apoya a niños y adolescentes que se encuentran en situación vulnerable, para que puedan crecer en un entorno familiar.
“Se trata de hacer por ellos lo que quisieras que hicieran por los tuyos”, sostiene Adrián Cantú, fundador de la asociación y Presidente del Patronato.
Él cuenta que, al convertirse en padre, hace poco más de dos décadas, la realidad de los niños desamparados le llegó de manera más profunda. Al compartir su sentir con un grupo de amigos, encontró el eco suficiente para fundar juntos la asociación Padrinos de Nuevo León, en el 2005.
Inicialmente, se acercaron a instituciones de protección infantil, que reciben a infantes y adolescentes que son víctimas de maltrato, para fungir como padrinos de su alimentación y educación, adicional a actividades deportivas y recreativas, así como de cuidado de la salud.
“En una ocasión, uno de los niños beneficiados me dijo: ‘yo pensaba que comer en familia solo era para los ricos’. En ese momento, me di cuenta de lo importante que es para los niños tener un espacio donde sentirse cuidados, amados y alimentados de manera digna”
Adrián Cantú
A partir del 2021, de acuerdo con los lineamientos internacionales, así como la Ley General y Estatal de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que prioriza el derecho a vivir en familia, la asociación decidió concentrarse en la integración a entornos familiares de esta población vulnerable.
“Actualmente, en nuestro modelo de intervención, contamos con cuatro programas: alimentario, de educación, entorno digno y de integración familiar y crianza positiva”, explica.
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Los casos son canalizados por la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes de Nuevo León, mejor conocido como DIF Capullos, y las Defensorías Municipales de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes. En los últimos tres años, explica Adrián, se han atendido 553 infantes y adolescentes.
Entre los miembros fundadores que continúan activos figuran Alberto Hernández Elías, Guillermo Plancarte Lozano y Alejandro Acuña Gutiérrez. Actualmente, Adrián preside el patronato de la asociación, con la participación activa de Melody Garza de Villarreal y Javier González Caballero, y la dirección general de Rocío Domene.
Impacto positivo y sostenido
A lo largo de los años, la asociación ha aprendido lecciones valiosas, entre ellas, la importancia de hacer evaluaciones periódicas sobre el bienestar físico, psicológico y académico de los menores que apoyan. Esto garantiza que la inversión realizada tenga un impacto positivo y sostenido en el tiempo.
Los fondos para sostener la labor de Padrinos de Nuevo León provienen de distintas fuentes, incluyendo el apoyo de empresas, donaciones individuales y eventos de recaudación.
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Uno de los más destacados es el torneo de golf anual, que no solo busca recaudar fondos, sino también sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de involucrarse en causas filantrópicas. Este año, el evento está programado para el 27 de octubre, en el Club Campestre.
“Sin duda, la mayor satisfacción es ver cómo los niños que ayudamos se convierten en adultos responsables, con ganas de aportar a la sociedad”, advierte.
Todos pueden “apadrinar”
A pesar de los logros, la organización sigue buscando formas innovadoras de recaudar recursos. El costo por mes, por niño, ronda los 2 mil 500 pesos. Cabe destacar que las familias no reciben dinero en efectivo, sino que la cobertura de todas las necesidades se satisfacen a través de la asociación.
Hay muchas formas de colaborar en la asociación, lo mismo como voluntario en los eventos a beneficio, que con donativos económicos o en especie. Lo importante es participar, dice Adrián.
“Todos podemos aportar algo, ya sea tiempo, dinero o habilidades. Si más personas se unieran a causas como estas, nuestro entorno sería mucho mejor”, añade.
El mayor deseo de Adrián es que la asociación continúe por muchos años más y pasen la estafeta a las nuevas generaciones.
“El Gobierno no puede hacerlo solo. Todos debemos involucrarnos”, enfatiza Cantú, resaltando la importancia de la colaboración entre la sociedad civil y el sector privado.
Hoy por hoy, sobran ahijados y faltan padrinos.