Paz Austin está en el negocio de la felicidad y el goce. De las celebraciones y el brindis. De las reuniones familiares y los éxitos profesionales. Paz Austin está en el negocio de la alegría, la dicha y los buenos deseos.
En su trabajo siempre hay botellas por descorchar. Y aunque nació con el tequila en las venas, la sangre que le corre tiene todas las tonalidades del vino. Paz es la directora del Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV) desde hace casi cuatro años y la primera mujer en llevar las riendas de este organismo con siete décadas de creación.
No solo eso… Recientemente se convirtió en la primera mexicana en recibir el prestigioso galardón al mérito por parte de la Organización Internacional de la Viña y del Vino, en España. Es también la persona más joven en ganarlo.
El gusto por el vino le viene de arraigo familiar. La directora cuenta que el primer trago de una bebida con alcohol lo dio acompañada de su mamá, su abuela y su bisabuela. Un tinto de verano, dice entre sonrisas. Admite que aún no era mayor de edad, y vuelve a sonreír.
Emprendedora desde siempre, su camino profesional empezó gracias a su deseo de poner la confitería mexicana en todos los paladares. Su negocio llevaba el nombre de Dulce Corazón y, sin saberlo, fue el primer eslabón de una cadena que ahora la tiene al mando de una industria en constante crecimiento.
Con Dulce Corazón se adentró en los sabores regionales y llenos de tradición. Investigó sobre recetas de todo el país y recorrió los rincones donde hubiera un dulce digno de ser probado. “Un día, alguien me avisó que había una convocatoria del Consejo Regulador de Tequila, tomé el curso de experto en tequila e hice un diseño de cata donde contaba la historia del país a través de los dulces mexicanos y el tequila”, cuenta Paz.
Ese primer contacto con el mundo de la bebida de agave la hizo llevar su proyecto por espacios de diplomacia y negocios. “La cata la hice un par de veces en la Embajada de Colombia, también la replicamos con empresas como Samsung, con revistas… fue un producto que quedó muy bien. Tanto que me empieza a llamar la gente de la Ruta del Tequila, que en ese momento dirigía Martha Venegas, para dar pláticas a pequeños productores”.
En ese momento, la bebida ya experimentaba un boom y la industria buscaba expandir su mercado con nuevos productos. “Decidí crear una empresa llamada Tequilamelier, de relaciones públicas y redes sociales para tequileros”. Y del tequila, dio el salto al mundo de la cerveza.
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El brindis que lo cambia todo
Gracias a la experiencia lograda con Tequilamelier, los cerveceros independientes la invitaron a crear un concepto parecido. Pero para Paz no hay idea que no evolucione, así que se adentró de lleno en el mundo de la malta y la cebada y comenzó a trabajar con la industria.
Primero generando campañas de consumo responsable y de presencia en festivales, hasta convertirse en directora general de la Asociación Cervecera de la República Mexicana (Acermex), el gremio que agrupa a los productores independientes. Estuvo ahí cuatro años y logró incrementar el número de afiliados de nueve a 120.
“Cuando yo me fui teníamos un censo de casi mil cervecerías a nivel nacional, fue un completo boom. Empezamos a ver cervecerías y proyectos interesantísimos por todos lados, hasta turismo cervecero. Todo llevó mucho trabajo y mucha institucionalización. Trabajamos de la mano con la Secretaría de Economía, hablamos de generar empleos y logramos entrar en un mercado como tiendas departamentales”.
Parece fácil cuando lo cuenta, pero el esfuerzo que hubo detrás de la consolidación del mercado de cervezas artesanales fue desgastante. Incluso llevó a los productores a demandar a los grandes monopolios para poder entrar en el mercado.
“Nosotros empezamos a participar en Dirección General de Normas, luego con la Secretaría de Economía y luego con la de Agricultura para hacer un sistema que proveyera malta y cebada mexicanas. Nos ayudó mucho trabajar con la Brewers Association y con la Asociación de Cerveceros Independientes de Alemania: eso crea posicionamiento. Por último, necesitas en este ecosistema un consumidor que sepa. Trabajamos también con escuelas, con capacitadores, con mucha información de medios para crear un ecosistema”.
Toda esa cadena para que al final alguien pueda ir a su tienda de conveniencia más cercana y comprar su cerveza favorita.
Más allá de las copas, un negocio con responsabilidad
Todos alguna vez hemos estado ante el dilema de qué vino pedir para celebrar. Para brindar por un logro. O simplemente para poder degustar el aroma y sabor de las uvas. Una botella de tinto o de blanco o quizás un espumoso. La duda siempre emerge cuando vemos la carta de caldos. La única certeza que tenemos es que si hay vino, hay felicidad de por medio.
Ese es el negocio de Paz Austin. Un negocio que en los últimos años ha duplicado el consumo per cápita del mexicano y ha pasado de 450 a un litro y tanto más. Y aunque parezca poco, es una de las agroindustrias que más empleo generan en el campo, solo detrás de la hortofruticultura.
