En el gremio de la repostería en Monterrey, la innovación y la adaptación cultural se han convertido en pilares fundamentales que definen el panorama actual. Maricú Ortiz, Pionera de la pastelería en México con más de 38 años en la industria, comparte su visión sobre cómo la mezcla de tradiciones locales y nuevas tendencias ha enriquecido la oferta pastelera en la ciudad tras ser jueza en el Philadelphia Selection 2024 Monterrey.
Para Maricú, la repostería en Monterrey no solo se nutre de la rica cultura gastronómica local, sino que también se beneficia de influencias externas.
“Vemos una interacción constante entre las pastelerías de Monterrey y las de otras regiones, incluyendo la Ciudad de México”, comenta.
Maricú Ortiz
Este intercambio no solo permite la difusión de sabores y técnicas, sino que también enriquece el paladar de los clientes, quienes a menudo viajan entre ambas ciudades y traen consigo sus preferencias.
El acceso a la información para la repostería
La pastelera recuerda su propia experiencia en los inicios de su carrera, cuando la información sobre tendencias y técnicas llegaba con un desfase considerable, a menudo a través de revistas o libros que tardaban semanas en aparecer.
“Hoy, gracias a la tecnología, tenemos acceso inmediato a tendencias internacionales, lo que nos permite estar al tanto de las novedades en tiempo real”, explica.
Maricú Ortiz
Sin embargo, advierte que la adaptación no es siempre sencilla: “No todo lo que se ve en otros lugares se puede implementar aquí de la misma manera. La cultura y los gustos son diferentes, y es esencial respetar esas particularidades”.
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Tradiciones contra innovación
Un desafío constante que enfrenta es la necesidad de equilibrar la innovación con las tradiciones locales.
“Hay sabores y productos que están arraigados en nuestra cultura, y aunque podemos inspirarnos en lo que vemos en otras partes del mundo, hay que encontrar un punto medio que resuene con el cliente local”, señala.
Este proceso de adaptación requiere un profundo conocimiento del mercado y una habilidad especial para experimentar sin perder la esencia de lo que hace única a la repostería regiomontana.
Ortiz también destaca la importancia de seguir aprendiendo y evolucionando en esta industria en constante cambio.
“Cada acercamiento a nuevas culturas y técnicas nos abre los ojos a más posibilidades. Es un reto, pero también una oportunidad para crecer y ofrecer algo único”, concluye.
El panorama de la repostería en Monterrey, entonces, se presenta como un dinámico cruce de caminos donde la tradición se encuentra con la innovación, dando lugar a una oferta que no solo satisface, sino que también sorprende y deleita a los paladares de quienes disfrutan de un buen postre.