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noviembre 24, 2024

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¿Para cuándo el “mea culpa”? – Por Andrés Guerrero López

El “mea culpa” es necesario para conectar y volver a comulgar con los mexicanos, pero es fundamental unir y sumar a la ciudadanía.

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La Alianza ha sumado más derrotadas que victorias electorales. Foto: Twitter Alejandro Moreno

Por Andrés Guerrero López, politólogo y asesor de gobierno

No es de extrañarse que los resultados generados durante tres años por la famosa Alianza Va por México sean malos, por decir lo menos. La derrota ocurrida en la elección del Estado de México debió de ser motivo suficiente y de emergencia para que el PRI y la Alianza Va por México analizarán cuál es la razón por la que no convencen al electorado de que son una opción real o diferente a Morena.

La Alianza no solo perdió el Estado de México, sino que el PRI perdió el bastión más emblemático en el que gobernó por 94 años. Entregó la cuna y semillero de políticos nacionales y el mayor número de votantes del país. Hay que recordar que desde ahí se fraguó el retorno del PRI en 2012, con Enrique Peña Nieto, y fue la caja chica que apoyó a muchas y muchos candidatos para ser alcaldes o gobernadores.

Con esa derrota, el PRI perdió a 17 millones de mexiquenses; ahora únicamente gobernará en Durango y Coahuila, que significan 3.7 millones de mexicanos. Por su lado, el PAN en Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato, Querétaro y Yucatán, gobierna a más de 14 millones de personas. El PRD ninguno, ya que no cuenta con una sola gubernatura. En este momento, la Alianza es minoría y no ha generado más que siete gubernaturas contra las 23 de Morena y sus aliados.

En 2020, Alejandro Moreno (PRI), Marko Cortés (PAN), y Jesús Zambrano (PRD), anunciaron que se unirían para crear la alianza Va por México. Derrota tras derrota han preferido culpar al electorado sin pena alguna, en lugar de realizar un verdadero ejercicio de reflexión para identificar qué es lo que no permite que la ciudadanía confíe nuevamente en ellos.

La Alianza no solo no ha resultado efectiva, sino que desde su creación sus líderes se han encargado de dinamitarla en repetidas ocasiones, generando con esto que la ciudadanía no crea o confíe en ella. La primera demostración pública fue la votación separada sobre la militarización de la Guardia Nacional. La segunda, la disparidad de propuestas sobre la reforma electoral, hasta que la ciudadanía orilló al PRI a defender al INE. La tercera, la corrupción imperante en sus dirigentes, en específico la de Alejandro Moreno.

Uno de los grandes lastres que carga la Alianza es Alejandro Moreno, quien asumió su cargo en agosto de 2019 y que desde entonces ha perdido 11 de las 12 gubernaturas que tenía. En su gestión ha dejado de gobernar en Sonora, Colima, Zacatecas, San Luis Potosí, Guerrero, Campeche, Sinaloa, Tlaxcala, Oaxaca, Hidalgo y, el más reciente y significativo, Estado de México.

La denostación, el señalamiento y acusación hacia Alfredo del Mazo, aún gobernador del Estado de México, por la derrota y por no violar la ley y mantenerse al margen de ella durante la campaña, es el ejemplo perfecto de que los dirigentes de la Alianza están fuera de sí y no aceptan sus errores. Es vergonzoso e increíble que a menos de un año de las elecciones de 2024 no exista un proyecto sólido que permita ser una opción para quienes no simpaticen con Morena.

Lo que la ciudadanía les exige a los partidos que integran la Alianza es un simple “mea culpa”. Lo que han demostrado estos resultados es que los mexicanos ya no creen en las instituciones tradicionales y no están dispuestos a otorgar nuevamente su confianza sin que antes ellos den explicaciones o admitan sus errores, pero prefieren señalar a otros y sin empacho alguno repartir culpas.

La carta que llaman “La defensa de México continúa”, donde reafirman su intención de ir juntos en miras de la elección del 2024, es un exhorto en el que mencionan que las familias mexicanas, organizaciones civiles del país y los militantes y simpatizantes de los partidos están con ellos, pero la realidad dista mucho de ello, lo real es que están cada vez más solos.

El “mea culpa” es necesario para conectar y volver a comulgar con los mexicanos, pero es fundamental unir y sumar a la ciudadanía. La alianza Va por México no puede y no debe seguir siendo un proyecto de cuates y de cuotas entre tres personajes. Debe de ser ciudadana, innovadora, que aglutine los nuevos sentimientos de la nación. Tiene que abrirse y ser de todos y de todas porque, de lo contrario, su futuro versa más hacia convertirse en la nueva rémora de la política mexicana.

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