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septiembre 2, 2024

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Miguel Echauri y Álvaro Morales: Unión que construye

A más de 20 años de fundar su despacho arquitectónico, Miguel Echauri y Álvaro Morales, piensan en una ciudad más amigable para todos.

Por

Miguel Echauri y Álvaro Morales

La vida está formada de coincidencias que busca generar nuevas y mejores historias; esa es la del despacho de arquitectos Echauri Morales, cuyo cemento formativo tiene que ver con uno de los iconos arquitectónicos de Jalisco y México: Fernando González Gortázar.

“Nuestra historia es muy interesante porque nos conocimos por medio de Fernando González Gortázar, él nos contrató a cada uno por separado, de hecho no nos conocíamos en un principio y trabajábamos por separado, yo creo que duramos un año de trabajar así, y Fernando fue como nuestro papá en arquitectura, bueno, por lo menos es mi caso”, explicó Miguel Echauri, quien egresó de la escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara.

“Fernando González Gortázar nos invita, a Miguel, que tenía su oficina propia, y a mí, que tenía mi oficina propia, y entonces empezamos a hacer proyectos, cada uno por su lado, pero llega el momento en que Fernando le pedía una cosa a Miguel y luego me pedía que lo avanzara porque a Miguel le había pasado otro y empezamos ya a intercalar mucho, entonces empezamos a tener mucho contacto”, mencionó Álvaro Morales, egresado de Arquitectura del ITESO y quien se hizo cargo de una exposición de González Gortázar en Madrid en 2001.

Gracias a esta coincidencia, dos arquitectos de diferente formación, se unieron y crearon uno de los despachos más influyentes en el urbanismo y construcción de vivienda de Guadalajara: Echauri Morales.

Ambos arquitectos tuvieron su diferente acercamiento con González Gortázar, pero estos fueron clave para lo que después sería su forma de trabajo en la arquitectura.

“Coincidió la necesidad de Fernando con mis propias ganas de algo que creo que se ha perdido y es importante, trabajar con un maestro, esta idea, si quieres un poco medieval de trabajar con un gran maestro que te enseña, yo sentía la necesidad de trabajar con un gran maestro y fue el caso”, comentó Morales.

Su origen

Como bien recuerdan, su primer contacto fue gracias a su trabajo con el arquitecto González Gortázar. Al coincidir en esta oficina y apoyarse en los trabajos encargados, deciden fundar su propio despacho y se empiezan a dar a conocer desde 2001.

Dentro de las tareas urbanas, su primer trabajo fue el nodo vial de Acueducto y Patria, una obra que ellos llegaron a revolucionar con sus propuestas.

“Podemos decir con cierto orgullo que nosotros tuvimos la oportunidad de empezar a cambiar esa manera urbana de hacerse las cosas, porque cuando nosotros empezamos se hizo Patria y Acueducto, fue nuestro primer proyecto que nos contrataron.
“Antes, si recuerdan, los pasos a desnivel eran unos temas más bien de concreto, eran más ingenieriles en el sentido de la estética, o sea, perfectamente resueltos en la técnica, pero no eran bonitos, entonces Patria y Acueducto fue el primer nodo que cambió esa manera de hacer la intervención urbana”, dijo Echauri.

Con esa idea de embellecer lo funcional, el nuevo despacho trabajó de una manera distinta, tanto que hasta la señalética fue modificada para brindar esa estética que se requería en una ciudad como Guadalajara.

“Siempre hemos dicho que los nodos que se hacían antes estaban para ponerse en una carretera, no para estar en medio de una ciudad, porque inclusive ese nodo tiene otra señalética, cambiamos hasta la manera de hacer las señales porque veíamos que era una señalética de 1964 para poner en las carreteras”, señaló Echauri.

Este fue su primer logro, uno que les abriría las puertas a grandes obras urbanas e icónicas, pero para eso hubo que enfrentar el escepticismo de los otros constructores.

“Nos contrataron para hacer la imagen urbana, lo que se entendía por imagen urbana que era prácticamente ponerle plantas a algo y ya estaba el proyecto. Nosotros lo vimos y no nos gustó, porque era, otra vez, un proyecto muy técnico y nada estético, calculado, eso sí, por un extraordinario ingeniero, Roberto Dávalos López.

“Cuando nos dan el proyecto le dijimos, ‘¿oye, podemos cambiar esto?’, y fue cuando empezamos a proponer cosas distintas, con él”, recordó Echauri.

Esas propuestas llevaron a que el proyecto original se modificara y así cambió un cruce semaforizado por la glorieta que conocemos actualmente.

Las sugerencias realizadas por Echauri y Morales fueron presentadas al, en ese entonces Presidente Municipal de Zapopan, Macedonio Tamez, quien al cuestionar sobre su viabilidad, recibió la respuesta afirmativa de Dávalos López. El resto es historia.

Un atirantado icónico

Si Guadalajara tiene iconos arquitectónicos que la han hecho reconocida a nivel mundial, como La Minerva, el puente Matute Remus, o “Atirantado”, como se le conoce, se ganó su lugar de inmediato, y así, lo que es una solución vial para el cruce de dos grandes avenidas, López Mateos y Lázaro Cárdenas, conjuntó funcionalidad y estética.

