Entrenaba para su primer maratón. Eran las seis de la mañana y lloviznaba. Veía a las personas que regresaban de las fiestas; calculaba que todavía le faltaba correr, al menos, siete veces más de lo que ya lo hacía, y se preguntó qué estaba haciendo él ahí. Puso una imagen en su mente: el reloj. Pensó “cuando cruces ese reloj vas a haber logrado algo que creíste imposible”.
La fecha llegó. Los últimos 500 metros del maratón vio ese reloj, ícono de Nueva York, y cruzó la meta. Este fue uno de los momentos clave que forjaron su filosofía de vida; ese proceso fue la muestra tangible de que “lo imposible sólo existe en la mente de las personas”. Hoy tiene una miniatura de ese reloj en su oficina de director y presidente de Grupo Daltile, pero el camino no fue fácil.
ASÍ SE CREA UN LÍDER
Eugenio Martínez Serna se esforzó desde el primer día. Es el menor de ocho hermanos: seis hombres y dos mujeres. En su hogar no había medios económicos para estudiar en una escuela privada, pero él y sus hermanos tuvieron la oportunidad de pertenecer a la Escuela Marista gracias a las becas.
A los 13 años, mientras cursaba la secundaria, tuvo su primera experiencia laboral. El papá de uno de sus compañeros era superintendente de Peñoles y los invitó a trabajar un verano en Química del Rey, en Torreón. Para Eugenio Martínez Serna esto representó crecimiento en varios sentidos: iba a recibir un sueldo, iba a estar fuera de su casa por primera vez e iba a trabajar en lo industrial, que le llamaba mucho la atención. Aunque sus primeras tareas fueron lavar matraces y pipetas, esa experiencia lo asomó a la industria química por primera vez, que fue la carrera que eligió en la universidad.
“EL ÉXITO DE LA COMPAÑÍA NO ES DE UNA SOLA PERSONA, SINO DE UN EQUIPO DE TRABAJO CONVENCIDO DE TENER LA MISMA VISIÓN”.
Así, trabajó dos veranos e ingresó a la preparatoria. En este periodo de su vida comenzó a trabajar medio tiempo, y lo mantuvo así durante toda su trayectoria estudiantil. Tiempo después llegó el momento de ingresar a la universidad. Nuevamente, gracias a su esfuerzo por obtener y conservar las becas, ingresó al Tecnológico de Monterrey para ser Ingeniero Químico Administrador. Recuerda que iba a la universidad de siete de la mañana a una de la tarde y trabajaba de dos a siete de la tarde. Eso le dio una de las lecciones más grandes de su vida: el esfuerzo vale la pena.
A lo largo de su carrera laboral, se desenvolvió en el área de planeación estratégica para uno de los grupos industriales más importantes de la época: Visa. También se involucró en la planeación estratégica y de diversificación de Grupo Protexa, en la que buscaban crecer a través de inversiones que no fueran dependientes del petróleo.
Fue en ese periodo de su vida que comenzó a practicar el deporte, algo que hasta el momento mantiene como una de sus actividades favoritas.
“MI ESTILO DE DIRECCIÓN ES DE CONSENSO: PONER EN EL ESCRITORIO LAS ALTERNATIVAS Y QUE EL GRUPO DECIDA QUÉ ES LO QUE TENEMOS QUE HACER. LLEVA MÁS TIEMPO, PERO TIENE MÁS COMPROMISO”.
Su siguiente paso fue la maestría, que supuso otro de los retos más grandes en su vida, pero que, a su vez, abrió un capítulo que agradece. Con la finalidad de abonar a la deuda de la maestría, impartió clase de evaluación de proyectos en el Tecnológico, luego en la UDEM y en la UANL. Lo que comenzó como un intercambio para acceder a un grado académico más alto terminó por ser una de las experiencias en las que pudo nutrirse de ideas y energía nuevas durante 30 años.
SU VIDA EN DALTILE: LOS SIGUIENTES RETOS
Su gran camino en Daltile comenzó en la dirección de la fusión de lo que en ese momento eran dos compañías: Refractarios Monterrey y Materiales Cerámicos. Estuvo a cargo de la integración de los colaboradores y de crear un proceso de mejora continua. Haber transformado ese gran reto en una historia de éxito lo llevó a ganarse una responsabilidad mayor de nivel ejecutivo, y posteriormente la dirección general de Daltile.
Su vida de trabajo y estudio le permitió conocer a muchas personas y darles el mismo valor a cada una, sin importar de dónde vinieran. Ese es el origen de una de las visiones que han marcado la diferencia en los procesos de integración y crecimiento de cada proyecto en el que se involucra: Eugenio Martínez Serna considera que cada persona es individual y única, y ve a la gran empresa como un rompecabezas en el que no puede faltar una sola pieza. Su misión principal es que los colaboradores, como participantes de ella, crean en que la organización puede llegar lejos y tomen la decisión de dar lo mejor de sí mismos para ello.
En marzo de 2023 se consolidó la adquisición de la empresa Vitromex, y hoy Eugenio Martínez Serna está a cargo de unir ambas culturas y sacar lo mejor de ellas: son más de 6 mil los colaboradores que conforman la gran familia. El reto es posicionar ambas marcas en el mercado de manera sólida, ofrecer mejores productos y crear una comunidad única como resultado de la fusión.
El director y presidente compartió que la consolidación de la adquisición de Vitromex fue un proyecto que han perseguido durante muchos años, y que permite que dos marcas con 120 años de experiencia en conjunto puedan ofrecer mejores productos, mejores diseños y más variedad; además, crearán fuentes de empleo. “Vamos a procurar hacer un mejor país, que los inversionistas sigan creyendo que es positivo crecer en México”.
“MI ÉXITO PROFESIONAL HA SIDO REUNIR A UN GRUPO DE COLABORADORES MÁS CAPACES QUE YO, MÁS INTELIGENTES QUE YO, PARA QUE CREEMOS Y FORJEMOS UNA VISIÓN EN CONJUNTO”.
PREDICAR CON EL EJEMPLO
El ingeniero Eugenio tiene a su cargo múltiples responsabilidades, la más grande es la fusión de dos compañías muy grandes: reuniones con equipos de varias disciplinas, toma de decisiones con sus superiores a nivel corporativo; sin dejar de lado su vida personal, ejercicio, entre muchas otras. Pero aún con una agenda repleta, nos otorgó su tiempo.
Posterior a la entrevista nos explicó cada detalle en su oficina: tenía banderines de campamentos de verano que se hacen con los hijos de los colaboradores, recuerdos de sus viajes, fotografías con su familia, un recorte de una nota del periódico con su foto en aquel primer maratón. Además, nos habló sobre la importancia que tiene el mindfulness en su vida y nos invitó a practicarlo. Nos habló, también, de que rigurosamente seis días a la semana cena con su esposa, ve a sus hijos tres veces por semana, los últimos 10 años ha jugado golf, ha viajado con su familia por todo el mundo, y nos dejó con una reflexión: No tienes que esperar para hacer las cosas; hazlas ahora, este es el momento.
Nuestro personaje de portada nos llevó, con su relato, a través de su historia, y pudimos sentir cada parte de ella como si fuera nuestra. Hoy te la compartimos a ti, lector, para ampliar la inspiración que dejó en nosotros.