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noviembre 13, 2024

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La nutrición del futuro

Bajo la filosofía: todos somos diferentes, Alejandra Ponce busca que sus pacientes conozcan el funcionamiento de sus genes y tomen buenas decisiones en su alimentación.

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Los inicios de Alejandra Ponce Garza en el mundo de la nutrición se remontan al 2006 cuando ingresó al Tec de Monterrey para estudiar la carrera de Nutrición y Bienestar Integral.

Durante ese tiempo, se especializó en pacientes en terapia intensiva, donde conoció a la maestra Gabriela Hernández, misma que meses después le presentaría la Nutrigenómica, una nueva área de la nutrición que cambiaría por completo el rumbo de su vida.

Mientras se encontraba estudiando la carrera, su padre sufrió un infarto, situación que la hizo reflexionar, ya que de acuerdo a los libros, él no era un paciente que podría sufrir un infarto. Algo no hacía clic para ella, así que decidió tomar cartas en el asunto e investigar más sobre el tema.

En el 2010 se graduó y comenzó a trabajar con pacientes de cirugía bariátrica con el Doctor Pablo Zorrilla. A la par, al querer explorar más sobre Nutrigenómica, aplicó para estudiar una maestría en el continente europeo.

La aceptaron en la Maestría de Nutrigenómica y Nutrición Personalizada en la Universidad de las Islas Baleares y a finales del 2011, viajó a España donde estuvo un año.

Como parte de sus prácticas trabajó en Grupo Leche Pascual en el área de innovación de productos. Al regresar a México se dio cuenta que la industria alimentaria nacional no estaba tan desarrollada como en Europa, así que regresó a los pacientes de cirugía bariátrica.

Rafael Abrego y Arturo Méndez, maestros de la Preparatoria donde estudió, la contactaron para invitarla a dar clases, ya que estaban convencidos que aprendería más de lo que enseñaría. Alejandra, con un crédito pendiente por pagar que solicitó para su maestría, no dudó en aceptar la invitación.

La agenda de lunes a viernes para Alejandra se dividía de la siguiente manera: Despertaba a las 6:00, acudía a dar clases a la Prepa Tec Campus Cumbres de 7:00 a 12:00, comía en media hora mientras se dirigía a su consultorio, de 12:30 a 19:00 daba consulta a pacientes sin detenerse.

A las 19:40 regresaba a casa, donde preparaba la clase del siguiente día, revisaba exámenes y trabajos de sus alumnos.

Gracias a este ritmo de vida tan ajetreado, sin tener una tarde libre para tomarse una siesta pudo liquidar en dos años un préstamo.

En el 2014 deja la consulta y se dedica de lleno a la educación, comienza a dar clases de Nutrición y Genética en la Universidad de Monterrey. Después de un tiempo de estar en la Prepa Tec Campus Cumbres y la UDEM, toma la decisión de quedarse como profesora de tiempo completo en la segunda.

Aunque Alejandra disfrutaba al máximo dar clases, no quería pasar todo su tiempo haciéndolo, estaba segura que siendo la segunda mexicana en estudiar esa maestría, a alguien más le interesaría aprender sobre ese tema.

Comenzó a investigar en Google cómo dar clases en línea y descubrió la plataforma Thinkific, en la que podía subir cursos sobre: Nutrigenética. Compró unas lámparas en Mercado Libre para tener buena iluminación y comenzó a grabarse con su computadora por las noches, mientras todos en su casa dormían.

Aunque no estaba convencida al 100 que funcionarían los cursos en línea, los subió a la plataforma y esperó ver resultados. Poco a poco los cursos comenzaron a venderse y un ingreso extra llegaba a su cuenta bancaria.

“Había apostado todo a la Nutrigenética, desde pedir un préstamo, irme lejos de mi familia a un lugar que no conozco, aprender algo desde cero y me encontraba dando clases y sentía que no avanzaba”, con esa idea en mente, Alejandra deja las clases y comienza a emprender un negocio.

En ese tiempo varias empresas de genética estaban llegando a México y más de una se acercó con ella para ofrecerle nueva tecnología, pero eran pruebas que en términos de ciencia no le convencían.

La empresa Genovive llevaba poco en el país, así que la regia los buscó para traerse sus pruebas a Monterrey, pero ellos se negaron.

“Un día me llega un mensaje por medio de la plataforma de Thinkific que decía: estoy tomando tu curso, veo que sabes bien de lo que estás hablando, tengo una prueba y me gustaría que vinieras a Ciudad de México y hablarte sobre algo que tal vez te pueda interesar”. Esa persona justamente era la Directora de Genovive que estaba muy interesada en conocerla.

Para ese tiempo, Alejandra ya estaba trabajando de la mano de su socia Priscila Lamas, para abrir Nutrigenómica AP. A principios de 2016 viajaron juntas a CDMX para conocer más sobre Genovive.

Al momento que David y Tatiana de Genovive, vieron el profesionalismo de Alejandra, le ofrecieron la prueba para traerla a Monterrey, a lo que respondió: “lo que yo vaya a hacer, lo tiene que hacer también Priscila, ya que estamos juntas en esto”, aceptaron la propuesta y a partir de ese momento comenzó un partnership entre Genovive y Nutrigenómica AP.

Mientras afinaban detalles del proyecto que emprenderían ambas, su socia se comprometió y meses después se mudaría a la capital del país. Alejandra se acercó con Genovive para proponerles que Priscila trabajara en CDMX bajo el nombre de Nutrigenómica AP y ellos aceptaron.

