En 1992, James Carville, asesor del entonces candidato presidencial Bill Clinton, definió en pocas palabras la preocupación de toda sociedad: es la economía. Ese mantra pervive 30 años después, mucho más en un entorno cada vez más con menos certezas tras años de crisis de salud y un conflicto bélico que no cesa.
La economía de México no es la excepción. Sometida a presiones inflacionarias durante todo este año y con una recuperación del empleo a cuentagotas, para 2023 se abre una ventana de oportunidad para retomar cifras de desarrollo esperadas y prometidas. El Fondo Monetario Internacional proyecta un crecimiento de 1.2%, mientras que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco de México (Banxico) esperan que el aumento sea de 1.5% y 1.6%, respectivamente. Mientras que el gobierno federal es mucho más optimista y prevé llegar al 3%.
En ese contexto es que Carlos Villaseñor, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Jalisco explica que “2022 ha sido un año clave en materia económica, resultado de la apertura total de las actividades económicas que se habían visto afectadas durante la pandemia; sin embargo y como resultado de la contingencia se generaron retrasos en las cadenas de suministro a nivel mundial y con ello incrementos en el nivel de precios de mercancías y por ende de la inflación, misma que se ha prolongado por el efecto de los energéticos que está causando el conflicto armado en Europa del Este. En ese sentido es muy probable que durante 2023 veamos algunos de los efectos en la actividad económica como resultado de lo que está pasando en este año”.
Al cierre de 2022, las cifras de empleo repuntan de acuerdo al comportamiento y la inercia mostrada en el último trimestre. De acuerdo a los números más recientes del Instituto Mexicano del Seguro Social, con cierre al décimo mes, en el país ya se han creado 997 mil 178 puestos de trabajo, la segunda cifra más alta para un periodo similar. Solo en octubre se abrieron 207 mil 968 puestos formales, con 68.4% permanentes.
Mientras que las proyecciones respecto a la inflación comienzan a ser más halagüeñas, ya que se espera que cierre en 8.5% y el año próximo quede en 4.6%, mucho más manejable para una economía muy abierta el mercado internacional. “Estos datos estarán cambiando de acuerdo al comportamiento del entorno político y económico de México y el mundo. A manera de ejemplo, quedan aún problemas en lo que respecta a la cadena de suministro, los cuales han ido creciendo debido al conflicto entre Rusia y Ucrania, y algunas restricciones sanitarias en Asia. Continuando con el entorno internacional habrá que dar seguimiento a lo que suceda con los cambios en Reino Unido, la actividad económica de Asia y una posible ralentización de la economía de los Estados Unidos”, ahonda Villaseñor.
En ese contexto, Salvador Carrillo García, politólogo y profesor investigador de la Universidad de Guadalajara, ve como riesgo para la economía nacional, tan atada a los vaivenes de su vecino del norte, “la negociación de T-MEC en materia energética será la más importante. Ya no se trata de cuántos recursos tenemos y la capacidad que tenemos para extraerlos y explotarlos, sino de dónde y para qué hacerlo”.
Esa relación intrínseca de socios comerciales en constante tensión tendrá un efecto para el país, de acuerdo al presidente de la Coparmex en Jalisco. “Por el lado de la demanda habrá que seguir el comportamiento de las exportaciones por la relevancia de la relación comercial que se tiene con los Estados Unidos, así como lo que pudiera suceder con las remesas las cuales han sido una importante fuente de ingresos para el país”.
POLÍTICA, EL ELEFANTE EN LA HABITACIÓN
La economía nacional y la política corre por vías paralelas. Las acciones de los tomadores de decisiones inciden en los indicadores monetarios. Y en México, la política es la charla de todos los días. Con elecciones locales en Coahuila y el Estado de México y la definición de candidaturas rumbo a 2024, el panorama para muchos funcionarios pinta para dejar su cargo y las políticas públicas de sus gobiernos sin concluir.
“En la parte nacional la actividad legislativa ha sido un factor de riesgo a la operatividad de las empresas, por lo que monitorear lo que suceda en el legislativo federal, la vigilancia de los organismos autónomos, las acciones de política pública que se emprendan por parte del gobierno federal y el desarrollo de las consultas energéticas, serán claves en el desempeño de las empresas”, es lo que ve Carlos Villaseñor respecto al escenario político en 2023.
Carrillo García explica que en esa materia “podríamos ver los últimos meses de las gestiones de gobernantes que buscarán un cargo de elección. La urgencia de mostrar logros ya se hará necesaria después de años de acciones de poco impacto. También pueden venir los ataques y descalificaciones. De polarización. Mucho de esto será definido y permitido por la reforma electoral que está por discutirse y de la que debemos estar atentos”.
Mientras que la incesante búsqueda por la candidatura presidencial se convertirá en el tema persistente del que se hable. Cada acción o propuesta de los interesados en sentarse en la silla del águila será monitoreada por los mercados de forma puntual.
El especialista en Gestión de gobierno locales, José Cantú, señala que ya “nos encontramos ante un escenario político adelantado, único en su especie, donde vinieron a quebrarse muchas de las inercias del sistema. Dicho fenómeno en nuestro país trastoca todos los ámbitos, pero tiene una manifestación más profunda en el contexto económico. Por más que nos esmeramos en cubrir al elefante en la habitación, es innegable nuestra cruz pues la influencia de este factor también resulta determinante para el contexto político y social”.
2023 pinta para ser un año retador, pero también de oportunidades por lo que monitorear lo que suceda en el entorno político y económico serán determinante, siendo necesario que se adopten estrategias que fortalezcan la confianza empresarial que permita crear las condiciones necesarias para el desarrollo económico del país”
Carlos Villaseñor, presidente de Coparmex
EL AÑO DE LA EXPECTATIVA
Con ese escenario, empresarios y especialistas ven un escenario complejo pero positivo en su mayoría. Las cifras de creación de empleo son alentadoras para la industria. Solo el sector de transportes, castigado durante la pandemia, ha tenido un repunte de 8% respecto al año pasado. Mientras que los sectores de la construcción y servicios, también muy golpeados en años previos, ya muestran signos de recuperación al crecer en 6% y 7%, respectivamente.
Carlos Villaseñor visualiza ventanas de oportunidad “que pudieran ser tomadas tanto por los gobiernos como por las empresas, destacando la relocalización de los centros de producción, así como la apertura económica de sectores clave para la economía como lo es el turismo tradicional y de negocios, los eventos masivos y convenciones”.
Ese futuro a la vuelta de la esquina es descrito como el año de la expectativa por Salvador Carrillo al explicar que “ya pasamos por un largo periodo de incertidumbre, de parálisis causada por el miedo que todos tuvimos que amortiguar con cautela. Ahora tocará hacernos de nuevo responsables de lo que queremos porque domamos un pasado lleno de temor y del que aprenderemos mucho para poder asimilarlo. 2023 puede ser el año del riesgo de afrontar, nuevamente, que lo que sea que hagamos será nuestra responsabilidad”.
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CLAVES
- 1.5% son las expectativas de crecimiento del PIB para 2023
- 8 billones 299 mil 647 millones de pesos gobierno federal prevé gastar el año siguiente
- 850 mil nuevos empleos, tras reajustes, se espera que se generen en 2022
- 4.6% es la inflación esperada para el año siguiente
- 55 de 63 países es México respecto al Índice Mundial de Competitividad
- 51.7% de la población tiene un empleo informal
- 540 mil millones de dólares es la previsión de exportaciones
- 20.8 pesos por dólar es lo que prevé el gobierno
