En el marco del Día Mundial de la Dermatitis Atópica, que se conmemora cada año el 12 de septiembre, Llibrán Rodríguez, destacado dermatólogo y tricólogo, ha puesto de relieve la importancia de entender y gestionar esta afección cutánea que afecta a un estimado de 12 millones de personas en México.
La Dermatitis Atópica, junto con otras enfermedades alérgicas, puede no tener una cura definitiva, pero es controlable.
Esta afección de la piel se caracteriza por una insuficiente producción de ceramidas o ceramidas de baja calidad, lo que resulta en sequedad e inflamación de la piel.
Esto, a su vez, provoca picazón, erupciones cutáneas y aumenta el riesgo de infecciones, según explicó Rodríguez.
Entre los síntomas comunes de la Dermatitis Atópica se encuentran la picazón en la piel, especialmente en los pliegues, una rápida absorción de la crema corporal, ojeras pronunciadas y una voz nasal.
Cuando la piel está gravemente afectada, se considera una enfermedad que requiere tratamiento médico.
Rodríguez enfatizó la importancia de buscar atención especializada para determinar el grado de la lesión y los tratamientos adecuados.
Una vez diagnosticada la Dermatitis Atópica, es esencial seguir una rutina diaria de cuidados para minimizar las molestias.
Esto incluye baños cortos con agua a temperatura ambiente, el uso de geles, aceites o jabones para pieles sensibles durante la ducha, evitar frotar la piel con estropajos y mantener la piel bien hidratada, especialmente si está dañada.
Además de los síntomas físicos, es crucial tener en cuenta las consecuencias en la calidad de vida de los pacientes, ya que entre el 50 por ciento y el 70 por ciento de ellos experimentan afectaciones en sus actividades sociales y laborales debido a esta enfermedad.
Es importante recordar que, aunque no existe una cura definitiva para la Dermatitis Atópica y otras enfermedades alérgicas, la gestión adecuada de la afección puede mejorar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen.
