Justo cuando estaba a punto de terminar la preparatoria, Alejandra Ponce Garza se encontró un anuncio de la Licenciatura en Nutrición y Bienestar Integral en el Tec de Monterrey, mientras leía el periódico dominical en su casa.
En el proceso de inscripción a carrera, acababa de cambiar de Ingeniería Física Industrial a Psicología Organizacional, pero el contenido de esa publicidad le pareció extremadamente interesante. En ese momento, se preguntó qué tan saludable o no era la galleta que tenía en la mano.
“No sabía qué eran las calorías y los carbohidratos, pero dije: yo quiero estudiar esto”, cuenta Ale.
Cuando le compartió la noticia a su papá, médico de profesión, la animó a poner todo su empeño en esta inesperada decisión.
Sí lo hizo y de qué manera. Tras titularse, cursó en España la Maestría en Nutrigenómica y Alimentación Personalizada, en la Universidad de las Islas Baleares, donde además se especializó en Alimentación Funcional.
Pionera en nutrigenética
Luego se convirtió en pionera, a nivel nacional, en el uso de exámenes de nutrigenética y farmacogenética, respaldada por el laboratorio Genovive USA y Genovive LATAM. Es TED Speaker, profesora de cátedra del Tec de Monterrey, comparte contenido en redes sociales y autora de los libros “Aliméntate según tus genes” y “Trimestre cero”, éste último coescrito con su mentora, la Dra. Gabriela Hernández, quien la inspiró a tomar la ruta de la nutrigenética.
Alejandra Ponce es también autora de “Tiempo extra”, un libro que conjunta información sobre nutrigenética aplicada al estilo de vida, enfermedad cardiovascular y envejecimiento saludable.
Trabaja de la mano con la Fundación Carlos Slim en temas de prevención, diagnóstico y tratamiento de diabetes gestacional por medio de genética. Es consultora, editorialista y atiende consulta privada, donde ofrece servicios de nutrición por medio de nutrigenética.
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Los genes “hablan”
La nutrigenética es una rama de la ciencia que estudia cómo las variaciones genéticas de un individuo influyen en su respuesta a los nutrientes y a la dieta. Este campo se centra en entender cómo los genes afectan la forma en que el cuerpo metaboliza los alimentos y cómo estas interacciones pueden influir en la salud y el riesgo de enfermedades.
“Todos tenemos necesidades y requerimientos nutricionales muy distintos. Está escrito en nuestra genética cómo se mueven nuestras vías metabólicas y no podemos estar haciendo lo que los demás hacen, pensando en que nos va a ir bien”, dice.
Hoy existen pruebas donde, a partir de un leve raspado bucal, se recolectan células que después se analizan en laboratorio, para extraer la información genética de la persona en cuestión.
“Podemos encontrar qué porcentaje de carbohidratos, proteínas o grasas debe tener la dieta, apoyándonos en un algoritmo de genética”, explica la especialista.
Con un enfoque preventivo, Ale se dedica a analizar los genes “accionables” de cada paciente.
“Incluso la parte del gen que te predispone (a determinada enfermedad) se ha comprobado que hay una técnica de nutrición, de estilo de vida, de suplementación, que te puede ayudar a que ese gen no te afecte tanto, o a retrasar que el gen te vaya a afectar en algún momento”, señala.
Constancia y flexibilidad
Como mamá de un niño pequeño, Ale agradece que su profesión es muy noble y le permite gestionar su quehacer profesional para tener cercanía con su hijo. Pero, ¿cómo ejerce su rol en cuanto a alimentación, siendo una experta en el tema?
“La gente piensa que por haber estudiado nutrición, soy muy estricta, pero en realidad se trata de aplicar constancia y flexibilidad en el ejercicio y lo que comemos. Por ejemplo, para desayunar, comer y cenar, sabemos que es bueno incluir frutas y verduras, pero si a mi hijo se le antoja un día desayunar waffles, ¡perfecto!”, señala.
No hay alimentos buenos ni malos, sino que algunos son más nutritivos que otros.
“Así se vive la nutrición en mi casa, de manera muy intuitiva, sabiendo que hay cosas mejores que podemos elegir, que tenemos la fortuna de adquirir, y hay cosas que a lo mejor no cabrían dentro de lo más nutritivo, pero tampoco son un veneno”, puntualiza.
Ahora tiene esa respuesta a la pregunta planteada aquella tarde cuando, de una manera inusual, encontró su vocación.