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noviembre 2, 2024

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La Estancia Gaucha, destinada a la grandeza

Con una historia de 45 años en Guadalajara, La Estancia Gaucha es el restaurante ganador del PRC a la trayectoria. Lorena Masciarelli, hija del fundador, nos cuenta algunas anécdotas sobre este rincón tapatío.

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Lorena Masciarelli, publirrelacionista de La Estancia Gaucha

Hablar de La Estancia Gaucha, en Guadalajara, es referirse a un restaurante tradicional de cortes argentinos, en donde el comensal puede degustar una excelente carne, maridada con un buen vino y rematar la tarde con un capuchino y un postre.

Lorena Masciarelli, publirrelacionista e hija del fundador, Roberto Masciarelli, nos revela el secreto de su éxito.

“No te puedo decir que es un negocio 100 por ciento argentino, porque a mi papá sus amigos le decían: ‘Oye, Roberto, hace falta una salsita, un molcajetito…’. Y él les ponía el molcajetito. Obviamente en Argentina no hay molcajetes ni se preparan salsas picantes. Chimichurri, y se acabó. Son cosas que no se ven allá. ‘Oye, Roberto, unas tortillitas, ¿no?’. Entonces mi papá habló con mi tío (Orlando) y acordaron ofrecer tortillitas hechas a mano, en el momento, que es como saben más rico. ‘Oye, Roberto, unos frijolitos…’”.

Y así, entre risas, Lorena recuerda cómo fue evolucionando la cocina de La Estancia Gaucha.

“Aparte, como decía él: ‘A donde fueres, haz lo que vieres’. Se trata de darle gusto a los comensales, porque estamos en México, y obviamente nos gusta el chilito, y más en Jalisco, queremos todo salseado, lleno de salsa, así somos… y el limón no puede fallar”. 

Lorena Masciarelli, publirrelacionista e hija del fundador, Roberto Masciarelli

Fotografías: Players of Life Guadalajara / Michelle Freyria

La historia de La Estancia Gaucha: el origen del sabor y tradición

Con esta filosofía de darle al cliente lo que pida, este restaurante, que remite a una estancia o casa de descanso de las pampas argentinas, en las que los gauchos reposaban de sus labores diarias, se fue haciendo del gusto de los exigentes paladares tapatíos.

La historia de este rincón argentino y mexicano, que cuenta con una matriz y una sucursal, se remonta a 1955, cuando don Roberto Masciarelli llegó a Guadalajara para desempeñarse como defensa central de los Rojinegros del Atlas. El jugador, proveniente de Buenos Aires, tuvo paso por otros equipos, como el Zamora, e incluso regresó a su Argentina natal, pero la Perla de Occidente siempre tuvo un lugar en su corazón.

“Mi papá había regresado a Buenos Aires. De hecho, mi hermano Roberto nació allá, en ese tiempo, pero luego le ofrecieron volver como entrenador de fuerzas básicas. Fue el señor Felipe Zetter, en aquella época presidente del club, quien le hizo la propuesta”.

De vuelta en Guadalajara, Masciarelli decidió abrir un restaurante de cortes gruesos. Así nació El Gaucho, antecedente de La Estancia Gaucha, en la calle Libertad, un lugar en donde ahora se ubica otro recinto dedicado a la gastronomía del norte de México.

“Primero le ofrecieron manejar un bar, o algo así. Después abrió un restaurante en Avenida Libertad, que se llamaba El Gaucho. Ahí nacimos muchos de nosotros”, comparte Masciarelli.

Tras esa primera experiencia, don Roberto encontró un socio para abrir La Estancia Gaucha, pero las cosas se torcieron, se quedó sin socio y decidió invitar a su hermano Orlando, quien manejaba una carnicería en Buenos Aires. Así nació la sociedad entre los dos hermanos.

“Él (mi papá) decidió poner un restaurante de carnes gruesas, ya que aquí no se conocía el churrasco, e invitó a mi tío (Orlando), quien manejaba una carnicería allá en Argentina; sabía sobre cortes de carne, por eso lo invitó a participar en el negocio”, expresa Masciarelli.

Una señal divina

Lorena cuenta que su papá estaba buscando señales que le indicaran dónde debía ubicar la sede de su nuevo restaurante. Buscaba algo especial y lo encontró de una manera fortuita.

“Necesitaba un lugar para abrir el negocio y le pedía a Dios una señal para saber dónde. Cuenta que un día pasó por aquí, por la calle Niños Héroes, y vio este lote. Y no solo eso: afuera, en la calle de enfrente, vio un árbol con la forma de Jesucristo. Esa fue la señal que esperaba por parte de Dios. Y yo creo que sí fue una buena señal, para él y para todos, porque aquí seguimos”, comparte Masciarelli.

Ese árbol fue tan especial para don Roberto que buscó por todos los medios mantenerlo en pie, afuera de su restaurante, pero el paso del tiempo terminó por doblegar la voluntad de este emblema de La Estancia Gaucha.

Ya que se inauguró el restaurante, Lorena cuenta una de las anécdotas que más recuerda y tiene que ver con la bendición e inauguración del lugar.

“El día que mi papá inauguró este negocio, vino el padre del templo que está aquí en la esquina (el Santísimo Redentor) a dar la bendición. Ese día habían preparado una carne al horno con papitas, y eso que hacemos nosotros y gusta mucho en la familia. Éramos nada más pura la familia, pero como estaba la puerta abierta, llegaron clientes”.

