Lo que inició como una fábrica de mosaicos se convirtió en un negocio que busca mejorar los espacios para impulsar a las personas a sacar su mejor versión. A través de 17 puntos de venta, la familia Villarreal de los Santos aporta vida a las casas y oficinas de personas de todo México y el sur de Estados Unidos.
“Eduqué a mis hijos para que sean mejores que yo. Me enorgullece que eso se refleja en el negocio que con tanto amor construimos”. Gilberto Villarreal Guzmán
Crear la tradición
Don Gilberto Villarreal Guzmán formó a sus hijos en GILSA, familiarizados siempre con las bodegas, los materiales y la cultura de la empresa de la que pronto iban a constituir gran parte. Cada uno inició en el área comercial y, poco a poco, fueron incursionando en las vertientes del negocio que les interesaban más. “Tuve un buen maestro: mi papá me enseñó todo sobre los negocios, y quise repetir lo mismo con mis hijos; los llevaba en sus tiempos libres y en veranos. Poco a poco se fueron involucrando y enamorando de los negocios. Hoy trabajamos con mucha cordialidad y mucho amor a las cosas que hacemos”.
Eloísa, Gilberto, Adrián y David recuerdan sus días de visita en el negocio con nostalgia de los viejos tiempos; su incursión formal como una manera de continuar con la construcción de los sueños de la gente a través del trabajo duro y la búsqueda de innovación.
“Mi papá siempre nos ha enseñado a trabajar en conjunto, a que una cosa es la cachucha de accionista y otra es la de empleada. Se nos exige igual a todos; no por ser dueños trabajamos menos, al contrario, cada vez más familias trabajan con nosotros y dependen de ello, y estamos muy conscientes de la responsabilidad que eso conlleva”, dijo Eloísa Villarreal de los Santos, la mayor de los hermanos.
“La clave es el respeto y tener las reglas bien claras: una cosa es el negocio y otra cosa la familia”, Eloisa Villarreal de los Santos.
“Los negocios familiares son difíciles”
Don Gilberto adquirió la fábrica Mosaicos Reyneros, que hasta ese momento había sido de su abuelo; años después, tuvo la visión para determinar que lo más prosperaría era el giro comercial y la inclusión de productos de importación como parte de su oferta a los clientes. Después de un largo análisis, y a pesar de que rompería con una tradición de negocio y familia de 40 años, decidió vender la empresa y confiar en su perspectiva.
“Los negocios familiares son difíciles… Recuerdo que mi papá no estaba muy de acuerdo, me dijo: ‘¿¡cómo vas a vender el negocio de la familia!?’… Fue un éxito porque al pasar de ser fabricantes a comerciales pudimos multiplicar el dinero hasta seis veces, con una velocidad mucho más rápida que la que se tenía en las generaciones anteriores”.
Este cambio total en el giro del negocio principal y enfrentarse a las reacciones familiares de su decisión son unos de los pilares de la filosofía de don Gilberto: él confía en la trascendencia a través de las nuevas ideas que vienen con los cambios generacionales. Con el buen camino de su abuelo y su padre, él, como tercera generación, aportó perspectivas técnicas que aprendió mientras estudiaba Administración de Empresas.
“La nueva generación es otra cosa; tiene otro tipo de lenguaje tecnológico que hace que los negocios sean más veloces. Hace aproximadamente 15 años implementamos un sistema de SAP por iniciativa de mis hijos, y es una de las piedras fundamentales del crecimiento de GILSA”, Gilberto Villarreal Guzmán
El segundo gran periodo de cambio para GILSA fue en el 2003, cuando se integraron formalmente Adrián y Gilberto de los Santos. El hermano más grande (Gilberto) decidió sumarse al equipo operativo para revisar las áreas de oportunidad de administración, almacenes, compras y negociaciones. “Hablé con mi padre para irme al área operativa y encargarme de hacer realidad todos los compromisos que hacíamos con nuestros clientes. Entre los dos hermanos, él con la parte del ‘front’ y yo con la parte del ‘back’, empezamos a hacer muchos cambios y le agradezco a mi papá que siempre nos dio la oportunidad de hacer las cosas”, recordó Gilberto.
“Me acuerdo mucho que, en ciertos días, mis papás trabajaban hasta la madrugada; por eso toda la familia trabajamos en no dejar caer todo lo que se ha hecho”, Gilberto Villarreal de los Santos
Toda la familia coincidió en que una de las acciones que les han permitido continuar con el negocio es respetar los talentos y las opiniones de todos los integrantes, además de separar lo familiar de lo laboral. “La clave es evitar las luchas de poder. Nosotros no estamos casados con ser los que mandamos; estamos convencidos de que, si al negocio le va bien, a la familia le va bien; aquí todas las ideas son aceptadas”, dijo Gilberto.