Al ver que las pruebas recibían una buena respuesta en Monterrey, Alejandra, de la mano de Genovive armó un curso para capacitar a nutriólogas, sobre esta nueva tecnología, ya que estaba convencida que: “el conocimiento en términos de salud si le hace bien a las personas, entre más gente lo ofrezca, mejor”. 

Nutrigenómica AP abrió sus puertas hace tres años para apoyar a pacientes con planes alimenticios personalizados y a nutriólogas recién egresadas para que consulten ahí mismo, pagando una renta accesible y que tengan la posibilidad de crecer profesionalmente.

Las pruebas de nutrigenética que se realizan en la clínica se hacen con un swab bucal, un hisopo grande que se introduce en la boca con el que se extrae una muestra de las células epiteliales, misma que mandan a analizar a un laboratorio de genética ubicado en San Diego, CA.

Los genetistas en Estados Unidos, analizan el comportamiento de los genes del paciente para saber su potencial y que Alejandra pueda desarrollar un plan alimenticio personalizado para cada paciente.

“A nivel mundial puedes encasillar todas las dietas saludables en 4 tipos y el ejercicio en 6 variantes distintas, lo que hace el laboratorio justo al momento de revisar los genes es definir a qué tipo de dieta y ejercicio se acerca más el paciente”, afirma Ponce.

Se pueden entonces obtener 24 combinaciones distintas entre dieta y ejercicio, pero se agregan todos aquellos genes que personalizan el uso de suplementos específicos y que indican horas de alimentación, sueño y ejercicio. Esto lleva a cientos de combinaciones y explica por qué la misma dieta sólo le funciona a un 5% de personas que la siguen igual.

Hoy en día Alejandra tiene la prueba que siempre había soñado, capacita a nutriólogas de diferentes partes del mundo que están interesadas en esta nueva tecnología. Además, continúa con sus cursos en línea, logrando combinar la nutrición y la educación, sus mayores pasiones en la vida.

Lo que yo he aprendido con la genética es que todos somos muy diferentes, quizás a ti te va una dieta baja en grasas y a mí también, pero tú necesitas hacer un ejercicio moderado y yo necesito un ejercicio intenso, entonces podemos estar haciendo exactamente lo mismo y no nos va a funcionar igual”.

Al recibir la información genética de los pacientes, Alejandra se encarga de traducirla en planes alimenticios, ejercicio, listas de alimentos, todo 100 por ciento personalizado.

Recientemente lanzaron un examen de Farmacogenética, donde pasan 280 medicamentos por el panel genético del paciente, esos medicamentos tiene que ver con enfermedades crónico degenerativas, cardiovasculares, gastrointestinales, diabetes, psiquiátricos, entre otros.

La prueba tiene como objetivo, indicarle al doctor qué medicamentos funcionan mejor en los pacientes: si tienen una respuesta reducida, si es necesario aumentar la dosis o si tienen algún efecto adverso. Gracias a esto, el especialista del paciente puede hacer una medicina de precisión, disminuyendo riesgos y gastos, prácticamente un seguro de vida para las personas.

En los tres años que Nutrigenómica AP lleva en el mercado, han realizado 900 pruebas.

Por otra parte, en noviembre de 2017 participó en TEDx Paseo Santa Lucía con la plática: “Pasa la mejor versión de ti”, misma que le ha abierto muchas puertas en el ámbito profesional.

En los últimos meses ha participado en congresos en: Los Cabos, Cancún, Veracruz, Ciudad de México y uno que marcó su carrera fue el FELANPE (Federación Latinoamericana de Terapia Nutricional, Nutrición Clínica y Metabolismo), el congreso más importante de nutrición a nivel América Latina, donde la invitaron a dar el primer taller de Genética en dicho evento.

Al preguntarle cuál ha sido el mayor de los retos que ha enfrentado como emprendedora, nos platica: “tomar la decisión de estudiar la Maestría sin tener el dinero, fue complejo, pero si quieres lograr algo siempre hay formas de hacerlo, solo es cuestión de atreverte”.

Otro importante fue cuando David y Tatiana de Genovive confiaron en ella para traer la prueba a Monterrey: “Es una carga pesadísima, es la carga que siempre habías querido, pero cuando la tienes vienen pensamientos de autosabotaje, te cuestionas y duda si podrás. A veces es necesario echarte porras tú solo”.

Los planes a futuro para Alejandra son seguir capacitándose en el tema de Farmacogenética, crecer la clínica y continuar apoyando a nutriólogas recién egresadas.

Además, vendrán nuevos exámenes que los pacientes podrán obtener a un precio bajo para seguir personalizando sus resultados: genes que tienen que ver con intolerancia a gluten, fertilidad, riesgo cardiometabólico, etc.

Para finalizar la entrevista, Ponce dio algunos consejos para alcanzar el éxito en el mundo del emprendimiento: “Siempre intenta tener un trabajo seguro, algo que este llegando por quincena, que te haga estar tranquilo y cubra cuestiones como: gasolina, celular, seguro de vida, etc”.

El otro y que considera clave: “Da clases en preparatoria, cuando lo haces, estás con adolescentes entre 15 y 19 años, es dificilísimo captar su atención. Si logras pasar por eso, te puedes parar a negociar cualquier cosa, es como si estuvieras dando un elevator pitch y al momento de emprender puedes lograr lo que quieras”.

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