Aunque Lorena tenía sólo 12 años, tiene muy vivo el recuerdo de ese día. “Cuando mi papá vio entrar a la gente, les dijo: ‘Hoy es el día de la bendición, pero si gustan comer lo que estamos comiendo nosotros, adelante’. Y si, se quedaron, y hasta la fecha siguen viniendo nietos de aquellos primeros comensales.

Sus retos

Así es como La Estancia Gaucha empezó a tener clientes fieles que la han convertido en un referente de la cocina argentina en Guadalajara durante 45 años. Y, desde entonces, Lorena y sus hermanos fueron parte del restaurante, ocupándose de lavar trastes y montar mesas, entre otras ocupaciones.

Mantenerse como uno de los restaurantes argentinos con nivel de excelencia en Guadalajara, en un contexto en el que la oferta se ha diversificado, además de haber vivido la etapa de la pandemia, han sido los retos más fuertes que La Estancia Gaucha ha enfrentado desde su nacimiento.

“Los momentos más críticos se presentaron durante las pandemias, tanto la de influenza como la de COVID, sin duda la más pesada para todos Y no me refiero sólo a quienes formamos parte de La Estancia Gaucha, sino a todos los restauranteros, y, en general, al mundo entero, porque esto trajo consigo una crisis mundial, algo muy pesado. Considero que apenas… y ya hace tres años y cachito de que enfrentamos esa situación, apenas estamos recuperándonos”.

Presencia en Guadalajara

Con la consolidación del primer restaurante, ubicado en Niños Héroes, y sus respectivas ampliaciones, llegó el momento de pensar en expandir la marca con una sucursal en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, como es la zona financiera de Américas, en Punto Sao Paulo.

“La Estancia… nació de manera muy precaria. El edificio en el que montamos el restaurante no era muy grande: tenía un salón principal, la parte de la terraza y la entrada. Después, con el paso del tiempo, mi papá fue adquiriendo más superficie y abrió más espacios para la comodidad de la gente. Y así hasta la fecha, gracias a Dios”, comparte Lorena.

En cuanto al tema de la sucursal, se trataba de modernizar el concepto y acercarse a un público más joven, un sueño que don Roberto vio cumplido.

“Mi papá dudaba mucho respecto a abrir o no una sucursal, hasta que se le presentó la oportunidad, y pensó que podría hacer algo con un enfoque más moderno, para gente más joven, ubicado en el área más comercial de Guadalajara. Fue así como nació la idea de ampliar el negocio. Mi papá todavía alcanzó la inauguración, pero falleció un mes después, exactamente. A pesar de todo, estaba muy contento de haber abierto esa sucursal, le gustó mucho, así que se fue con el gusto de ver otro negocio en marcha, con una idea más moderna, enfocado a gente más joven”, concluye la hija del fundador.

Un rincón para la fama

Para todos aquellos que visitan La Estancia Gaucha es inevitable no fijarse en la gran cantidad de fotografías de famosos que alguna vez –o muchas– pisaron este pequeño rincón argentino para degustar una deliciosa comida.

Guillermo del Toro, Rubén Blades, Vicente Fernández, Ricardo Arjona, Julio César Chávez, entre varios más, se encuentran inmortalizados en retratos con sus respectivas firmas.

“Empezaron a llegar muchos artistas. El padre de mis hijos era fotógrafo, y se le ocurrió la idea de sacar fotos para exhibirlas con una dedicatoria del artista. Algunas de ellas han sido renovadas, porque la calidad se va perdiendo.

No me acuerdo quién fue el primero, pero en algún momento han estado por ahí Valeria Lynch, Ricardo Arjona, Libertad Lamarque, Mijares, Lucerito de niña, Yuri… todos ellos llegaron a venir, los traían sus representantes a comer, y a veces se quedaban también a cenar, porque solíamos extendernos en la plática. Hubo ocasiones en que daba la hora en que salía el personal, y sólo se quedaba un mesero para seguir atendiéndolos hasta que se quisieran ir. También estuvo aquí Alberto Cortez, que era muy amigo de mi papá y de mi tío, obviamente”, mencionó.

Pero, sean famosos o no, los clientes que acuden a La Estancia Gaucha se encuentran con un trato inmejorable que los hace regresar y disfrutar siempre de una comida deliciosa. Es por ello que, en nuestro especial Player’s Restaurant Choice, elegimos este rincón de Argentina en Guadalajara como el mejor por su trayectoria.

Voz de la experiencia: la perspectiva de Lorena Masciarelli
  • “Da gusto ver que, con el paso de los años, siguen viniendo nuestros clientes de siempre, a veces ya con hijos, nietos… somos parte de una tradición familiar”.
  • “Es un restaurante tan bendecido que hemos podido soportar pandemias y todo tipo de adversidades”.
  • “Nosotros no queremos cambiar ni modernizarnos tanto, porque somos un restaurante de tradición, un restaurante para hacer negocios, por lo que viene mucha gente mayor”.
  • “Me siento muy orgullosa de saber que han reconocido los esfuerzos de los principales accionistas, de la gente que abrió el negocio, como mi papá, mi mamá, mi tío Orlando y su esposa Gladys. Que se reconozca que tenemos muchos años en el mercado”.

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