Puedes dedicarte al arte, pero antes de verlo como una profesión, empieza desde la niñez; por ejemplo, como cuando a una pequeña niña le gustaban sus clases que tomaba con Alicia ‘Laicha’ Canales a sabiendas de que en la pintura encontraría su libertad. Así se le sucedió a Paulina Zorrilla Sada, quien, entrevista, comparte su historia tras decidir cómo basar su vida en la creatividad de los pincelazos.
“En el arte puedo hacer lo que yo quiera, puedo ser yo misma”, comenta. “Aunque alguien te diga que le gusta o no tu trabajo, no está mal, porque es lo que yo quiero que sea”. Para Paulina, cada pintura está relacionada con sus emociones, por lo tanto, hay variaciones en cada proyecto, tanto en colores como en frecuencia, porque al final es un reflejo de su vida que termina por plasmar en un lienzo.
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No hay corrientes artísticas en particular que inspiren a Paulina Zorrilla. Para ella, con cada pincel busca explorar lo que mejor le funcione en determinada situación. Hay momentos en los que ella siente que necesita abarcar todo, porque al limitarse deja de ser ella misma. Al contrario, aprender de las diferentes expresiones en el arte, le permite lograr resultados más efectivos en su trabajo.
Conseguir destacar en el arte, implica fluir las pinturas, los colores, las texturas, con todo lo que involucra el desarrollo de una obra. “El que yo sea tan flexible conmigo, me ha facilitado mejorar mi técnica. Te das cuenta de que vale la pena tener paciencia, cuidado y poner atención sin planificar tanto”, explica. La clave ha sido dejar que suceda lo que tenga que ocurrir sin esforzarse por lograr determinado resultado.
“Vine para cumplir mi misión al máximo y si mi talento en esta vida es el arte, lo voy a hacer”.
Darse el espacio para que fluya la creatividad
Uno de los secretos para desatar las ideas y plasmarlas en arte, es entrar en un espacio meditativo, como cuando recién despiertas y no estás al 100% consciente. Es esta situación donde puedes jugar con la realidad y los sueños para que alimentar las ideas que se transformarán en una pintura viva, llena de energía y con un alto nivel de vibración.
Otra clave es no dudar de una misma y creer en tu trabajo, sin caer en la tentación o escuchar esa voz que te dice que debes cambiar algo. En consecuencia, se rompe el flujo y la pintura ya va con esa naturalidad, por lo que se corre el riesgo de que ya no transmita lo que se buscaba en un principio.
“Es necesario hacer un trabajo interno para explayar esa parte de nosotros”, sugiere Paulina Zorrilla. Se trata de pintar con amor y con tanta conexión con el fin de hablarles a las personas directamente al corazón.