En el país existe una superficie de 37 mil hectáreas con viñedos, y la producción de uva, en todas sus variedades, fue de más de 75 mil toneladas en 2021 y emplea a medio millón de jornaleros. Además, el intercambio comercial que México sostuvo con otros países fue de 87.6 millones de litros, considerando el jugo, mosto y vino de uva. En el país se producen 2.5 millones de cajas, y la cifra sigue en aumento, ya que la calidad del producto le ha dado más de mil 500 medallas hasta el momento. De ese tamaño es el negocio.
Y el reto lo asumió Paz con la responsabilidad de empaparse en vino, no literalmente. “Me puse a estudiar. Me metí a diplomados, fui al campo y sigo aprendiendo; con el vino no dejas nunca de aprender. Justo en estos días presenté el Plan Rector del Sistema Producto Vid, así es el tema con Gobierno, y hablamos de lo importante de crear observatorios en cuestiones de cambio climático. El clima nos está poniendo en una situación en la cual tenemos que volver a buscar plantas con mayor adaptabilidad, es un tema en todo el mundo”.
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El sabor mexicano, legado generacional
El mexicano consume en promedio 60 litros de cerveza cada año, una cifra aún impensable para la industria del vino. Sin embargo, para la directora del CMV la cultura del consumo va cambiando en el país.
“Se han ido rompiendo mitos. Uno de ellos es que el vino mexicano es caro y malo, no lo es. Hemos ganado miles de medallas, como el mejor cabernet del mundo y fue de la bodega Don Leo, de Coahuila. Yo creo que de enero para acá hemos obtenido 20 medallas de manera internacional. Hemos ganado en Francia, en Canadá, en Bruselas…”.
Los productores han hecho su parte al entregar un producto de altísima calidad, ahora le toca al consumidor romper la barrera y acercarse al vino. Ese cambio es el que impulsa Paz. “El mercado está cambiando, están surgiendo nuevas maneras de tomar vino. Empezamos a ver vino en lata, que es muy atractivo para la gente joven, por ejemplo. Un vino en lata es muy fresco, espumoso, ligero en alcohol, es de nicho. Hay tendencias y productos para todos”.
Y aunque no se anima a recomendar una etiqueta o un estilo en particular, si sugiere que “si se trata de hacer una recomendación, para un joven mayor de edad que va empezando en el mundo del vino, lo ideal sería un blanco, ligero y semidulce, para que se vaya acostumbrando. Pero, para empezar, es válido todo. Hace un año dimos un curso con una consultora española, la non plus ultra en temas de etnoturismo y se preguntaba por qué les afectaba tanto el hacerse un calimocho. No hay que tenerle miedo al vino y para empezar cualquiera está bien”.
Ella prefiere algo sencillo. Un placer al alcance de todos. “Mi mejor maridaje es una sopa de fideo seco, con chicharrón, aguacate, crema de rancho y queso cotija y un vino tinto sin barrica. Ese puede ser un plan para viernes en la noche”.
Un merecido reconocimiento
Paz Austin recibió el premio al Mérito por parte de la Organización Internacional de la Viña y del Vino, porque su “pasión, creatividad y compromiso la han convertido en un referente y fuente de inspiración para mujeres y hombres que buscan romper barreras en sectores tradicionalmente dominados por hombres”.
En voz de Paz Austin
- “El vino mexicano requiere un trato de bebida tradicional, estamos hablando de 500 años de existencia en América, en México. Está muy ligado a nuestra cultura, a nuestra tradición y también a la parte gastronómica”
- “Hemos ganado miles de medallas, como el mejor cabernet del mundo y fue de la casa de Don Leo, de Coahuila. Yo creo que de enero para acá hemos obtenido 20 medallas de manera internacional”
Lo que tienes que saber del vino mexicano
- 73 años tiene el Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV)
- 65 asociados con representación de productores de uva mesa, pasa, vino, brandy, jugos y concentrados, así como asociaciones de vitivinicultores
- 500 mil empleos genera la industria vitivinícola
- 14 estados en el país destacan como productores
- 18 variedades de uva se cultivan en México
- 37 mil hectáreas se dedican al cultivo de uva
- 12.5% de toda la producción nacional se utiliza para la elaboración de vinos
- 2.5 millones de cajas de vino se producen anualmente
PREMIOS Y MEDALLAS
La industria mexicana vitivinícola ha ganado mil 500 medallas hasta el momento. Destaca el premio como Mejor Cabernet del Mundo a Bodegas Don Leo, en el Concours International des Cabernets 2020. También se han dado preseas para Monte Xanic, Casa Madero y Tres Raíces en Challenge du Vin y los Premios Bacchus 2020, entre otros. Adicionalmente, el Valle de Guadalupe obtuvo el segundo sitio como Mejor Destino para Tomar Vino, por Vine Pair.
Agradecimientos
- Fotografías: Alan Carranza
- Maquillaje: Elenka Cornejo Sztulman
- Vestido: Jacobo Sin A