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noviembre 19, 2024

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Mánna Boulangerie: la magia de hornear un sueño

Paulina Fernández y Manuel López han encontrado en la panadería un nuevo enfoque en su vida: Mánna Boulangerie. ¡Conoce su historia!

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Mánna Boulangerie

Paulina Fernández contestó con un firme sí cuando le cuestionaron si estaba dispuesta a convertirse en panadera y poner “en pausa”, quizá, lo que había estudiado en el Tec de Monterrey.

Sin saber absolutamente nada de panadería, Paulina Fernández confió en su instinto y hoy comanda Mánna Boulangerie, panadería que progresivamente se ha ganado un prestigio especial en la metrópoli tapatía.

Paulina Fernández no está sola en este camino. En el proceso se han sumado sus padres, familia, amigos y Manuel López, quien siendo entonces su pareja, ahora no es solo su esposo, sino su socio, alguien que también decidió dejar la vida de oficina y sus labores en logística para adentrarse al negocio del pan.

“Para emprender tienes que estar súper casado con tu proyecto, producto o lo que estés ofreciendo, tienes que estar entregado. Creo que es la cosa más difícil, tienes muchísimos retos. Yo aprendí a hacer pan, pero qué hay con las otras áreas: cómo vender, cómo administro, qué compro, cómo contrato personal”.
“Todos los días tienes, de alguna manera, que lograr, con la ayuda de lo que tienes alrededor, ir resolviendo poco a poco. Esto lo convierte en una experiencia de muchos retos todos los días”.

Si algo distingue a Paulina y Manuel como emprendedores, es que han pasado por todos los puestos de lo que hoy da forma a Mánna Boulangerie como un negocio con fondo y forma. Antes de siquiera ser jefes, sus propios jefes, amasaron, empaquetaron y fueron puerta por puerta y crucero por crucero para dar a conocer el sabor de sus panes.

“Empezamos haciendo panes chiquitos, nos íbamos a las plazas, Manuel vendía en su oficina, hasta en un semáforo, con los vecinos. No teníamos un plan, pero convencidos del proyecto. Nos enamoramos del pan, de hacer un buen pan”.

Sobre salir con un sabor y experiencia propia, el inicio de Boulangerie

Entre risas y anécdotas que evidencian la gran química entre Manuel y Paulina, ambos emprendedores también reflexionan sobre lo que ha implicado este camino.

¿Qué tan fácil es iniciar una panadería y ganarse un lugar en el mercado? De acuerdo a la Secretaría de Economía de México, en la rama industrial dedicada a la elaboración de productos de panadería y tortillas, en 2022 se registraron 80,166 unidades económicas en este sector.

A nivel nacional hay 3 entidades principales con mayor movimiento en este ramo: Estado de México, Oaxaca y Puebla.

En el caso de Jalisco, reportes de 2018 de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora (CANAINPA), indicaron tener en el radar a 2 mil 704 establecimientos o unidades de negocio relacionados a la elaboración de pan y productos de panadería.

A esto se suma que históricamente, países como Francia, Canadá e Italia, han traído a México negocios en este rubro, aumentando la competitividad tanto en emprendedores como en empresas con tradición.

La decisión está en el consumidor final, en la tradición “panadera” que tiene cada individuo. ¿Por qué compras pan? ¿Por prestigio de marca, sabor o porque tu familia te inculcó ir a la tiendita de la esquina?

Más allá de los estudios y análisis que Mánna Boulangerie hace para estar en vanguardia en el mercado, Paulina y Manuel también vierten sus esfuerzos más puntos: la experiencia con el cliente y la calidad de sus productos.

Además, antes de tener su tienda en Solares, esta pareja aprovechó los retos de la pandemia haciendo de los envíos a domicilio la clave para el crecimiento de Mánna en sus primeros años de vida.

“Cuando Paulina quería abrir un local, justo llegó la pandemia. Nos esperamos y Mánna creció muchísimo con entregas a domicilio, era idóneo el mercado. Así mucha gente nos conoció”.

