Hace cerca de dos décadas, la colombiana Sofía Vélez llegó a México junto a su familia. En ese tiempo ingresó a la preparatoria, al finalizar sus estudios tuvo la oportunidad de irse a la Universidad Panamericana ubicada en la Ciudad de México, donde estuvo dos años estudiando Comunicación.
Aunque le encantaba la redacción y el periodismo había algo que la apasionaba más. En el 2006 regresó a la ciudad a estudiar en el Instituto Culinario de México, al terminar la carrera de Gastronomía comenzó con un servicio de catering pero soñaba con la idea de en un futuro tener un negocio propio.
En el 2011 le ofrecieron trabajar en el desarrollo de una cafetería donde todo sería 100 por ciento orgánico, así fue como poco a poco fue transformando las recetas de pastelería tradicional utilizando productos orgánicos para Tea & Coffee Co.
También creó desde cero el menú del lugar, contrató gente y adecuó la cocina, invertía la mayor parte de su día en el proyecto y en un momento de reflexión decidió que era mejor invertir ese tiempo en un proyecto propio.
Años atrás sus padres le habían regalado una Navidad una pequeña máquina para hacer helados, así que al renunciar al proyecto, retomó esa idea y comenzó a realizar diferentes pruebas. Cuando llegó a México hace 18 años, le llamó la atención que no existía un lugar donde se vendiera helado de buena calidad.
Probó diferentes recetas de libros e internet y aunque la mayoría le funcionaba muy bien, al intentar transformarlas a su gusto no tenía éxito. Se dio cuenta que el helado es un producto de mucha técnica y es necesario tener una fórmula perfectamente equilibrada para lograr un buen resultado.
En una plática con su papá, él le preguntó: ¿dónde has comido los mejores helados en tu vida? Sofía, sin titubear, respondió que Italia, así que su padre le dijo investiga y vete a estudiar allá.
En el 2013 se fue a Gelato University en Italia donde tomó un curso de varios meses, al terminarlo intentó trabajar con los gelateros de la región pero al ser muy cerrados con sus recetas y técnicas decidió regresar a Monterrey.
Al regresar de Europa comenzó hacer pruebas con la máquina que ya tenía, pero afirma que fue muy complejo adaptar la receta a los lácteos de la región, así que a prueba y error encontró la fórmula perfecta.
La máquina que tenía en ese tiempo producía un litro por día, Sofía aprovechaba esa producción para obsequiarles a sus amigas en sus cumpleaños las nuevas recetas. Poco a poco, fue pasándose la voz y comenzó a vender el producto que hacía en casa de sus padres mientras invadía por completo el congelador y la cocina.
A finales de ese mismo año asistió al Congreso Gastronómico Mesamérica en CDMX, donde conoció al chef Antonio Márquez dueño en ese tiempo de La Méjico y El Muelle. Entre pláticas surgió la negociación perfecta, la colombiana le comentó que fabricaba helados para restaurantes y el chef le dijo que estaba interesado en transformar el menú de postres de los restaurantes.
El proceso de creación de Sofía para abastecer a su primer cliente de mayoreo con 16 litros de helado comenzaba desde temprano. Ya había adquirido dos máquinas que preparaban un litro por hora cada una, por lo que madrugaba para comprar la materia prima, pasteurizar la leche con la crema y el azúcar, posteriormente al estar madura, estabilizar los sabores y agregar los ingredientes finales.
Tiempo después, conoció a José Del Bosque de Café La Nacional, mismo que le comentó que cada verano tenía una baja en sus ventas, así que la colombiana no dudó en ofrecerle vender sus productos en Bread y así fue cómo consiguió a su primer distribuidor.
Tanto La Méjico, El Muelle y Bread son clientes con los que siente sumamente agradecida ya que creyeron en ella y en su producto, sin tener una imagen como la que tiene ahora.
Sofía soñaba con tener las máquinas que había utilizado tiempo atrás en Italia, así que al tener esos clientes fijos se salió de casa, rentó un espacio ubicado en el centro de San Pedro junto a otras personas quienes poco a poca fueron dejando el lugar.
Su negocio fue creciendo, convirtió los espacios vacíos en bodegas, su oficina y su primer sucursal.
Lulo Gelato es una marca que elabora y distribuye tanto gelato como sorbetes, su secreto radica en que crean sabores totalmente exclusivos que generan nostalgia y remembranza, como el favorito de los regios: queso de cabra y mermelada de guayaba, que al escucharlo puede sonar algo nuevo, pero al probarlo te transporta a algún recuerdo en específico que se haya quedado en tu mente.
Hasta la fecha han creado más de 100 recetas para restaurantes, eventos especiales y temporalidades, entre otros. Además los sabores en sucursales nunca son los mismos, ya que los 30 siempre están en constante rotación.
Al pensar en el nombre de la marca, Sofía buscaba algo que las personas pudieran recordar con facilidad y lulo, al ser una fruta de origen colombiano con características muy parecidas a los sabores que a ella le gustan, contundentes y únicos, tuvo sentido.
Cuatro años después desarrolló la imagen de la marca de la mano de su hermana, se acercó con Common Matter para trabajar en el rebranding de Lulo Gelato, buscando tener un estilo muy diferente y una paleta de colores bien definida.
Hace unos meses la bodega vinícola Rivero González la invitó a participar en su vendimia, la colombiana aprovechó la oportunidad y les propuso crear algo nuevo con productos del rancho: compota de higos con nueces garapiñadas y vino rosado con peras, estos fueron los sabores que surgieron en dicha colaboración.
Actualmente producen más de 2 mil 500 litros para las dos sucursales ubicadas en el municipio de San Pedro Garza García y los restaurantes donde distribuye entre los cuales destacan: La Nacional, The Food Box, Cometa, Hattori Hanzo, entre otros.
Sofía Vélez busca continuar creciendo Lulo Gelato en la ciudad y no descarta en un futuro no muy lejano llegar a cada rincón del país, para que todos los mexicanos puedan disfrutarlo.
La empresaria afirma: “el mundo de los negocios es una montaña rusa, un día estás grabando una entrevista y al día siguiente te avisan que una persona de confianza ya no trabajará contigo, es importante saber manejar los altibajos del día a día. Y saber balancear el negocio con tu vida de mamá, esposa y más”.
“Yo me repito mucho: alegría en el corazón, paz en la conciencia y trabajo intenso. Explico, haz algo que te haga muy feliz, contrata personas paga su seguro y los impuestos correspondientes. Haz las cosas éticamente bien para estar en paz. Trabaja intensamente, hoy en día estamos acostumbramos a que las cosas sucedan muy rápido, es importante recordar que los negocios no surgen de la noche a la mañana, siempre hay mucho trabajo de por medio” agregó para finalizar la entrevista la Fundadora de Lulo Gelato.