Las probabilidades de ingresar a una compañía como becario y comenzar desde abajo para llegar a ser líder de uno de los mercados más importantes de la industria de los electrodomésticos parecen escasas. Pero la vida da muchas vueltas, y ahora Juan Carlos Puente es el nuevo presidente de Whirlpool Latinoamérica.
Agradecido y muy entusiasmado, Puente se siente honrado de haber tenido un sueño y haber trabajado todos los días para lograrlo. “Es sumamente satisfactorio, también me siento muy comprometido porque son más de 24 mil familias que dependen todos los días de que tomemos las mejores decisiones, que hagamos las mejores cosas y de que sepamos qué viene hacia adelante”, menciona.
Desde muy joven, tenía la visión de ser CEO de una compañía, manejar un negocio, implementar estrategias y movilizar todo un equipo de trabajo para tener un impacto en empleados y consumidores. Más allá de lo que esto puede representar en números, buscaba contribuir en las comunidades a través del comercio; fue esta la razón por la decidió estudiar negocios internacionales en el Tecnológico de Monterrey. Pero el espíritu de líder lo ha perseguido desde que era niño y, desde muy pequeño, entendió el significado de la responsabilidad y el compromiso.
“De mi papá aprendí que tú eres responsable de tus actos y de entregar resultados, siempre con la mano suave de mi mamá de buscar pasión, hacer lo que te gusta y ser feliz en la vida. Ese balance me formó mucho en la vida”, confiesa.
La natación, deporte que practica desde los seis años, le permitió ser disciplinado, y entender que los grandes retos requieren de persistencia para conseguir la victoria, y de mucha resiliencia para aceptar que no siempre se gana, pero que sí se puede dar el máximo esfuerzo. Y es que Whirlpool ahora tiene al frente de Latinoamérica a una persona a la que le gustan los retos. La adrenalina y energía que esto trae consigo lo obligan a reinventarse, y es por eso que está en constante movimiento y, por supuesto, siempre aprendiendo para adquirir nuevas competencias y habilidades para estar al margen de lo que sucede en el mundo.
CAMINO POR RECORRER
Su meta era ser director general de Whirlpool México, pero también consiguió liderar las operaciones de lavandería en los Estados Unidos y ser vicepresidente de operaciones de mercado en Europa, Medio Oriente y África. Y aunque pudo ser difícil, los momentos de crisis no le asustan, más bien le parecen retadores, pero sobre todo, muy enriquecedores.
Ver a un mexicano liderar una compañía internacional es satisfactorio y motivante, pero además trae un mensaje claro: no importa en qué posición estés ni desde dónde se empiece, con esfuerzo y dedicación se puede crecer en grandes compañías como lo es Whirlpool. Pero liderar la compañía en Latinoamérica no es la única meta que se ha puesto. En realidad, esto va más allá de generar ventas, expandir y consolidar la marca. Se trata de cambiar la imagen de toda la comunidad latina. “Quiero que seamos una región exportadora de talentos, que todo mundo diga que todos en Latinoamérica son buenísimos… creo que somos muy capaces, creativos y persistentes”. El reto ahora es cambiar la forma de compra-venta con la digitalización.
“Estamos cambiando de vender productos a vender experiencias. Lo que queremos es acompañar a los consumidores todo el tiempo que tengan un producto”, menciona. Si hay algo que le apasiona de su trabajo es generar valor al consumidor y ayudar a mejorar la calidad de vida en el hogar de las personas.
Pareciera que el nuevo presidente de Whirlpool Latinoamérica nació con alma de líder, sin embargo, él prefiere atribuirle parte de su éxito a las interacciones y experiencias que ha tenido en su vida, comenzando desde casa. “Creo que he sido bendecido con cosas muy buenas y creo que he sabido sacarle ventaja a esas cosas buenas”, recalca.
“QUIERO QUE SEAMOS UNA REGIÓN EXPORTADORA DE TALENTOS, QUE EL MUNDO DIGA QUE TODOS EN LATINOAMÉRICA SON BUENÍSIMOS… CREO QUE SOMOS MUY CAPACES, CREATIVOS Y PERSISTENTES”.
