Paula Guzmán no solo forja joyas de diseño único, con su creatividad ha impulsado todo un estilo de trabajo, negocio e inspiración a quiénes hacen de la joyería su vocación de vida.
Hablar de la trayectoria de Paula es como crear un anillo desde cero. Son diversas facetas y proyectos que la posicionan como una de las maestras joyeras de mayor renombre no solo en su natal Guadalajara, a nivel México y más allá de las fronteras, su nombre y talento han cautivado a las más prestigiadas firmas que buscan su colaboración o premios que dan respaldo a su ingenio y conocimiento.
“Claro que me costó 15 años, pero he encontrado el nicho en el que sí hay personas que están buscando algo diferente, que no quieren traer la cadena de imitación de tal marca, ni bisutería, que sí quieren una pieza de joyería”.
Fotografías: Players of Life Guadalajara – Carlos Zepeda
Paula comparte con orgullo como la reconocida cantante Thalía la buscó personalmente maravillada por sus anillos inspirados en el Mago de Oz y que la artista presumió emocionada en sus redes sociales. Pero también memora con felicidad aquellos momentos complejos en su caminar creativo que la han llevado a reinventarse, a pensar en cómo sobresalir en una ciudad que es considerada como capital de la joyería en Latinoamérica, como lo es Guadalajara.
“Para mi primera colección no tenía dinero para hacerla. Empecé de limosnera con mis tías, a decirles que todo que tengas, que esté roto, que no te sirva, dámelo. Junté mis primeros 80 gramos de oro, que era un dineral, valía 1,500 pesos el gramo. Ese momento fue el que me permitió hacer mi primera colección de oro recolectado”.
Hoy Paula no solo comanda su firma de joyería, también es pilar de Hard To Find, centro creativo con sede en la Perla Tapatía en el que comparte su expertis a nuevas generaciones que, al igual que ella, han escogido a los metales y piedras preciosas como su día a día.
Forjar un camino: Paula Guzmán y su vocación joyera
“No vengo de una familia joyera”, puntualiza Paula recordando que si bien las influencias creativas vienen de familia, desde niña ya marcaba su propio estilo adornándose con aquello que encontrara, con aquello que se identificaba, llenando sus brazos de pulseras hasta no poder más.
“Siempre ha gustado romper las reglas acerca de lo que los demás dicen de cómo debería ser una persona, eso se ve reflejado en mi trabajo, en el tipo de piezas que diseño”. Con esta consigna, optó por estudiar Diseño Integral en el ITESO y después una maestría en diseño de joyería en Italia, país meca de la moda, y al que años después regresaría para traer triunfos a México.
“Yo en la carrera no sabía que la joyería era algo importante en este Estado. Yo quería hacer juguetes, toda la carrera hice juguetes.
Hasta el último semestre descubrí la materia, estas de relleno, donde me tocó joyería. Ahí dije wow, esto es lo que quiero hacer. Yo no vengo de una familia de joyeros, no conocía a nadie, ni sabía que había una industria joyera”.
Crear su propia esencia
A su regreso a México, Paula buscó cómo adentrarse a la industria jalisciense, comenzando así un nuevo camino de aprendizaje de la mano de reconocidas firmas que serían la base para dar paso a su trayectoria independiente.
A la par, Paula comenzó a dar clases de joyería, marcando sin saber, los que serían los cimientos de Hard To Find, que de tener 20 metros cuadrados para la enseñanza, ahora este centro tiene 11 años de trayectoria y mil metros cuadrados para exposiciones, venta, clases y traer hasta Guadalajara a los más grandes maestros joyeros y creativos de la escena global.
“Siempre les digo a los chicos que les enseño más sobre mis fracasos, que sobre mis aciertos. Tener aciertos es muy fácil, fracasar es lo difícil”.
Los premios y exposiciones internacionales comenzaron a nutrir la experiencia de Paula, decidiendo entonces tomar por completo las riendas de sus proyectos y labrar un camino independiente.
Con ello, los retos no solo creativos de dar forma al ADN de su propuesta de diseño llegaban, también el desafío de transformar sus ideas en un negocio propio y redituable. Paula comenzó a formar su equipo de trabajo con una persona clave: Oswaldo Ibarra, su esposo y socio, quien sumó su experiencia como financiero y también conocedor de la industria joyera.
“Él me enseñó a poder decir ‘esto valen mis ideas, así las tengo que hacer para que se puedan vender’. Eso fue algo muy importante en mi vida, saber cómo costear bien un producto”.
¿Por qué comprar una joya con un diseño auténtico?
“He vendido piezas de plata en más de 100 mil pesos. Mucha gente dirá ‘¿cómo es posible que alguien pague por eso?’ Yo siempre he dicho que no pagan por la plata, pagan por mi diseño”.
Con esto Paula Guzmán explica cómo ha sido el trabajo de darle valor a sus diseños en el mercado: “Apegarme y ser fiel en quién quiero ser y cómo quiero que la gente use mis piezas, ha sido el reto más grande”.
Conforme las colecciones de Paula Guzmán han irrumpido en la joyería mexicana con diseños que son capaces de relatar los más mágicos sueños o las historias más fantásticas de la literatura universal, otros sectores empresariales también apostaron por llevar el talento de esta tapatía a sus nichos.
“La joyería es muchísimo más que un adorno, mucho más que una inversión. Es algo que tu compañero, que simplemente lo volteas a ver y te sientes bien. Me parece que resuelve la necesidad más primaria de los seres humanos que es estar bien consigo mismo”.
Uno de esos proyectos que han marcado a Paula, fueron las diversas colaboraciones con Industrias Peñoles –considerado como uno de los grupos minero-metalúrgico más importantes de México- y así diseñar, por ejemplo, el sombrero del presentador del Circo Atayde.
“Yo veía mis diseños y decía ‘así los quiero ver, en un payaso dirigiendo un circo. Esa fue una certeza hacia dónde quería ir”.
Otros proyectos también han sido de la mano de Swarovski, que brindaron a Paula, sin saber que realmente se trataba de esta gran firma global, las gemas para su primera colección y que no tardarían en preguntarle si no tenía más accesorios. Así comenzaría esta relación que hizo de Paula la distribuidora de Swarovski y diseñándoles libros, entre otras funciones.
“Les dije que no tenía dinero para hacer eso. (Me dijeron) Si los haces, te mandamos todos los cristales, porque somos Swarovski. Ahí descubrí que eran ellos. Cloe me patrocinó todo el desarrollo de las bolsas, Dione los zapatos. Este ha sido quizá uno de mis partners en la vida que nunca vi venir. Por 10 años, fueron asesores míos, veían a ver qué estaba haciendo. Fue como tener una maestría en algo que ellos sabían bien: mercadotecnia, la calidad de las piezas”.
¿Mito y verdad de emprender en el mundo de la joyería?
“El mito más grande es que todo el mundo cree que los joyeros son todos millonarios. En mi opinión eso no aplica. Yo ni tengo papás ricos, ni venía de una familia joyera y al final para mí la experiencia es que si te esfuerzas, trabajas y aprendes muchísimo, vas a poder permear donde quieras permear”.
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