El mundo de la moda ha mostrado a Mariana Zaragoza lo más glamuroso de la industria, pero también, el camino para replantearse cuál es su propósito en la vida.
Mariana ha sido una de las tapatías que han puesto a México en los reflectores mundiales. Su rostro ha iluminado a las más icónicas firmas de la moda de alta gama, y a una década de haber debutado en las pasarelas más aclamadas, hoy busca forjar nuevas pasiones con las que reafirma su compromiso y profesionalismo por los escenarios.
Tras debutar en televisión en el elenco principal de la serie “¿Quién lo mató?”, de Prime Video, Mariana Zaragoza retornó a su natal Guadalajara para tomar un descanso, reencontrase con su familia y amigos, y compartir su visión y liderazgo a mujeres que buscan, como ella, marcar nuevos caminos sobre el desarrollo personal y profesional.
En su regreso a Guadalajara, Mariana Zaragoza cerró con broche de oro la jornada de networking Empower 360 impulsada por The Wishlist Guadalajara. Memorando cómo inició en el mundo del modelaje a sus 14 años de edad, también expresó los momentos más desafiantes de esta trayectoria y cómo ante las adversidades logró, con apoyo de su familia, recuperar y priorizar su paz emocional.
Players of Life charló con Mariana sobre sus nuevas ambiciones, sus sueños y cómo ha cambiado su perspectiva sobre el éxito.
¿Quién es Mariana Zaragoza? La modelo y actriz tapatía sin miedo al cambio
Prada, Gucci y Chanel han sido algunas de las firmas con las que Mariana forjó su carrera en el modelaje mundial. Y si bien su trayectoria en las pasarelas se caracterizó por su profesionalismo, carisma y elegancia, reconoce que detrás del éxito también cargó con dificultades emocionales que la han animado a compartir su experiencia para priorizar el amor propio y la estabilidad sobre cualquier proyecto.
“Creo que es súper importante que tengamos estos espacios donde abramos diálogo a conocer la historia de vida de las personas. Al final del día, con muchas vivencias nos podemos sentir identificados, con muchas cosas que otras personas han vivido nos pueden dar un poco un norte o un sur de decir, ok, esto es lo que estoy viviendo, así me estoy sintiendo, así se sintió esa persona, no soy la única, no estoy loca y puedo buscar ayuda, puedo vivir mejor”.
Sobre cómo los “estándares” de belleza van cambiando y cómo ella en algún momento se vio impactada por la presión de cumplir con estos cánones, Mariana reflexiona sobre cómo las figuras públicas también cada vez más son más conscientes sobre el mensaje que proyectan en la actualidad, en donde las redes sociales ahora juegan un papel importante para conectar con el público.
“Me dejó muchas cosas que quiero tener en mi vida y me enseñó muchas otras que no quiero tener. Me dio mucha conciencia de la responsabilidad social que tengo al ser una figura pública y de lo que yo quiero comunicar, de lo que yo quiero representar.
Creo que conforme ha pasado el tiempo, y ahora 10 años después de que empecé a trabajar, estoy especialmente consciente de esta responsabilidad y especialmente de este poder que tengo sobre lo que quiero comunicar y lo que quiero decir, lo que quiero que la gente sepa de mí más allá de mi carrera profesional como actriz o modelo”.
Una visión que persiste
Mariana recuerda siempre con cariño cómo el destino la llevó sorpresivamente a adentrarse al mundo del modelaje al recibir la invitación por parte de una agencia mientras compraba un café en una plaza comercial. No obstante, también memora que desde niña siempre tuvo esa inquietud de emprender por su propia cuenta. Ese espíritu empresarial se ha manifestado de diversas formas a la par de su brillo en los desfiles y ahora en los sets de filmación.
“De niña siempre tuve mucha inquietud con el tema de la actuación, que hace algo con lo que estoy horita trabajamos mucho. Pero la realidad de las cosas es que pues tú puedes soñar con ser actor, soñar con ser astronauta, y si no tienes quien te diga a dónde hacerte, es muy difícil que lo puedas tomar como una carrera. También siempre fui muy buena para los números, para los negocios. Yo tenía negocios de todo, vendía de todo, tenía máquinas de chicles y hoy en día todavía tengo mis máquinas, vendía borradores, hacía rifas, bicicletas. Yo vendía a lo que pudiera”.
El mundo de la gastronomía también fue un nicho que exploró con la apertura de su restaurante Limoneta. Aunque este proyecto cerró ante los compromisos que le implicaban sus otras facetas, Mariana no quita el dedo del renglón de aún día retomarlo y avanzar, a la par con otros emprendimientos que ha hecho aprovechando su amplia experiencia en el mundo de la moda.
Forjar un nuevo camino
Decidida a marcar su propio estilo en el mundo de la actuación, Mariana señala que la experiencia de sus primeros proyectos la alientan seguir tocando puertas.
“Ha sido todo un proceso, fue como empezar de 0. Parece que son carreras muy iguales, pero realmente son totalmente distintas, industrias totalmente ajenas. Para mí era muy importante primero prepararme, entonces estudié durante varios años, quería asegurarme de entender a lo que me estaba metiendo, probar este punto que no nada más lo estaba haciendo por continuar en algo parecido a lo que hacía, que sí era algo que me llamaba la atención, que sí era algo que me estaba tomando en serio. Me aseguré tener una formación de la cual yo me sintiera con confianza de pararme en un en un set de trabajo y no estarle faltando el respeto a nadie más de los que sí han tenido esta formación. Creo que lo más importante al escoger tener cualquier carrera es pues darle el respeto que se merece”.