Convencido que el tequila es algo más que la bebida nacional, Leopoldo Salles se muestra orgulloso de ser parte de la herencia de uno de los legados de más raigambre en México: El Tequileño. Como director comercial, Polo ha sido parte fundamental en el proceso de renovación que ha tenido una marca que pervive en el imaginario mexicano.
Como parte de la tercera generación de Salles al frente de la empresa, también asume la responsabilidad de entregar un producto insignia y nuevas opciones para los entusiastas de la bebida 100% de agave.
En entrevista, Leopoldo cuenta emocionado el legado que inició su abuelo y cómo visualizan el futuro. “En El Tequileño queremos que todo el mundo conozca nuestro tequila; ya estamos en Estados Unidos, Canadá, Australia y parte de Europa. Queremos que descubran una de las mejores bebidas y que las nuevas generaciones también se enamoren de lo que nosotros hacemos”.
Salles también cuenta que el unirse a la empresa, fue con la intención de sumar. “Soy alguien que le gusta tocar todos los temas. Desde venderte una botella hasta poderte colocar un contenedor de bebida en el mercado o meterme en el branding. Soy una persona que le apasiona el trabajo en equipo siempre”.
El Tequileño, el tequila que bebían los abuelos, inició en 1959 de la mano del legendario pionero de la industria del tequila, Jorge Salles Cuervo. Tras tres generaciones, hoy Leopoldo y su primo, el maestro destilador Jorge Antonio Salles, impulsan una nueva era.
“Cuando una persona viene a México la primera palabra que se le viene a la mente tequila. Y nosotros queremos ser era referencia. Producimos nuestra bebida en Tequila, nuestro Pueblo Mágico, que además es un paraíso, es una belleza. Nuestra intención como productores es que la gente vea todo el trabajo que detrás una botella, que se revalore el trabajo artesanal”.
El proceso que menciona Salles inicia los suelos arcillosos de Tequila, que le otorga al agave notas más florales y frutales que produce un contenido de azúcar naturalmente más alto. Además, “el agave se mezcla con el agua pura de manantial natural directamente del Volcán de Tequila para crear un tequila fino con un sabor excepcional”.
Rodeado de botellas de El Tequileño, Polo explica que si bien están orgullosos de su pasado, miran al futuro acompañados de una clientela joven y de paladares exigentes. “El tequila no está de moda, siempre ha estado aquí acompañando alegrías y tristezas”.
La experiencia de Casa Salles
La apuesta de la familia Salles no se queda solo en ofrecer un tequila de la más alta calidad, ya sea blanco, añejo o premium. También se han expandido para que la experiencia de la bebida sea mayor.
Hace unos años inauguraron el hotel boutique Casa Salles. Con 25 cuartos y diversas amenidades, todo con la intención de que el turismo nacional y extranjero conozca más a profundidad la bebida que nos da identidad en el mundo.
“En Casa Salles es a donde queremos llevar a nuestra gente a pasar una experiencia increíble. Estamos a punto de abrir un espacio destinado a las catas, pero también hacemos tours donde se ve todo el proceso del tequila, toda la elaboración. Al terminar prueban nuestras diferentes etiquetas y se relajan en alguno de los espacios del hotel, como son el santuario de piscina, instalaciones para banquetes pintorescos y un spa”.
El edificio, considerado un refugio de destino de lujo dentro de la destilería en funcionamiento, ofrece la posibilidad de recorrer la tierra de oro azul que se eleva desde el pie del Cañón del Río Grande hasta una experiencia única en la destilería El Tequileño.
Además, Casa Salles está ubicada cerca de la plaza y de los principales lugares de interés turístico. Ideal para experimentar la ciudad, la cultura y todo lo que Tequila tiene para ofrecer.
IG: polosalles