Sobre eso, su hermano Adrián, con quien hizo tantos cambios juntos durante 2003, mencionó que la comunicación familiar y la responsabilidad con la empresa son dos grandes caminos a los que siempre se han apegado. “Es un reto porque no siempre todo va bien, y conforme vamos creciendo tenemos diferentes visiones… Hay momentos en los que tiene que haber un ajuste en la empresa; y hay que estar alineados a que, a veces, la solución la tiene el otro hermano, o tu papá, o un mix entre las dos propuestas y hay que estar dispuesto a calibrar una estrategia para lo mejor para el cliente”.
“Mis pilares son la visión para ver si las acciones se conectan con el objetivo de la empresa; humildad y sencillez para reconocer cuando otra persona tiene la razón; y respeto hacia las fortalezas y talentos del otro”, Adrián Villarreal de los Santos
Lo que viene
El comercio electrónico en México alcanzó los $401.3 mil millones de pesos en 2021, lo que representa un crecimiento del 27% en comparación con el año anterior. Hace siete años, GILSA incursionó en la modalidad digital. En este año, parte de las iniciativas es la adecuación de las páginas de venta a través de la tienda virtual: el cliente toma foto de su espacio, selecciona la variedad de artículos que ofrece y lo puede ver dentro de su espacio.
Con la apertura del canal de ventas digital han encontrado desafíos en el área de logística debido al peso y fragilidad del material que transportan. No obstante, conscientes de las tendencias del mercado, su enfoque más grande actualmente es explorar posibilidades para ampliar su crecimiento en esta modalidad. “Estamos seguros de que, tarde o temprano, vamos a encontrar cuál es la manera de manejarlo. Ya estamos trabajando en negocios paralelos para darle soporte a este proyecto”, compartió Gilberto.
Como parte de su crecimiento resalta la reciente migración de uno de sus CEDIS: pasaron de una extensión de 2,000 metros cuadrados a 8,000. Además, abrirán su tercera tienda en CDMX en enero de 2023; Eloísa Villarreal adelantó que, también en el año que sigue, su meta es abrir cinco tiendas más la misma zona. En el futuro, explorarán los mercados de Querétaro y Guadalajara.
Crecer juntos
Para ellos, lo más importante son sus clientes y el desarrollo de su equipo. David Villarreal de los Santos resaltó el caso de un almacenista que terminó como gerente de tienda; y de otro colaborador que comenzó en el área de intendencia y ascendió hasta la gerencia de distribución. “Ver el crecimiento orgánico que la gente tiene con nosotros es algo que me da mucha satisfacción. Eso es parte de la cultura de GILSA que se ha permeado durante tantos años”, dijo.
Otro de los casos de éxito fue la reciente jubilación de colaboradores con 36, 34 y 32 años de carrera dentro de la organización. “Tenemos colaboradores con 36 años dentro de la empresa, que durante toda su carrera solo han trabajado aquí; me encanta eso: su mundo es GILSA”, agregó con orgullo don Gilberto.
David fue el último hermano en integrarse al negocio, por lo que siente una gran responsabilidad para continuar con la huella que ha dejado cada uno de sus hermanos mayores, y mejorar el nivel de servicio de la organización. Afortunadamente, la brecha generacional (el hermano más próximo en edad le lleva diez años), le ha servido para aprender. “Entre broma y broma puedo decir que tuve seis papás: mis hermanos me enfocaron, me fueron contando la experiencia sin el costo de los errores para mí. He aprendido demasiado de ellos; de mis papás qué te puedo decir. Me debo a ellos”.
“550 familias trabajan con nosotros. No son numeritos, son familias a las que impactamos. Siempre vamos a estar involucrados en esta empresa familiar a la que tanto queremos”, David Villarreal de los Santos
“Ser gente de bien”
Independientemente del negocio, a don Gilberto le interesa dejar el legado de “hacer el bien” a través de las acciones como empresa y como individuos. Como parte del primer punto, crearon la Fundación GILSA (presidida por Eloísa), a través de la cual destinan una parte de sus utilidades para apoyar a personas en situaciones vulnerables para que tengan salud, educación y vivienda digna.
Todos los hermanos coincidieron en que una de sus principales inspiraciones para continuar con su gran proyecto familiar es contribuir a mejorar los espacios donde la gente se desarrolla, ser parte de los sueños que alcanzan tanto dentro de sus casas como en sus trabajos: trascender como empresa y en conjunto con sus clientes, a los que muchas veces han convertido en amigos.
“Me gustaría dejar el legado de mi padre de ser gente de bien: trabajadores, buenos, y echarle ganas. Ver todo el esfuerzo que hicieron mis padres para hacer crecer este negocio fue algo que me marcó mucho”, dice Gilberto.
En suma, cada sábado de ir a la empresa, cada momento decisivo como familia y cada cambio han unido a la familia GILSA para construir una de las empresas más importantes del giro. Aún con todo el éxito y el orgullo que expresa don Gilberto por tanto tiempo y experiencias compartidas, para él hay una cosa que pesa más que todo: “Mi familia es lo mejor que he hecho. No me interesa lo material; lo que me interesa es que mis hijos sean de buena fe, que sigan ayudando en la fundación a gente que está desamparada”.