“El puente atirantado en su momento no era atirantado, no sabíamos qué iba a resultar del análisis vial. Ahí era un camellón muy ancho y todo el mundo se volaba la vuelta izquierda a López Mateos y la fila se hacía hasta San Ignacio, es por eso que tiene esa forma extraña de que te metes abajo del puente y luego sales, para que la gente no tuviera área de acumulación”, mencionó Echauri.

“Eso hizo que se separara el apoyo, y además, como no podíamos apoyarnos en el centro, porque estaba el túnel, al final sí lo podíamos solucionar con una viga, pero la viga nos daba inmensa y en esto de las pendientes que tienes que tener para entradas, salidas, es importante que acortes las estructuras, entonces lo más sencillo técnicamente era un atirantado”.

Paseo Alcalde

Si algo caracteriza a este despacho arquitectónico es su comprensión que tienen de la ciudad como un lugar para ser habitado y disfrutado. Y ejemplo de eso son los diferentes proyectos que han contribuido a darle rostro a Guadalajara.

Dentro de ese abanico de construcciones se encuentra el Paseo Alcalde, una zona semipeatonalizada que le dio al Centro Histórico de Guadalajara una nueva visión y que realizaron en sociedad con el arquitecto Juan Palomar.

“Se estaba haciendo la Línea 3 del Tren Ligero, entonces digamos que la Ciudad estaba abierta en canal un poco, ¿no? Y esto le ocurría a la calle 16 de Septiembre o Alcalde, había 62 rutas de camión, y entonces fue un tema fundamental, cómo quitar las rutas de autobús, que eran un problema.

“La solución fue muy fácil, semipeatonalizar, entonces la calle estaba cerrada y no había pasado nada y aquí un tema de aprendizaje muy importante es que las ciudades son mucho más resilientes de lo que pensamos”, dijo Morales.

Una parte importante del Paseo Alcalde fue la inauguración de la escultura El Palomar, obra de Luis Barragán y que se colocó en un extremo de esta zona semipeatonalizada y que ha dado nueva vida al área cercana a los templos de Aranzazú y San Francisco.

“El monumento de Luis Barragán estuvo (contemplado) desde el día uno en el Paseo, solo que inicialmente se ubicaba en La Normal,” menciona Echauri. Ese espacio se asignó finalmente a una escultura de Federico Silva y se decidió que El Palomar estuviera en otro lado.

“Lo pensamos como un remate para la avenida, pero no se dio. Finalmente, el Gobierno del Estado hizo un proyecto genial en ese espacio”, y el lugar fue elegido por Pablo Lemus.

“Intentamos reubicarlo, lo vimos con Ismael del Toro y luego con Pablo (Lemus), quien finalmente escogió el lugar ideal. Nos pareció raro al inicio, pero fue perfecto porque es donde la avenida cambia de línea”.

Una ciudad incluyente

Con todos estos proyectos, Echauri Morales se ha convertido en un despacho que busca crear una ciudad en la que quepan todos los estamentos, tanto el peatón, como el ciclista o el automovilista, y lo muestra con su labor.

Uno de estos trabajos que sirven para hacer una mejor ciudad es el proyecto de Mi Macro Periférico, que significó un desafío arquitectónico y de ingeniería que transformó el entorno urbano en Guadalajara.

Con 42 estaciones a lo largo del Periférico, la complejidad radicaba en intervenir sin afectar significativamente el flujo vehicular. La solución fue la prefabricación de las estaciones, lo que permitió una construcción eficiente y rápida.

“El reto era hacer las estaciones de excelente calidad y con la mayor rapidez posible”, comentó Morales. Utilizar prefabricados permitió que las estaciones se adaptaran a la curvatura del Periférico, logrando que las columnas siguieran la línea de la calle. Además, la primera estación, Santa Margarita, se utilizó como maqueta para afinar el proceso de construcción.

El proyecto ha superado las expectativas iniciales, solucionando problemas de movilidad pública y privada.

“La calidad del proyecto sorprendió a todos, incluso a visitantes extranjeros”, destacaron. Con 42 kilómetros de ciclovía y un enfoque integral, el Macro Periférico no solo es una solución de transporte, sino también un símbolo de la visión y calidad de la infraestructura pública en Jalisco.

Frases:

“Creo que a nosotros nos tocó la suerte de estar en un momento histórico urbano en que las autoridades lo único que han hecho es ser sensibles a lo que la sociedad ha venido demandando”.

Álvaro Morales, arquitecto
“Nunca te repitas, nunca veas un logro como un ya llegué”.

Miguel Echauri, arquitecto

PLAYERS Musts

Miguel Echauri

  • Destino favorito

Viajar en moto por carretera y Puerto Vallarta

  • Restaurante favorito

Recco

  • Platillo favorito

Carne tártara

Álvaro Morales

  • Destino favorito

Madrid y Oaxaca

  • Restaurante favorito

Anita Li

  • Platillo favorito

Taco tropical

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