Guillermo Gutiérrez Zetina Díez de Sollano es un hombre de múltiples facetas: empresario, filántropo y amante del futbol. A lo largo de su vida, ha combinado sus habilidades en ventas y administración con una profunda vocación por el servicio social.
Formado en Mercadotecnia por la Universidad Panamericana, ha sido un miembro clave en diversas organizaciones, destacando su labor como ex presidente y miembro del Consejo Directivo del Organismo de Nutrición Infantil (ONI).
Gutiérrez Zetina se describe como una persona agradecida con su alma mater a la que ingresó gracias a una beca deportiva.
“Yo soy administrador en Mercadotecnia por la Universidad Panamericana, a la cual estoy muy agradecido, porque la verdad es que me buscaron por el futbol”, comenta, destacando cómo su amor por este deporte le abrió puertas académicas y profesionales.
La institución no solo le permitió estudiar, sino que también le ofreció un primer trabajo en el área de relaciones públicas, donde comenzó a descubrir su pasión por los negocios.
“Ahí me di cuenta que me gustaba mucho el tema de las ventas”, recuerda Gutiérrez Zetina, quien estuvo en relaciones públicas de la universidad.
Su habilidad para vender y su enfoque en la calidad pronto se convirtieron en una de sus principales características. Durante sus primeros años en la universidad, él ayudaba a atraer a estudiantes a una institución que, en aquel entonces, competía con universidades más grandes y mejor equipadas.
"Nosotros lo que vendemos (en ese tiempo) es calidad académica, buscamos calidad en el profesorado que te dé lo mejor en cuestión de conocimientos y te prepare en la vida profesional".
El sector inmobiliario
Al concluir sus estudios, Gutiérrez Zetina decidió unirse a su hermano Gerardo en el negocio inmobiliario, una industria en la que ya llevan más de 30 años. Su empresa, especializada en terrenos para grandes desarrolladores y en viviendas de lujo, se ha destacado por su enfoque discreto y selectivo.
“Estamos muy enfocados en el tema de terrenos para grandes desarrolladores (…) en luxury homes, pero más a puerta cerrada”.
El negocio ha crecido bajo la dirección de los hermanos Gutiérrez Zetina, quienes se han mantenido involucrados en asociaciones y gremios relacionados con la industria.
Guillermo, en particular, ha sido consejero tanto a nivel local como nacional en la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI). Su participación en la Comisión de Honor y Justicia de la asociación le permitió mediar en controversias a nivel nacional, lo que le otorgó una visión aún más amplia del sector.
Guillermo Gutiérrez Zetina, con legado filantrópico
La inclinación de Gutiérrez Zetina hacia la filantropía proviene de una tradición familiar que ha marcado profundamente su vida. Su abuelo materno fue uno de los fundadores del Organismo de Nutrición Infantil (ONI), una organización dedicada a combatir la malnutrición infantil en México. Esta influencia familiar, junto con el ejemplo de su abuela, quien también fue una de las primeras organizadoras de Cáritas en Guadalajara, sembró en él un compromiso por ayudar a los más necesitados.
“Literalmente mamamos esa vocación filantrópica. Nos llevaban a la planta de producción y había bolis (…) llegabas ahí a ayudar y luego te echabas tu boli para recargar energía”, recuerda con nostalgia Gutiérrez Zetina, refiriéndose a sus primeras experiencias en el ONI.
A lo largo de los años, ha seguido los pasos de su familia, dedicándose a la causa del ONI.
“Estamos muy contentos porque logramos que más miembros de la familia se sumaran”, afirma.
Una de las razones por las que Gutiérrez Zetina decidió involucrarse profundamente en el ONI fue su interés por la nutrición infantil. Para él, la malnutrición en la primera infancia es el origen de muchos de los problemas sociales que enfrentamos hoy en día.
“La pobreza, los problemas de educación e inseguridad, etcétera, vienen en principio por un tema de falta de nutrición”.
Explica que los primeros seis años de vida son fundamentales para el desarrollo del cerebro humano, y que si no se atiende adecuadamente esta etapa, las consecuencias pueden ser irreversibles.
El ONI atiende anualmente a más de 5 mil niñas y niños, proporcionándoles alimentos y una oportunidad para desarrollarse plenamente. Sin embargo, Gutiérrez Zetina no se engaña: sabe que aún queda mucho por hacer.
"Atendemos a 5 mil, pero hay más de 80 mil en el Estado con problemas de malnutrición", lamenta.
A lo largo de su experiencia en el ONI, Gutiérrez Zetina ha enfrentado numerosos desafíos, desde la falta de recursos hasta las barreras ideológicas y culturales en las comunidades que atienden. Explica que uno de los principales obstáculos es la falta de conciencia sobre la importancia de una buena nutrición.
“Desgraciadamente, vivimos en una sociedad que nos educa para ser egoístas, para pensar solo en el beneficio personal”, reflexiona.
Él también señala que muchas veces la malnutrición no se percibe como un problema grave porque no siempre se asocia con la desnutrición visible.
“Tenemos un problema fuertísimo ahorita de obesidad, por ejemplo”, explica, “el hecho de que un niño se vea más gordito no significa que esté bien alimentado”.
Además, destaca la importancia de enseñar a las familias a valorar los alimentos que reciben a través del programa del ONI, pues, de lo contrario, corren el riesgo de desperdiciarlos. Para garantizar que los alimentos sean apreciados y utilizados correctamente, el ONI pide a las familias una cuota de recuperación simbólica, calculada en función de un estudio socioeconómico.
“El tema es que sientas que lo compraste”, comenta, subrayando la importancia de dar valor a lo que se recibe.
Frase
“Si tú tienes y recibiste ventajas de alguna manera (…) esos conocimientos no son para uno, son para poder generar”. Guillermo Gutiérrez Zetina Díez de Sollano
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