París, el detonante

Paulina, egresando a la carrera, se movilizó a Ciudad de México laborando en la rama editorial. Aunque todo parecía ir bien, algo faltaba, “quería explorar algo diferente”.

Buscando en internet, llegó la eureka que buscaba: el anuncio de un curso de panadería en Francia, que sin saberlo, sería un cambio radical en su vida y la semilla inicial de Mánna Boulangerie.

“Me aventé y renuncié”. Para esta decisión Paulina estuvo a contrarreloj para su visa, organizar su viaje y hacer malabares para que el curso, que ya estaba cerrado, la aceptara. El universo y sus ganas de vivir una nueva aventura se alinearon y todo salió a la perfección para llegar a Le Cordon Bleu.

“Desde que llegué, desde el primer día del curso, descubrí una pasión increíble en mí. Mi mamá de toda la ha vida ha sido de cocinar, vi esa parte en ella, pero nunca me metí yo a esto. Era algo que veía y que de alguna manera me llamaba como para haber tomado esta decisión”.
“Con los primeros panes que hice estaba enamorada. Le hablé a mis papás y les dije que iba a ser panadera. Fue una experiencia bien padre, fue literalmente el primer contacto que tuve con esta labor”.

¿Cómo empezar? Confiar, creer y emprender

Paulina no tenía idea de cómo iniciar su emprendimiento. Regresó de Francia y sin saber de precios, mercado o cualquier otro factor que ayude a iniciar un negocio, junto con su mamá Gaby se lanzó a la exposición de panadería de Ciudad de México y confiada de lo que su instinto le indicaba, regresó con sus primeros artilugios para comenzar su producción casera.

“Aprendí hacer pan en Francia, pero no tenía idea de maquinaría, de nada, porque no era de este medio, venía de algo diferente. Estuve 3 días caminando, no tenía idea de lo que necesitaba comprar, ni del nivel de inversión”.

El destino, una vez más poniendo las fichas en su lugar, la conectó con un proveedor que, en esta ruta de coincidencias, resultó ser de Guadalajara y un aliado que se mantiene a la fecha con Mánna Boulangerie.

A la par, Manuel, con la oferta nueva de un trabajo a un más demandante, apostó por acompañar con Paulina y progresivamente adentrarse a la panadería, aunque esos primeros pasos implicaran también un desafío económico tanto personal como para el emprendimiento.

“Antes horneábamos 3 veces por semana, martes, jueves y viernes, todo por pedido, yo entregaba los panes esos días. Era una friega, coordinar pedidos o fechas fuertes como Rosca de Reyes o Pan de Muerto. Éramos entonces 3 personas, era muy complicado”, recuerda Manuel.

Más allá del pan

Al ir conformando su equipo e ir profesionalizando su negocio y producto, Paulina tuvo que aprender no solo sobre hornos y masas. ¿Cómo asignar el precio de tu producto cuando en la tiendita hay panes de 5 pesos? La calidad y sabor, la gran diferencia.

Después, también analizar cómo lograr que tu pan llegue a más lugares ante el crecimiento de pedidos, contratar o no más personal, cómo adecuar un espacio de trabajo óptimo para el nivel de producción. Paulina y Manuel aprendieron sobre la marcha a responsabilizarse del negocio.

“Los primeros años yo fui la que hice el pan a las 2 de la mañana con mi mamá, solas. Mi vida social, hasta en mi personalidad fue un cambio radical, estaba cansada, porque este trabajo es muy físico.

Otro factor clave para que Mánna consolidara su propósito fue definir su ADN, su diferencia ante otras ofertas.

“El comentario más recurrente que salía de los clientes era ¿por qué sabe tan rico el pan?’ Nos dimos cuenta que el pan del día, que es lo que vendemos siempre, y los ingredientes de calidad, era la clave. Era una panadería real, la panadería de antes, era muy artesanal.

La gente compra hoy un pan con nosotros, lo prueba una semana después y sabe exactamente igual, rico. El diferenciador que buscamos en Mánna Boulangerie es la calidad”.

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