Fernanda León, fundadora de la marca de joyería artesanal Ojo de Miel, es un claro ejemplo de cómo la pasión, la perseverancia y la visión pueden transformar un simple hobby en un negocio próspero.
Desde la inquietud por diseñar su propia joyería hasta la expansión de un emprendimiento reconocido, su historia está llena de aprendizajes y desafíos que han moldeado su camino hacia el éxito como una joven empresaria en Guadalajara.
El amor de Fernanda León por la creación de joyas comenzó a una edad temprana. A los 14 años detonó su creatividad para diseñar piezas que reflejaran su identidad y gusto. No tardó mucho, en que sus diseños llamaran la atención de sus compañeros en la academia de baile que también estaba como uno de sus pasatiempos favoritos.
“Al inicio lo que hice fue revender una marca. Ya que me fui aclientando, retomé el proyecto de yo hacer los diseños”.
Este temprano interés no solo le permitió explorar su creatividad, sino también vislumbrar las posibilidades de convertir su pasión en un negocio. Con 18 años de edad y el creciente interés de sus clientes, la llevó a darse cuenta de que podía formalizar lo que hasta entonces había sido un pasatiempo.
“Descubrí una faceta en mí que no conocía de liderazgo. En el momento en el que me di cuenta que podía guiar a equipos grande; cuando tenía 23 años, ya estaba dirigiendo a un equipo de 30 personas.
El poder tener un impacto en esas personas, motivarlas, sacar su máximo potencial, fue una grata sorpresa que me llevé”.
Hacer realidad un sueño
Decidida a consolidar su negocio tras migrar de su natal Irapuato a León para iniciar su formación académica, y posteriormente aterrizar en Guadalajara en el ITESO, Fernanda tomó la decisión de centrar su emprendimiento en un modelo de joyería artesanal y perforaciones.
Esta elección no fue arbitraria; buscaba mantener la autenticidad y el valor de sus piezas a través de técnicas tradicionales. A pesar de su estudio en la Licenciatura en Nutrición y Ciencia de los Alimentos, Fernanda optó por elegir a la joyería como su vocación de vida.
“Siempre he sido una persona muy aventada. Siento que, hasta cierto punto, traía este impulso de negociación, porque desde los 15 años, en Irapuato, había un tianguis muy padre para comprar comercio local. Mis papás me rentaban un espacio y me iba a vender, no me daba nada de pena, vendía artículos de papelería, después joyería”.
Con cariño, Fernanda recuerda este talento innato que hoy la lleva a dirigir 5 sucursales de Ojo de Miel en la metrópoli tapatía.
No obstante, el camino no ha estado exento de desafíos que han llevado a Fernanda a crear una comunidad de clientes fieles que reconocen el esfuerzo, cariño y creatividad de cada pieza de joyería que apuestan por una esencia muy humana y espiritual.
“Los retos en el camino son parte. He abierto 8 sucursales, pero entre pandemia y otras situaciones, tenemos 5 activas. Todas han sido en Guadalajara”.
Ojo de Miel, un estilo propio
El mercado de la joyería en Guadalajara es altamente competitivo, pero Fernanda ha buscado que su empresa marque una diferencia.
“Ojo de Miel fue pionero en joyería artesanal con intención. De que las artesanas le pongan una intención al momento trabajar con las piedras, que sean piedras cargadas de energía.
Creemos mucho en que si tú eliges una pieza, realmente algo te vibró, con algo te identificaste y viene a representarte en algo. Creo que es uno de nuestros principales diferenciadores”.
Además de su enfoque en joyería, este emprendimiento tapatío también considera haber marcado una propuesta personalizada y más cercana en el ámbito de las perforaciones. Este nicho, que exige altos estándares de higiene y profesionalismo, ha permitido a la marca posicionarse como un referente por la confianza y seguridad que garantiza a sus clientas.
Aprendizaje y crecimiento personal para ser una gran líder
A lo largo de su carrera, Fernanda ha reflexionado profundamente sobre su experiencia como emprendedora y los retos que ha enfrentado. Reconociendo sus errores, ha buscado aprender y crecer constantemente, con el objetivo de ser una mejor líder para su equipo. La transparencia y la honestidad han sido pilares en su gestión, lo que ha fortalecido la confianza dentro de su equipo de trabajo.
“El volverme responsable y entender la velocidad del crecimiento de mis proyectos, ha sido clave. Reconozco mis errores, pero no me quedo ahí.
Busco cómo no me va a volver a pasar, busco cursos, me capacito, busco certificación. Todo el tiempo estoy en constante crecimiento para ser congruente y una buena líder para mi proyecto”.
Asumirse como empresaria y aliada
A medida que Ojo de Miel crecía, Fernanda se dio cuenta de que muchos emprendedores emergentes se inspiraban en su historia. Esto la llevó a asumir plenamente su papel como empresaria y a capacitarse para estar a la altura de las expectativas.
“En el momento en que tu palabra tiene poder en otra, es mucha responsabilidad. Yo quería estar a la altura del proyecto. Sí ya me capacitaba y tomaba cursos, dupliqué esa responsabilidad”.
Con esta experiencia, Fernanda llevó sus conocimientos a otro frente: el diálogo. El conocer a más emprendedores y compartir su historia en conferencias, la animaron a desarrollar “Emprender con Fer León”, podcast en el que abre sus micrófonos a más emprendedores.
“Es un proyecto muy bonito que lo hice para la comunidad. Pensé en un programa que sea un conjunto de ideas, que sea toda una sinergia de conocimiento, no solo de mi experiencia, porque hay un gran mundo afuera. Fue unir fuerzas, en este podcast te contamos la historia de éxito de muchos emprendimientos, una variedad infinita de retos, de problemáticas, de perspectivas”.
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